LII

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- ¿Annabeth te besó? - preguntó Dante, apartando la mirada de su teléfono. Aquella tarde la había pasado en la casa de los Jackson para celebrar el cumpleaños de su amigo. Habían pasado el tiempo jugando juegos de mesa y charlando. Pero no fue hasta que se metieron en la habitación del chico para hablar de sus cosas que Dante le prestó completa atención.

- Sí...

- ¿Y no habéis hablado de eso?

- No... - respondió Percy mientras se dejaba caer sobre los cojines de su cama - De echo no hemos vuelto a hablar desde la batalla del Laberinto -

- ¿Y qué pinta esa tal Rachel en todo esto? - siguió preguntando Dante.

Su amigo suspiró mientras rodaba en la cama hasta quedar mirando al techo - Nada... Es una mortal que conocí el año pasado. Nos llevamos bien, nada más -

- Y Annabeth está celosa, ¿verdad? - supuso Dante. Percy no dijo nada pero asintió - Bueno, no se lo tengas muy en cuenta. Annie es así. Siempre ha sido muy... territorial -

- ¿Territorial? - preguntó Percy con una ceja levantada mientras se incorporaba un poco.

- Es la única manera de decirlo que se me ocurre y que no suene muy ofensivo - asintió el mayor - Mira, por ejemplo. Cuando conocí a Helena. Annabeth se puso como una fiera. No se fiaba de ella. Necesitó semanas para poder estar cerca suya sin intentar asesinarla con la mirada -

- ¿Y qué debería de hacer ahora? - preguntó el hijo de Poseidón con tono desanimado. A pesar de todo a Dante le hacía gracia está situación. Y pensar que hacia menos de un mes habían estado a punto de morir...

- ¿Me preguntas a mi? Después de todo lo que ha pasado tengo suerte de que Helena haya aceptado volver conmigo - respondió Dante con una sonrisa.

- Me alegro por vosotros - suspiró Percy mientras se rascaba la cabeza, intentando organizar sus pensamientos.

Entonces, alguien tocó la puerta - Vamos chicos, a poner la mesa - les llamó la madre de su amigo. Ambos salieron al salón donde la mujer estaba poniendo el mantel sobre la mesa.

Dante cogió un puñado de cubiertos y empezó a colocarlos en la mesa - ¿Y qué os parece si celebramos los dos cumpleaños a la vez? - preguntó Sally Jackson. Era el día del cumpleaños de su hijo y como era justo después de que terminasen las vacaciones escolares la mayoría de semidioses había vuelto a sus respectivos hogares. Es por eso que el único semidiós que se había presentado era Dante. Y justo coincidía que el cumpleaños del hijo de Marte había sido dos semanas antes.

- ¿No lo celebraste con Helena? - le preguntó Percy mientras colocaba la mesa. Su madre había organizado una pequeña fiesta en su apartamento. También estaban Paul Blofis y Tyson en la cocina, asegurándose de que la tarta no se quemaba.

- Helena no está... - suspiró Dante mientras se recostaba en su silla, inclinándose hacia atrás - Ha ido a Sacramento para organizar unos papeles de la universidad. Iré a verla la semana que viene y la llevaré a San Francisco para que visite su universidad -

Percy se acercó y apoyó una mano en el hombro de su amigo - ¿Estás bien? -

Este cerró los ojos y asintió - Sí... Es solo que últimamente todo ha estado muy tranquilo - dijo mientras volvía a echarse hacia delante - Pero él ha vuelto... No siento que sea capaz de relajarme - 

Percy siguió la mirada de su amigo, perdida por la ventana. Él pensaba exactamente lo mismo pero no quiso añadir más negatividad a aquella celebración. Entonces, Paul se asomó y le llamó - Necesito ayuda con el ponche, ¿vienes? -

ARES #4 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora