IX

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Cuando abrió los ojos se encontró a oscuras y sola, con la sangre seca pegada al rostro. Se incorporó en el suelo frio donde estaba tumbada. Todo a su alrededor le daba vueltas y tuvo que recostarse contra la pared. No sabía cuánto tiempo había pasado inconsciente, pero ya no le dolían los pulmones al respirar, aunque sintió el agobio en su pecho por la última sensación que recordaba.

Su primer pensamiento fue que Natasha era la que le había hecho eso. Se tocó el cuello con las manos temblorosas, tenía la zona adolorida y caliente, recordándole que aquello había sido real y no un producto de su imaginación. Ella estaba allí. Estaba siendo controlada y había estado a punto de matarle, y ni siquiera eso le preocupaba tanto como sacarle de allí.

Entonces sus dedos tocaron sangre seca en un punto muy concreto de su cuello. Frunció el ceño sin entender de qué era hasta que ató cabos de que habían intentado pincharle a ella también, inyectarle aquella cosa que estaban usando para inhibir a las viudas a su antojo. Pero ella se sentía bien, era consciente de todo lo que le rodeaba y su cuerpo respondía como ella quería, aunque se notaba con el cuerpo pesado. Estaba segura de que de alguna forma aquello debía de no haber funcionado en ella.

Dreykov no pararía nunca para tener el control completo mediante viudas. Tenían que detenerlo cuanto antes, con ella no había funcionado pero lo hacía con miles de niñas desprotegidas.

Agotada y adolorida por las heridas se puso de pie, pero lo hizo con seguridad pensando en sus compañeros. Palpó las paredes a su alrededor en la oscuridad, en un intento por descubrir donde se encontraba. Estaba en una sala de pequeñas dimensiones, de frías paredes de hormigón y lo único distinto era una puerta de metal. No había nada más allí.

Extendió sus manos, esperando la luz escarlata bailando entre sus dedos. Pero nada ocurrió, todo seguía a oscuras.

Intentó con todas sus fuerzas que de sus manos salieran sus poderes, pero después de intentarlo varias veces y no lograr nada, dedujo que debía de estar en una cámara de contención o algo así.

Por su pecho empezó a correr el pánico. No le gustaban los espacios cerrados y mucho menos no tener sus poderes con ella. Esa situación le hacía sentirse insegura y temerosa, pero no iba a rendirse. No podía. Tenía que sacar a Natasha de allí y nadie iba a impedírselo. Tenía que mantenerse firme, a pesar del agobio y el pánico que estar encerrada le provocaba.

Se apoyó con la cabeza contra la puerta y respiró con toda la calma que pudo, pegó las manos a esta y se concentró en aparecer sus poderes para derribarla. Pero otra vez, nada ocurrió. Sus poderes no respondían.

Tenía que haber otra manera de salir de allí. Aquel incidente no podía apartarle de su objetivo, no iba a permitirlo. Un gritó escapó de sus labios y se lanzó contra la puerta, en un intento de que cediera bajo su peso, pero lo único que consiguió fue lastimar su hombro. Empezó a golpear con sus piernas, una y otra vez. Tras varios minutos, su cuerpo dolía y no había conseguido nada más que dolor.

El agobio le recorría cada parte de su ser. Sus respiraciones eran rápidas y le dolía respirar. Cerró los ojos con fuerza y se deslizó por la pared hasta quedar de rodillas en el suelo. El suelo le arañó las rodillas, pero ni siquiera pareció sentirlo. Sus manos fueron a parar a su cabeza y apretó los ojos con fuerza. Trató de respirar normal, pero de repente todo se escapó de sus manos y empezó a hiperventilar. El pánico inundó todo. Su cabeza y sus pulmones iban a una velocidad demasiado fuerte para su mente. Un gritó estremecedor escapó del fondo de su garganta, desgarrándole hasta lo más profundo de su ser, y lo siguiente que notó fue como una explosión se abría paso en su interior.

Todo quedó iluminado de rojo a su alrededor.

Las fuerzas volvieron a su cuerpo de golpe y cuando volvió a abrir los ojos se encontró rodeada en una estela escarlata. Echó un rápido vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que la puerta había salido volando de sus bisagras y se encontraba al otro lado abollada en el suelo.

Suero rojo | Wandanat / ScarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora