11- ¿Emily?

32 5 0
                                        

¬ 11 ¬

Velo.

La venda de mis ojos se cayó cuando escuché que Luca no me quería ni un poco, sino que venía tras de mi porque era su víctima de su asesinato. Eso me rompió en pedazos, pero agradezco que Vanessa no haya esperado mucho para decírmelo. Eso me hizo perder el poco cariño que estaba empezando a formarse en mí corazón. Él me estuvo usando y viendo la cara de estúpida todo este tiempo.

Vanessa está durmiendo en mi cama, a mi lado, y yo lo único que puedo pensar es en que quiero ir, encontrarlo y preguntarle si es verdad. El por qué lo hizo. Quitarme todas las dudas que están pasando por mi mente justo ahora. ¿Debería decírselo a alguien? ¿y si me pasa algo? ¿alguien haría algo por mí? ¿si él fue una farsa, entonces todos los demás también podrían serlo?

Salgo de la cama y me dirijo al baño para lavarme la cara y poder despejar las ideas que están atravesando ahora por mi mente. ¿Lo busco? ¿Y si lo sigo? ¿Podré descubrir dónde ha estado este tiempo y poder confrontarlo? ¿Tengo el valor de hacerlo? Tal vez...

No.

No puedo hacerlo. Es algo irreal. Me seco con la toalla rosada y salgo para volver a acostarme. Pero cuando salgo, veo que Vanessa se ha despertado y está sentada viendo a la pared. Está pálida, como si estuviera recordando algo. ¿Qué es lo que habrá sufrido en su momento de cautiverio? Hago una mueca apenada y me acerco para sacarla de su trance y ayudarla a recostarse de nuevo. Ella lucha al principio, gritando y tirando manotazos al aire, repitiendo el nombre del chico que me estuvo engañando, y con sollozos de auxilio. Pero termina por calmarse un poco cuando repito que no soy Luca y que estoy aquí para ella. Vanessa me deja acostarla y se calma. Agarro una de las pastillas que han quedado en mi cajón desde hace años. Antes, yo también tenía estos ataques debido al estrés post traumático que sufría por la muerte de mi madre, pensando que era mi culpa y que pude haberlo evitado. Después de mucha terapia y medicación, pude estabilizarme pero siempre tengo a mano una tableta por si me llega a ocurrir otra vez.

Vuelvo al baño para servir agua de la canilla y le ofrezco el vaso cuando me posiciono frente a ella, de rodillas. Vanessa me lo acepta, dudando temerosa, confundida. Bebe y la recuesto para que se duerma.

Veo el reloj. Son las 23:30. Dudo pero termino decidiendo salir de la casa para caminar y poder conciliar el sueño. Muchas veces mi madre salía para poder dormir por las noches. Recuerdo que me quedaba sola con mi peluche de osito esperando su regreso pero siempre me quedaba dormida. Y eso es lo que hago. Agarro mi abrigo e intento no hacer mucho ruido para no despertar a Vanessa. No me importa levantar a los demás. Siempre me terminan ignorando. Tomo el picaporte cuando me acerco a la puerta luego de haber bajado por las escaleras con cuidado y la giro para encontrarme con una brisa fría que me da escalofríos pero que termino aceptando con cada paso que doy. El frío me abraza y se vuelve mi compañero de noche.

Camino a pasos lentos y empiezo a sentir un poco de sueño, por lo que decido volver por mi camino. Pero veo una sombra muy mal escondida detrás de un auto estacionado en una de las casas de mi barrio.

Eso me hace sentir insegura y decido caminar un poco más, alejándome de esa figura extraña y de mi hogar. Apresuro mis pasos para poder perderlo de vista y poder esconderme hasta que ya se desvanezca, pero cuando me doy vuelta otra vez, puedo verlo bien. Es alguien de mi barrio, un vecino. El Sr. Ferguson. Siempre ha sido amable conmigo. Me ha tratado muy bien desde lo sucedido hace años y me da cosas gratis cuando voy a comprar a su tienda. Él ha tenido varias denuncias por acoso a menores de edad, pero nunca se pudo demostrar nada y tampoco he querido creer mucho de esa información. ¿Cómo alguien que era un simple señor que no le hacía nada a nadie podría llegar a ser un pedófilo, violador y un posible asesino? ¿Por qué yo? Ahora él está cerca de mí, apresurando sus pasos a medida que yo lo hago. Entonces lo único que se me ocurre es correr.

A Killer HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora