XIV

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Wanda estaba tumbada en una camilla, con el brazo alargado hacia un lado mientras una aguja conectada a un catéter se encontraba en su brazo extrayendo la sangre en varios tubos. Estaba mirando hacia el techo porque no le gustaban nada ese tipo de pruebas ni nada que tuviera que ver con agujas, pero se había ofrecido a hacerse análisis de sangre para intentar encontrar un antídoto para la subyugación de las viudas e inevitablemente tenía que pasar por eso. Solo quería ayudar en todo lo que fuera posible.

Intentaban encontrar algún componente en su sangre que explicase porque no había sido controlada tras haber sido expuesta al suero rojo. Y de esa forma ver si se podía utilizar para sintetizar un posible antídoto.

Fury les había conseguido todo un equipo completo y multitud de recursos para ello. Había desde científicos al fondo de la sala trabajando con muestras mientras otros estaban sentados frente a ordenadores y tablets. Hasta varios médicos también charlando con Tony y Bruce, y a su lado un par de enfermeros extrayendo sangre y preparando el material médico necesario. Todo era un barullo de personas yendo y viniendo en el edificio.

El rostro de Natasha se hizo lugar en su campo de visión desde arriba, le dio una sonrisa que intentaba tranquilizarle. Notó como su mano se posaba en su rostro y acariciaba su mejilla con suavidad, cerró los ojos ante el contacto.

—Es el último tubo ya —informó Natasha desviando la vista a la enfermera, que cambiaba el tubo del portatubos por otro de color distinto. Sabía que Wanda no soportaba nada relacionado con los médicos y hospitales—. ¿Te duele?

—No. —Negó con la cabeza, aunque sus manos estaban apretadas en puños.

En los labios de Wanda se dibujó un pequeño puchero, que fue imposible para Natasha no besarlo con rapidez. Las mejillas de Wanda se enrojecieron al notar que era la primera vez que le besaba en público, aunque podría acostumbrarse a eso.

—Hay más lugares para besarse, ¿sabéis? —Se quejó Yelena, aunque solo lo hacía para molestarles—. Es mi turno —dijo esta vez dirigiéndose a la enfermera.

Se quedó tan concentrada en la pelirroja que ni siquiera se dio cuenta de cuando la enfermera retiró la aguja de su brazo y le ponía una gasa con esparadrapo en su lugar. Aquella era la influencia que tenía Natasha en ella, cuando aparecía todo a su alrededor desaparecía.

—Envidiosa. —Wanda le sacó la lengua mientras se incorporaba en la camilla, aunque sus mejillas estaban calientes—. Vete tú a buscar a Kate.

—Oh, cállate, Maximoff —dijo Yelena de forma amenazadora, aunque se había ruborizado—. No empieces otra vez con que me gusta.

—Claro, es que no te gusta, por eso no paras de escribirte mensajes con ella.

Yelena le miró abriendo los ojos, preguntándole silenciosamente como sabía eso ella. Los colores habían subido a sus mejillas. Natasha miraba a su hermana con curiosidad y una sonrisa ladina, encantada de tener nueva información para burlarse de ella.

—Es mi amiga también. —Se encogió de hombros—. Hablamos de cosas, ya sabes. Además tú eres muy obvia también.

Yelena se apuntó a sí misma con un dedo haciéndose la inocente y Wanda asintió elevando las cejas.

—¿Así qué tú y Bishop? —Molestó Natasha alzando una ceja.

—Vale, vale, dejadme en paz —se quejó levantando los brazos mientras se alejaba y las dos chicas se reían.

—Ya hablaremos tú y yo —le dijo Natasha intentando no reírse.

Yelena se giró aún con las mejillas de un color rojizo y le sacó el dedo del medio a su hermana.

Suero rojo | Wandanat / ScarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora