Nos ha pasado a todos. No tener ni la más mínima idea de lo que nos depara el futuro. Muchas situaciones delicadas pueden torcerse en cualquier momento, o aquello que parecía estable, inestabilizarse.
Es una auténtica agonía estar pensando continuamente. Cuando digo continuamente, es precisamente, continuamente. Desde el alba hasta el ocaso. Todo un tiempo de consciencia, pensando en todo. Tiene sus partes buenas, porque nada se te escapa. Pero por otro lado, puedes colapsar y es cuando todo puede irse a pique.
Intentas adelantarte a todo siempre; predecir el futuro, podemos decir. Y es asombrosamente difícil, porque entra en juego la probabilidad. Que puede ir en tu contra, o a tu favor. O que tenga lugar algo que no creíste probable. Todo, absolutamente todo, es probable.
Ahora, el grueso viene cuando, a partir de esas probabilidades, haces más probabilidades. Las encadenas. No en un papel como una operación matemática, en tu cabeza. “Si pasa esto, entonces seguramente pase esto otro, y si esto otro pasa...".
Y es muy frustrante que algo inesperado tenga lugar, porque tienes que trabajar a toda velocidad para improvisar algo y que salga bien.
Nadie está seguro completamente de nada, y es una verdad como una catedral que, cuando menos lo esperes, la vida te sorprenda con cualquier cosa. De modo que, más te vale estar preparado.
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Relatos y pensamientos de un mortal
Mystery / ThrillerMi válvula de escape a la realidad. Escribo lo que no puedo decir en alto. Presta atención a la lectura, son sabias palabras.