7- No es una cita

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Estoy cansada.

Tengo las ojeras por el piso y el pelo desenredado. Estos días de exámenes son los peores. Lo bueno es que todos estamos así, entonces nadie se da cuenta de cómo está el otro. Todos están centrados en aprobar. Esta época del año es siempre así: todos atareados por las pruebas que representan el sesenta por ciento de casi todas las materias. Y para mí es peor porque si no tengo buenas notas, ninguna universidad me aceptará el año que viene.

En la biblioteca, me quedo estudiando toda la mañana para un examen que tengo en la tarde pero ahí está: Luca. Con su cabello sedoso y esos ojos verdes sin ojeras. ¿Cómo hace para ser tan perfecto y no estar como todos nosotros? Me da envidia.

Pero es tan lindo...

Concéntrate, Emily.

No sé en qué momento me quedo dormida sobre los libros. Randy y Diana llegan y me despiertan lo más rápido posible.

—Em, despierta. Ya es hora del examen. ¡Em! —mi mejor amiga me grita al oído y desesperada levanto la cabeza.

—Ya desperté. ¿Qué hora es?

—La hora en que dejes de ser una floja que no estudia —la voz de Luca interrumpe mí recién mente levantada.

—Ajá, como si vos hubieras estudiado algo. Estabas sentado sin hacer nada hace un momento, y que no tengas ojeras me lo dice todo.

—Con que me estabas mirando, eh. ¿Quién lo diría? Toda una acosadora. Creo que no estaba tan equivocado después de todo. Me voy, no queremos que la señorita se distraiga con este perfecto rostro —dice riéndose entre dientes antes de marcharse.

—Ese maldito —maldigo intentando ocultar las risas.

— ¿Y eso fue...? —Randy pregunta sin entender que acaba de pasar.

—Andaban coqueteando, ¿no es obvio?

—Pero que dices —contesto con indignación y nerviosismo—. Solo era un chiste entre amigos. O bueno, casi amigos. No me cae bien del todo pero tampoco me disgusta. Me refiero a su compañía. No malpiensen. O bueno, un poco. No, no me hagan caso. Solo... olvídenlo.

—Ves, hasta nerviosa se puso. —Diana me pasa el brazo por la nuca y lo posa en mi hombro—. Vamos, nos va a ir genial. Tal vez alguien termine invitando a su enamorado a una cita. —me guiña un ojo y sigue caminando.

-

—Te dije que lo lograríamos. ¡Sacamos diez! — mi mejor amiga grita a los cuatro vientos mientras brinca de felicidad—. ¿Crees que tu madre me dejara quedarme a dormir en tu casa hoy? Después de este logro, creo que nos merecemos un descanso. Además, no quiero ir a mi casa hoy. Mis padres andan insoportables últimamente. Solo quiero paz y tranquilidad. Entonces, ¿podrías preguntar?

Estoy por responder pero observo que Luca se acerca a nuestro pequeño rincón que hemos creado fuera del salón. Sus pisadas se hacen cada vez más fuertes, seguras, veloces. Su mirada tan determinante y confiada emanando ese aspecto de comodidad y satisfacción de la reciente victoria que sin duda ha logrado en el examen. Esa misma mirada que veo de cerca cuando se encuentra frente a mí... —¿Emily?

—Ah, ¿Si? —respondo saliendo del trance.

—Quería saber si quisieras acompañarme hoy a la inauguración del nuevo lugar de piscinas.

—¿Te gusta nadar? —intento esconder el claro asombro en mi voz.

—Obvio, ¿a ti no?

A Killer HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora