10; Vehemente

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Jungkook


     Compramos una mesa nueva después de que la pata de la antigua se volvió a romper. Merin la eligió sencilla, a diferencia de la otra, que estaba tallada con detalles y símbolos. No quedaba con las sillas de la mesa antigua, pero Merin insistió en no cambiarlas.

Escuché otra vez el sonido de la nevera funcionando. Me ponía nervioso, como el pitido que escucha uno después de un golpe, o de una mala noticia. También estaba el sonido de la gotera en el lavado, que se había unido después de que arruiné la llave de paso intentando rellenar recipientes para volver a poner cubos de hielo.

Estaba sentado en la mesa viendo de lejos las gotas del lavabo caer. Caía una cada segundo, y me contaban el tiempo. El tiempo que tardaría en despegarles la vista, en salir de la horrible cocina que teníamos, en resolver el problema de la gotera, cambiar la lámpara de la cocina, comprar sillas nuevas, y un refrigerador que no suene cuando está en función y que no tenga dispensador de cubitos de hielo. 

Le estaba contando los segundos a las gotas, y ellas a mí me contaban el tiempo que tardaría en aceptar que algo estaba cambiando en mi vida. Algo que me había hecho darme cuenta del color de la luz en los lugares a los que iba, del sonido de la nevera, de la irrelevancia de los saludos, y de que no sabía si amaba a mi esposa.

"Jungkook" Merin fue quien me llamó. Estaba sentada a mi lado, haciendo apuntes de cuentas en una pequeña libreta. "¿Me estás escuchando?"

Giré a verla, y negué. "Lo siento, ¿qué estabas diciendo?"

"Tenemos nuevos vecinos" dijo, alzando la cabeza para asomarse por la diminuta ventaba en la cocina. "Parece que no son muy limpios"

Fruncí el ceño y giré hacia la ventana. Los nuevos vecinos estaban bajando muebles de una camioneta nueva. "¿Por qué lo dices?" pregunté.

"Cuando regresé de la tienda, vi heces y huevos de cucarachas incrustadas en la madera de sus muebles. Tenía un olor repugnante" sacudió la cabeza y me volteó a ver "ojalá no nos plaguen la casa con ratas o cucarachas"

No respondí. Me perdí en la hija de los vecinos rascándose la cabeza.

Merin bufó. "¿Qué pasa? Te noto distraído últimamente. ¿Hay algo que te esté perturbando?" preguntó y apretó mi hombro.

Negué. "No, es sólo que ya se acerca el aniversario de la muerte de mi mamá, y ya sabes cómo me pongo en estas fechas"

Ella asintió. "Claro, lo había olvidado. ¿Qué puedo hacer para animarte?"

Sonreí y acaricié su mano en mi hombro. "Mantenerte saludable"

Merin sonrió también y negó. "Tú me mantienes saludable"

Pero a mí la cocina me ponía enfermo.

Merin siguió anotando cosas en su libreta. Eran cosas relacionadas a una fiesta de cumpleaños que me estaban organizando en un salón de sus padres. Una reunión como esas a las que no me gustaba ir, pero ahora dedicada a mí. La idea me revolvía el estómago, pero la señora Kim estaba muy ilusionada con eso, y yo no me iba a negar. 

Al día siguiente en el trabajo, esperé que otro de mis asistentes se retirara y nos dejara solos a Yoongi y a mí para preguntarle si iría a mi fiesta de cumpleaños. Él me preguntó por la fecha, y cuando le respondí, se disculpó diciendo que no estaría en la ciudad en esos días.

"Cierto" recordé "olvidé el permiso que pediste para entonces. Lástima, esperaba que fueran mis amigos"

Yoongi me miró con pena. "En serio me gustaría asistir, Jungkook"

clámame, vehemencia [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora