Capítulo 85: Una dolorosa pelea

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—¿Pasar a través de nosotros? —Bakugo sonrió apretando sus puños, hace mucho quería una pelea en condiciones con Izumi y quizás por fin se podría dar el momento—¡Oye, Midoriya, ¿Es verdad que tienes los dones del cuarto y sexto ahora?!

Izumi no dijo nada, simplemente se colocó en su nueva pose de combate, pelear de una forma más violenta la ha ayudado a desarrollar un nuevo estilo de pelea, quizás faltaban demasiados detalles que pulir, pero podría servirle para pelear contra ambas clases.

—Tan solo mírate... ¿Así es como se debe ver el futuro símbolo de la paz? Vaya que has cambiado, Midoriya —Bakugo generó algunas explosiones en sus manos.

 ¿Así es como se debe ver el futuro símbolo de la paz? Vaya que has cambiado, Midoriya —Bakugo generó algunas explosiones en sus manos

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—... Es bueno ver que todos ustedes se encuentran bien... Supongo que es una carga menos... —comentó la chica y liberó una enorme cantidad de humo, aparentemente tenía intenciones de huir.

—¡No dejen que escape! ¡Si lo hace jamás la vamos a volver a ver! —gritó Bakugo entrando al humo junto con Kendo y Tetsutetsu.

—¡Es el don del sexto portador! —Kendo no podía ver a través de la espesa niebla que su amiga había creado—¡Vayamos con el plan A, Bakugo!

—¡No me digas que hacer, yo cree la mayoría de los planes! —bufó Bakugo creando una explosión que despejó inmediatamente el humo.

Sin embargo, Izumi no estaba en el lugar, parecía que había conseguido su objetivo de escapar.

—¿Dónde demonios...? —Kendo volteó su mirada y sus ojos se abrieron de par en par—¡¡CUIDADO!!

Detrás de algunos alumnos de la clase B, se hallaba Izumi Midoriya con intenciones que no eran del todo... Pacíficas.

—¡Detroit Smash!

La muchacha rápidamente conectó varios puñetazos en los estómagos de Shoda y Bondo, sacándoles el aire y dejándolos en el suelo por un momento.

—¡¿E-Eh?! ¡Izumi nos está atacando! ¡Pasemos a los otros planes! —ordenó Yaoyorozu mirando que el conflicto había dado un giro inesperado.

—Así que no vas a huir... —Bakugo apretó sus puños—... Esto es peor de lo que pensamos —susurró.

Izumi iba a activar de nuevo la pantalla de humo, pero su sensor de peligro le advirtió que algo no estaba del todo bien y saltó.

Desafortunadamente, no pudo actuar a tiempo y unas enredaderas verdes atraparon sus muñecas y tobillos, aparentemente restringiendo su movimiento.

—Midoriya, le pido que no dañe más al prójimo, Dios entenderá su situación, se lo puedo asegurar —habló Ibara mirando a Izumi que no se movía, pero aún tenía activado su aura de rayos verdes.

—... Ahora no hay reglas de torneo que me impidan ir con todo... —comentó la peliverde de una forma tan monótona que asustó a la propia creyente.

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