A Killer Heart

2- Número Desconocido

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Silencio.

Dolor.

Culpa.

Arrepentimiento.

Y más emociones me llenan el corazón mientras estoy frente a la tumba de mi madre.

<Kelly Dickens. 1974-2018. Amada madre, hija y amiga. Una persona gentil, generosa, solidaria y amable.>

Observo como empiezan a caer algunas gotas sobre la lápida. Pero no me quiero mover. Solo quiero estar junto a ella.

-No quiero volver a casa. Hoy no. Gabriel y Daniel ni quisieron venir. Se quedaron con Tamara para poder meter todas sus cosas a la casa- las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos- ni siquiera se acordaron de que hoy era tu aniversario. Te extraño.

-Lo sabemos- unas sombras se acercan hacia mí pero no las distingo hasta que están a mi lado. Son Randy y Diana-. Nosotros también la extrañamos. Fue como nuestra segunda madre.

Se sientan al lado mío y me dan el paraguas de más que trajeron. -¿Te acuerdas cuando mi mamá y la de Randy nos habían regañado por no hacer la tarea? Nosotros fuimos corriendo a tu casa con los ojos llorosos y los mocos saliendo de nuestras narices, y Kelly en vez de devolvernos a nuestras casas, nos calmó, nos ayudó a terminar la tarea y luego hizo que nuestras madres nos buscaran para retarles por regañarnos en vez de explicarnos.

-¿Eso ocurrió?- Randy pegunta, confundido

-Jajajajaja, sí. Esa parte fue la mejor. Era la primera vez que vi callada a la mamá de Diana –digo riéndome y Randy ríe también-. Desde ahí, no los retaron más.

-O la vez que nos llevó a nuestra primera fiesta. Hasta nos recogió sin importar la hora- dice Diana.

-O cuando nos dejó beber alcohol por primera vez. Como siempre decía: Mejor con la supervisión de un adulto- comento.

Empezamos a contar historias de cómo nos la pasábamos con ella, aunque en algunos momentos Randy parecía como si no se acordará. Es normal, éramos muy chicos. Esos momentos donde cada vez que la necesitabas, ella estaba. Siempre, sin excepción. Dejaba todo de lado y te apoyaba. Todos esos recuerdos vienen a mi mente y me hacen reír, llorar, extrañar. Pero sé que siempre va a vivir una parte de ella en nosotros. En nuestras anécdotas. En sus acciones. Esas son las cosas que quiero recordar y que no quiero olvidar. Ella fue la mejor madre que pude haber tenido, y aunque no fue perfecta, al menos lo intento. Porque mejor haberlo intentado y fracasar, que no haberlo hecho; como ella decía.

Luego de estar un tiempo charlando, Randy se va a su casa y yo me voy con Diana. En mi casa ni van a notar que no estoy. Llegamos y su madre me abraza, consolándome. Su padre se acerca y me da sus condolencias. Los Stuart no son muy afectivos pero cuando dan una muestra de ello, lo hacen con sinceridad. Nosotras subimos a su cuarto y nos acostamos para mirar la película favorita de mamá: Karate Kid. Ella siempre fue fanática de las artes marciales. Yo no tanto, soy más de nadar.

La película termina y como son las once y media de la noche, nos disponemos a dormir. Mañana es sábado pero ya es rutina dormir temprano. Pero antes de cerrar los ojos, un mensaje me llega a mi teléfono. Es un número desconocido.

Número Desconocido

Siento mucho lo de tu madre y lo sucedido ayer. Te lo puedo explicar. Veámonos mañana en la cafetería cerca del colegio. Espero aceptes.

Luca

¿Luca? ¿Quién le habrá dado mi número? ¿Habrá sido Vanessa?

Emily

Primero, ¿Quién te dio mi número? Y Segundo, ¿Cómo puedo confiar en ti después de que te burlaste en mi cara y me dejaste en ridículo frente toda la escuela?

Luca

Me lo dio Randy. Y yo no quise que todo ese escándalo pasara. Vanessa nos escuchó hablar y me amenazo con contarles a todos un secreto mío. Entonces tuve que hacerle caso. Perdóname.

¿Puede ser cierto? Es algo que Vanessa haría pero ¿Qué secreto es tan importante para dejar a alguien en vergüenza?

Emily

¿Tan importante es ese secreto? Me hubieras avisado para que su plan no funcionara. No iba a sospechar. Pero era mejor seguirle el juego, ¿no? No intentes dar excusas. No las voy a oír. Quédate con tus amiguitos riquillos.

Y lo bloqueo. No quiero que me moleste más. Si me hubiera dicho, hubiéramos encontrado una solución. Pero quiso seguirle el juego a Vanessa. No me importa que tenga que decirme. No le creo nada.

-¿Aún sigues despierta?- pregunta mi mejor amiga con voz somnolienta.

-Perdón, te desperté. Nono, ya me duermo. Era alguien que me escribió pero ya lo resolví- le respondo y nos dormimos.

Hasta nunca, Luca.