00| Camisa satín azul marino

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OLA BBSITOS K ONDA. Les comento que estoy editando la historia así que los capítulos editados tendrán "|" en vez de ";" antes del título. Van a notar un cambio en el tiempo en el que se narra la historia (nada muy grave, no se fijen jej) y las comillas serán cambiadas por guiones.

Esto con el fin de presentarles más calidad a la hora de leer.

El problema es que voy a perder todos los comentarios y eso me duele, así que, si pueden, comenten por favorcito unu

GRACIAS

(este mensaje se borrará cuando se concluya la edición de todos los capítulos)



Jungkook


 Es la noche lluviosa de 18 de Julio cuando conozco a Taehyung.

No llevo mucho tiempo en la fiesta familiar que celebra el cumpleaños de uno de los tíos de mi esposa; apenas han pasado un par de horas. Aun así, siento que el pesado aire me asfixia. Después de siete meses casado con Merin, aún no logro acostumbrarme a la extravagancia de su familia.

Hay mucha gente, más de la que pensé. El lugar está infestado de familiares y amigos de familiares; decoraciones ostentosas y música instrumental exasperante. Me palpita la cabeza. La siento pesada como si tuviera una roca colgando de ella. Deseo cerrar los ojos y perderme en el sueño. No lo hago.

Me levanto de la mesa cuando Merin se ofrece a ir por más bebidas. Insinúo ir con ella, pero se niega. Entiendo que es una excusa para perderse en pláticas con sus conocidos. No la culpo; el que yo sea retraído y poco social con su familia la ata a estar sentada conmigo sin entablar conversación con personas que no se acerquen directamente a nosotros para saludar. Suspiro. Pienso en que actúo como un inmaduro, sin embargo, es cierto que nunca le he pedido a Merin que se quede conmigo, lo hace por no dejarme solo, y se lo agradezco cada vez que puedo.

Me quedo de pie y recargo mi peso en el respaldo de mi silla. Sonrío como si ver lo que hace Merin fuera interesante. En realidad, finjo sentirme cómodo y acoplado a esta clase de reuniones. El resto de las personas en la mesa me ignoran; hablan entre ellos. Pocas veces alguien en esta familia se acerca a mí con la intención de integrarme. No es algo que me quite la paz, pero veo en Merin un ápice de lástima cuando me quedo solo pensando en nada.

Antes de Merin mi vida fue todo lo contrario a la extravagancia. No tuve que sentarme tan derecho siempre. Aunque nadie me lo dijo, sí sentí miradas sobre mí cuando curvaba la espalda, por lo que me obligué a corregir mi postura. También rechacé cada tipo de alcohol que se me fue ofrecido, y fingí no saber mucho del tema cuando se me preguntaron mis opiniones sobre la política, la religión y la moral.

Aprieto los labios y afilo la mirada. Estar de pie me marea. Lo que más me llama la atención de las fiestas y reuniones de la familia Kim, o sea la familia de Merin, es la iluminación peculiar amarilla que abunda las paredes de cada casa y salón que les pertenece. Las personas, el olor, la música: todo es de ese extraño color amarillo. Parecen querer aparentar cierta calidez, pero yo no siento que se logre. Más bien, ensucian el ambiente de una pesada energía a la que uno se debe acostumbrar para no sentirse incómodo.

Saco mi teléfono del bolso de mi pantalón y veo la hora. Luego lo guardo y busco mi bebida para perder el tiempo en algo, a ver si de algún modo logro que la próxima vez que revise la hora haya pasado más tiempo. Recuerdo que Merin se llevó mi vaso. Susurro una maldición y la persona a lado de mí me mira raro. Me giro de nuevo al salón y veo la hora otra vez. Sólo pasó un minuto.

clámame, vehemencia [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora