III

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Natasha no había podido dormir desde que habían puesto un pie en el jet. Su mente estaba demasiado activa, pensando en la misión y pensando en ella, aunque no quisiese.

Intentaba no hacerlo, pero a su mente volvía la imagen de Wanda decepcionada. Aquella chica había sufrido demasiado y no quería ser una persona más que le había hecho sentir mal.

No le gustaba tener sentimientos. Solo le servían para sentirse mal y culpable. Quizá era mejor cuando se controlaba y no sentía apenas nada. Se había acercado demasiado a Wanda y tan rápido como se habían hecho cercanas, sus sentimientos empezaron a florecer sin que pudiera evitarlo. Al principio los confundió con dolor de estómago, pues se negaba a sentir algo por ella ni por nadie, pero a eso había que sumarle como se le aceleraba el corazón cuando le tenía cerca, y al final terminó aceptando que la chica le gustaba.

Aunque ni siquiera consideraba que eso estuviese bien, era cinco años mayor que ella. Era como una mentora para ella y no podía simplemente decirle ‹‹Hey Wanda, me gustas.›› porque eso haría difícil las cosas entre ellas. Además no había manera en que ella le gustase de vuelta, y a Natasha Romanoff nadie le rechazaba.

—¿En qué piensas? —La voz de Steve le sacó de sus pensamientos.

El chico estaba sentado enfrente de ella durante el viaje. Estaba reclinado hacia delante apoyado sobre sus rodillas mirándole. Tenía ese aspecto de alerta que siempre mantenía en las misiones. Y siempre atento de que todos estuviesen bien.

—En la misión —respondió ella, desviando de nuevo la dirección de sus pensamientos—. Espero que no nos lleve mucho tiempo.

—Si la base está donde pensamos, será cuestión de un par de días. —En su rostro había una sonrisa amable, que intentaba tranquilizarle. Le conocía bien, eran muchos años juntos—. Y ellos estarán bien.

Él tenía razón era más importante centrarse y preocuparse de la misión que tenían por delante. Wanda estaba segura en la torre.

—Seguro que mejor sin nuestros entrenamientos. —Sonrió ella burlona. Siempre se quejaban porque ella no les daba ni un respiro, ni se lo iba a dar. Steve se rió.

—Estoy seguro de que alguna los echará de menos —La sonrisa juguetona en su rostro solo le confirmó que el chico se refería a la sokoviana.

—¿Qué? —Ella abrió los ojos sorprendida, pero Steve negó riéndose.

—Nada. Llegaremos en un par de horas más —dijo al ver a Natasha pensativa otra vez. Se levantó hacia la cabina de pilotaje y al pasar por su lado le apretó el hombro con afecto.

Se quedó un par de minutos sentada pensando en la castaña, pero al final se puso en pie también, tenía que estirar las piernas y dejar de pensar en situaciones que solo le distraían de su objetivo. Si no iba a dormir era mejor que aprovechase el tiempo de otra forma. Fue hasta la cabina de mandos donde Tony y Steve charlaban sobre el mapa de la zona, extendido en el medio de una pequeña mesa.

Creían que la base era un antiguo internado abandonado hacía unos veinte años. En una zona bastante alejada de la civilización, rodeado por bosque en sus cuatro paredes, perfecto para pasar desapercibidos. SHIELD había registrado movimiento en esa zona al dar con uno de los localizadores que llevaba implementado una de las armas robadas, el resto habían sido desactivados.

Ahora solo podían esperar que estuviesen en lo correcto y la misión saliese como esperaban.

—Aterrizaremos aquí. —Tony inclinado sobre el mapa señaló un punto bastante alejado de la zona, así podrían camuflar el jet y evitar ser vistos—. Continuaremos a pie.

Suero rojo | Wandanat / ScarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora