12- Yo...

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¬ 12 ¬

—Pregunte qué estás haciendo acá.

—Yo... —No termino la oración.

Es cierto.

¿Qué hago aquí?

Me quedo muda. No puedo articular ninguna palabra porque su imponente altura y esos ojos que me miran como si fuera un tajo en el pie del que uno debe deshacerse rápidamente. No me quiere ahí, junto a él. Es obvio. Pero... es como si algo más estuviera ocurriendo. Algo que me está ocultando.

No.

No debería hacer interrogatorios. Es mejor que me vaya. No respondo y me decido a mover mis pies para caminar e irme pero mi cuerpo no realiza los movimientos que le ordeno.

No.

¿No?

Pregúntale, tonta. Te debe muchas explicaciones.

No, no debería. Yo...

Bien, lo hare yo.

No, no puedes...

—¿Qué es esto? —no sé porque dije eso. Solo sé que mis pies dieron tres pasos acercándose hacia las fotos que estaban en el escritorio y ahora me encuentro apuntándolas con mi dedo, esperando una respuesta. Pero él no habla. ¿Ahora él es el callado?—. ¿Qué? ¿te comieron la lengua los ratones? ¿o te la cortaron con un cuchillo? ¡Asesino! ¡Vamos! ¡Responde, maldito cobarde! ¿por qué me tomaste fotos? ¿por qué me sigues? ¿por qué entraste a mi vida, Luca? ¿me vas a asesinar como lo asesinaste a él enfrente de mí? ¿tú...?

—Basta. —su voz gruesa sale de sus cuerdas vocales con un tono frío. Después de todo, parece que esa es su voz verdadera. Esa frialdad y seriedad que lo caracterizan—. Yo jamás te haría daño. Lo mate para protegerte, iba a hacerte daño, ¿acaso no lo entiendes?

Se acerca a mí para tratar de calmarme, pero ando muy enojada para escucharlo, —no, no te acerques. No des otro paso más—se queda quieto y me mira, expectante—. Digamos que eso que dices es cierto. Entonces, ¿qué hago en esas imágenes? ¿por qué mi nombre está escrito en esa hoja con un cuchillo a su lado y en su parte trasera, escrito con un color rojo sangre: siguiente objetivo? ¿eso es lo que soy? ¿alguien a quien debes matar? ¿por qué? todo lo que hiciste fue para estar cerca de mí y poder hacer tu sucio trabajo más fácil, ¿no es cierto? —no escucho nada y veo que no va a contestar, pero yo quiero respuestas. Y las quiero ahora—. ¡Di algo, maldita sea!

—Yo...—pero no contesta. Se queda sin palabras.

—Entonces, Vanessa, tenía razón. —susurro para mí misma.

—¿Qué dijiste?

—Nada, mejor debería...—pienso en irme pero no puedo terminar de responderle porque alguien fornido y con un traje elegante entra a la habitación, como si fuera un guardaespaldas.

—Lo estaba buscando, señor Forester. Ya está por empezar la reunión. —pensé que se iba a ir pero me mira y veo confusión en su rostro—. ¿Y ella quién es? Que yo sepa todos estaban presentes.

—Yo...—no termino de responder ya que Luca hala por mí—. Ella es Emma Silver. Es la chica que llegaba tarde hoy. Había avisado temprano. Si no me cree, puede confirmar con nuestro superior.

—Eso. No sabía que puerta era y sin querer entre a la habitación de Luca. Disculpe mi ignorancia, siempre me confundo de lo apurada que estoy— digo con una risita temerosa. Por su semblante, observo que no nos cree y veo mi fin frente a mis ojos, pero lo único que hace es sacar su celular y marcar a un número. Entonces recuerdo lo que Luca le dijo. Seguro está llamando a su superior.

A Killer HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora