9- ¿Tú...?

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Mi día no empieza bien.

Diana y yo estamos caminando hacia la escuela porque su auto se rompió. Mi cabeza me mata aún más con cada paso que doy, y Randy no puede ir a la escuela debido a su resfriado.

—Hoy va a ser un día aburrido y horroroso. —digo suspirando y pasando mis manos por mi rostro, rendida.

—Lo sé. —me responde pero sé que algo no anda bien. Me oculta algo.

—Dini, si hay algo que debes contarme, solo dilo. Aquí estoy. No porque esté mal por lo de Luca, no significa que debas ocultar tus cosas.

Tocar el tema de Luca es algo frágil para mí, pero no podía no contárselo a mi mejor amiga. Ella lo sabe todo. No hay algo que le oculté.

—Está bien. Creo que Itzel me va a pedir ser su novia.

—¿Tan rápido? ¿Tú quieres tener una relación seria con ella?

—No lo sé. Hemos salido solo por un mes y no creo estar lista para estar con ella del todo.

—Entonces, si te lo propone, dile que eso. Que aún no estás lista y que deberían pasar más tiempo juntas para conocerse más.

—Gracias, Em, eres la mejor. —me abraza y seguimos caminando hasta llegar a la entrada del instituto.

Al entrar, me dirijo hacia mi casillero para agarrar mis libros. Cuando estoy por irme al salón, veo a la distancia a Luca, y por un momento pienso en que va a venir a intentar arreglar las cosas, pero solo me quedo mirándolo y cuando se voltea a verme, solo se da la vuelta, ignorándome. Me apresuro a irme al baño antes de que alguien pueda notar mi vulnerabilidad.

Luego de calmarme, salgo y voy hasta el aula donde Diana me está esperando. Cuando llego, me siento al lado de la ventana e intento despejar mi mente. El profesor habla y explica pero mis pensamientos solo se abruman más y más por la forma en la que Luca me ha ignorado y ha estado tratándome. Sin disculpas. Sin arrepentimientos. Fui una tonta al pensar que podíamos ser amigos o algo más que eso.

Tonta, tonta, tonta.

-

El día pasa y agradezco que la campana suene. Solo quiero llegar a casa y descansar. Antes de irme caminando con Diana, veo como Luca se va sin mirarme ni acercarse a mí, justo como en la mañana. Antes de poder entristecerme de nuevo, mi celular suena con un mensaje de un número desconocido.

¿Quieres saber por qué te está ignorando? Solo veme hoy dentro de tres horas en el cementerio.

¿A las ocho?

—Em, ¿Qué pasa?

—Ehhh, nada. Solooo —digo, tratando de pensar una excusa—. Fue Daniel diciéndome que no me olvidé de comprar cervezas para él y mi padrastro.

—Ahhh, está bien. ¿Vamos?

—Sí, sí. Vamos.

Luego de llegar a mi casa, dejo las cervezas, que tuve que comprar para que Diana no sospechara, sobre la mesa. Veo el reloj y observo que falta un buen rato para ir, por lo que decido dormir una buena siesta. Pero cuando me despierto, me levanto sobresaltada esperando que aún no se haya pasado la hora. No porque quisiera saber eso de Luca, sino porque me gustaría saber quién me está escribiendo y mandando notas raras. La intriga me carcome. Gracias a todos los santos, aún falta media hora. Me visto con rapidez ya que me había dormido con la ropa del colegio, y salgo de mi casa fingiendo que voy a reunirme con unos amigos. Gabriel no estuvo de acuerdo pero su, ahora, esposa hizo que me dejara salir aunque sea una hora. Creo que de todos ellos, la que más me cae bien es Tamara.

Me voy caminando ya que el cementerio no está muy lejos. Las calles están desoladas y la vista está oscura por la noche que está poco iluminada por la luna, como si estuviera deprimida. Me abrazo a mí misma. El frío viento roza mis piernas y se posa varias veces en mis brazos. Sabía que debía traerme algo más abrigado. Cuando llego, puedo ver como unos arbustos se mueven a lo lejos.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —pregunto sin respuesta alguna.

Me adentro más y puedo sentir como mi cuerpo se llena de escalofríos. El lugar no me trae buenos recuerdos, y tampoco me da buena espina. Cuando me decido a irme ya que nadie se asoma, una silueta se levanta entre los arbustos y me hace un gesto para que vaya hacia ella. Al llegar, mi cuerpo queda paralizado al darme cuenta de quién era.

Vanessa.

Recuerdo que estos últimos días no la he visto por la escuela. Nadie me estuvo acosando y eso hizo que no la recordará en lo absoluto. Ahora que la veo, su rostro está pálido y su ropa, sucia y con varios rasguños. Estuvo peleando con alguien. ¿Tal vez para escapar?

—¿Vanessa? ¿Tú...? ¿Dónde estabas? No te he visto en días. Me sorprende que tus padres no hayan hecho una denuncia. Nadie ha preguntado por ti. Perdón si he olvidado tu existencia por un tiempo, creo que el no ser acosada ayudo en eso.

—Eso ya no importa, Emily. —dice sin insultarme. Por primera vez, escucho como mi nombre sale de su boca sin ninguna acotación que haga que sea el hazme reír de todos—. Mis padres están acostumbrados a esto. Varias veces me he escapado con chicos o a fiestas. Es algo normal en mí.

—¿Y tu ropa? Eso no es signo de que estuviste divirtiéndote. Mírate, estás demacrada. Casi como un zombie.

—Eso... —su mirada se aparta y su cabeza se agacha para no mirarme de frente.

—¿Qué te ocurrió? ¿Por qué me citaste aquí, en la oscuridad del cementerio? —agarro su cara entre mis manos y levanto su vista hasta que queda justo frente a mí. En sus ojos puedo ver la vulnerabilidad y valentía de supervivencia que claramente ha tenido que vivir.

—Me secuestró. Quería que ya no te haga daño. Iba a verme con Gerald justo aquí hace unos días atrás pero unos tipos llegaron antes y me llevaron a un lugar, que parecía un sótano, para tenerme cautiva hasta que aprenda la lección. Son psicópatas, Emily. Y más él. Es el peor de todos. Por suerte pude escapar cuando creyeron que estaba dormida. Tuve que hacer cosas que no quería para poder irme de ahí. No tienes idea. Pero necesito que sepas que él no es quien dice ser.

—¿De quién hablas?

—De Luca. —al escuchar su nombre, me quedo quieta. ¿Luca? ¿Cómo? —. Si te ha estado ignorando es porque no quiere hacer lo que le encargaron. Creo que te tiene demasiado aprecio y el sacarte de su vida fue la solución más fácil. Pero seguro alguien más vendrá por ti y a él lo castigarán, como debe ser. Pero si se acerca otra vez a ti, huye, Emily. Escóndete y no dejes que nadie te encuentre.

—¿Por qué? ¿Qué hay de malo en mí?

—Eres un objetivo. Su objetivo. Su próxima víctima.

—No entiendo. ¿Quién es Luca? —digo, dando pasos hacia atrás. El miedo me invade y no quiero escuchar lo que está a punto de decir.

—Luca es un asesino. 

A Killer HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora