XLV

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Maratón 1/2

- Vosotros os quedáis aquí... - musitó Dante con la mirada fija en la oscura fortaleza que despuntaba en la lejanía. Sus muros de mármol negro reflejaban los rayos de sol del medio día de San Francisco. Aun estaban lejos, pero ya podía sentir la abrumadora presencia del rey de los titanes. Era como si volviese a cargar sobre su espalda con el peso de los cielos.

Helena se le quedó mirando, como si no entendiese lo que acababa de decir - ¿Qué...? - siguió la mirada del chico hasta la base del ejército de Cronos, después volvió a mirarle - ¿Te has vuelto loco...? No puedes entrar ahí tú solo -

Casi como por acto reflejo Dante comenzó a deslizar los dedos sobre la empuñadura de la Ira de Ares. Su ojo derecho comenzó a quemarle como si la herida de Luke se hubiese vuelto a abrir - Tengo que ayudar a Mia... Se lo debo - respondió con seriedad - Pero no voy a llevaros ahí dentro... No voy a llevarte ahí dentro -

La hija de Apolo se colocó frente a él, obligándole a mirarla - Dante... Yo... No puedo dejar que vayas solo. Se que eres fuerte. Se que para ti todos somos un estorbo pero no puedes entrar ahí solo. Es un suicidio - dio un paso atrás, como si se sintiese mareada - Si él ha vuelto... Ni si quiera tú podrás...

Dante se la quedó mirando sin decir nada durante unos segundos. Suspiró y volvió a otear la fortaleza de los titanes - Estaré bien... Es mejor para ti que te quedes fuera -

- ¡Siempre sales con lo mismo! - gritó Helena en respuesta. La chica le dio un empujón pero él ni se inmutó - ¡Siempre haciéndote el héroe! ¡Siempre dispuesto a sacrificarte! - quiso golpearle con el puño pero las fuerzas le fallaron. Agachó la mirada mientras las lágrimas comenzaban a caer al suelo - Se que eres fuerte... Se que eres el más fuerte... Se que para ti somos un lastre. Gente a la que tienes que proteger y que no pueden hacer nada por ti... - su voz se cortó durante unos segundos - Pero... Dante... Queremos ayudarte. Quiero ayudarte -

Él le dedicó una sonrisa tranquilizadora mientras pasaba una mano sobre su cabello - Helena... Ya no hace falta que te preocupes por mi - respondió con calma - Dices que los demás sois una lastre para mi... Pero yo he sido una carga para ti muchos más años - Helena se le quedó mirando. No entendía del todo sus palabras. En ellas había una especie de aire de tristeza que no sabía de donde venía. Dante miró a Scott quién se había mantenido en silencio toda la conversación - Voy a ir solo... Y estaré bien - en cuanto pronunció aquellas palabras agachó la mirada y miró a Helena directamente a los ojos. Y entonces ella pudo volver a sentir aquella misma presencia que sintió en el callejón de Sacramento. Aquel "dios" que la había salvado. La temperatura del lugar disminuyó hasta que sus músculos comenzaron a temblar - Además. Si vienes conmigo tal vez sea yo el que te haga daño... Y jamás me perdonaría si eso pasa -

Helena se quedó congelada durante unos segundos. ¿Qué le había pasado a su Dante? ¿Cómo era posible que alguien en el que había confiado su vida ahora le diese tanto miedo? ¿Por qué desprendía la misma presencia que Cronos? - Dante... - musitó ella cuando se dio la vuelta. Quiso preguntarle qué le había pasado. Quiso comprender por qué había cambiado tanto. Por qué había tomado las decisiones que había tomado. Sin embargo el fuerte sonido de una trompeta inundó todo el lugar.

- Parece que ya saben que estoy aquí - dijo él cuando el sonido cesó. Miró por encima del hombro a la chica y le sonrió suavemente. Después miró a Scott - Hazme un favor. Cuida de Helena... Y asegúrate de que no me sigue. Si tardo más de media hora, llévala al Campamento Mestizo... Y decidles que se preparen. La guerra está a punto de empezar -

Scott se limitó a asentir. Pero Dante pudo ver en sus ojos un brillo guerrero que le hizo sonreír. Comenzó a caminar directo a la entrada principal de la fortaleza de Cronos - Ten cuidado... Por favor - murmuró Helena por lo bajo cuando el chico ya estuvo demasiado lejos. Sin embargo, Dante levantó el pulgar sin darse la vuelta. Y por primera vez en mucho tiempo... Helena sonrió. Porque sabía que Dante volvería... Su Dante estaría bien.

ARES #4 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora