VI

1.5K 119 17
                                    



Se despertó en mitad de la noche. Temblando y su cuerpo estaba cubierto por una capa de sudor. Había tenido una pesadilla horrible, tan real que casi se le escapó en un grito el nombre de Natasha al despertarse sobresaltada. Su sueño había estado lleno de sangre y en mitad de aquel desastre rojo brillante se encontraba el cuerpo de la pelirroja. Ella intentaba correr a ayudarle, pero por mucho que sus piernas ganaban velocidad con cada paso, Natasha parecía estar más lejos mientras un último grito ahogado escapaba de sus labios. Ella intentaba alcanzarle con sus dedos, pero nunca llegaba.

Se incorporó en la cama de golpe, nerviosa. Se pasó las manos por la cara, húmeda por el sudor, a medida de que su respiración se iba normalizando. Tardó varios segundos más en relajar los latidos de su corazón.

En momentos como aquel siempre echaba de menos a su hermano, Pietro. Él siempre había estado ahí para calmar sus pesadillas y abrazarle fuerte mientras le decía que todo iba a estar bien. Pero ahora él no estaba y nada estaba bien.

Había pasado una semana desde que habían vuelto de la misión. Una semana desde que Natasha no había vuelto de ella. Y la ansiedad le carcomía por dentro al pensar en lo que estarían haciendo con ella o en lo que le estarían obligando a hacer. Se sentía horrible saber que había vuelto al lugar que tanto daño le había hecho. Sabía que le había costado años perdonarse a sí misma, y ahora volvía a estar allí. No era justo. Y nada era peor que la posibilidad de que pudiese estar muerta a esas alturas.

Aquel recuerdo de estar gritándole a Natasha le seguía atormentando día y noche. No había momento en que cerrara los ojos y no reviviera el momento como si estuviese ocurriendo en ese mismo instante. Su corazón se encogía tanto que dolía, las lágrimas caían sin final, recorriendo sus mejillas, y su respiración se aceleraba tanto que al final sentía que le faltaba el aire, incluso en algún momento había llegado a marearse. Últimamente le costaba controlar sus ataques de pánico.

Le dolía recordarlo. Le jodía haber sido tan impertinente. Pero sobre todo le mataba que aquella hubiese sido su última conversación. Ella ya no estaba y lo último que le había dicho era que no quería verle.

¿Qué pasaba si Natasha se había ido pensando que lo que había dicho era verdad? ¿En qué momento se le había ocurrido decir eso? Si lo único que deseaba era estar a su lado de cualquier manera. Y sobre todo, ¿qué pasaba si Natasha no volvía y todo había sido su culpa por decirle que no quería verle más? ¿Qué pasaba si nunca volvía?

Era una idiota y al final tenía razón, había sido una niñata. Nunca se lo perdonaría.

Todos habían intentado animarle, incluso Clint que no estaba mucho mejor que ella. Esos días lo único que hacía era dar vueltas alrededor de Tony, quien trabajaba para encontrar la posible localización de Natasha, o entrenaba sin parar hasta que se le entumecía el cuerpo y no podía continuar por mucho que lo deseara. Sus poderes se habían descontrolado un poco desde entonces, sobre todo cuando se entrometían pensamientos que no debían, pero conseguía mantenerlos a raya la mayoría del tiempo.

Era su intento de mantener la mente ocupada, o de cualquier otra forma se sentía inútil sabiendo que no estaba haciendo nada por encontrarle. Si por ella fuera recorrería volando cada esquina del mundo, pero le habían prohibido expresamente hacer eso.

Eran altas horas de la madrugada, pero dejó colgar sus pies por el lateral de su cama hasta que tocaron el frio suelo, estremeciéndole. No conseguía dormir y menos teniendo pesadillas. Salió de la habitación sin ningún rumbo fijo, recorrió los pasillos guiada por la luz de la luna que se colaba por las ventanas en medio de la oscuridad, y cuando quiso darse cuenta se encontró parada frente a la habitación de Natasha. Puso la mano en el pomo y antes de girarlo suspiró cerrando los ojos. De alguna forma esperaba con todas sus fuerzas abrir la puerta y que ella se encontrase allí, sentada en su cama con algún libro en sus manos.

Suero rojo | Wandanat / ScarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora