De mal en peor

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Hoy es el día de San Valentin.

Era ahora o nunca. Después de reflexionarlo con la almohada durante semanas, Ching decidió que ya era tiempo.

Hoy le diría a Abyo lo que sentía.

Solo estaba en riesgo su amistad, no era para tanto.

[...]

Hoy era de esos días en los que en verdad lamentaba que ella y Pucca asistieran a escuelas distintas, extrañaba seguido a su amiga y confidente, en especial hoy.

Básicamente todo el pueblo ya sabía que tenía un crush con Abyo desde hace tiempo, todos menos el susodicho. ¿Sería su torpeza?, ¿Su vanidad?, ¿o simplemente se hace el tonto? Pronto lo descubriría.

Tomó el mismo camino de siempre hacía la escuela, admirando como poco a poco los lugareños iban decorando con largas guirnaldas de corazones, pequeños, cupidos y rosas por doquier.
¿Es muy obvio que es san valentín?

Pero ni toda la decoración de las calles pudo preparar a Ching para lo que le esperaba dentro de la escuela. Al entrar, no se encontró con su típica escuela coreana de siempre, si no con lo que solo podía describir como un "palacio del amor", por así decirlo.

Cortinas y alfombras rosa "Pepto Bismol" por todas partes, corazones enormes de papel maché, rosas de colores, claveles y tulipanes de plástico, muebles de burdel victoriano, y todo tipo de detalles cursis que le daban ganas de vomitar.

"Esta bien que se quieran poner románticos, pero esto es ridículo" pensaba Ching por los pasillos viendo a todas las parejitas de la escuela.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien venía enfrente, hasta que chocaron. -¡Mira por donde vas! ¡Campesina!- gritó una voz chillona y molesta que conocía muy bien.

Ching se levantó rápido del piso -Perdón, Ring-Ring- dijo.

La peliazul le hizo caso omiso y solo soltó un gruñido de molestia mientras sacaba su celular -¡Rubio estúpido! ¡CONTESTA!- dijo sosteniendo el teléfono contra su oreja.

Decidió ignorarla y seguir caminando hasta encontrar su salón, dónde para su suerte estaba Abyo, pero no Garu. Con ojos brillantes y un ligero rubor en sus mejillas se sentó al lado de su mejor amigo y ahora enamorado.

-Hola, Ching- saludo el moreno despegando por un momento la vista de la ventana.

-Hola-.

-¿No has visto a Garu? Llegó conmigo, pero desde entonces no lo he visto.

-No- respondió Ching -De echo me extraño que no estuviera contigo-.

-Debe estar en la biblioteca-.

Ching miró a su alrededor, solo eran ella y Abyo en el salón de literatura. Lo pensó por un momento y se decidió a declararse ya de una vez.

-Abyo...-habló tímida, el moreno volteó a verla.

-Tengo que decirte al-...-.

Entonces alguien entró de repente al salón golpeando la puerta. Una botarga de tortuga gigante.

-¿Garu?- preguntaron al unísono.

[...]

Resulta que dentro de unos días había un partido de fútbol contra otra escuela local, y alguien tenía que ser la mascota. Y Garu aceptó a cambio de un punto extra.

Ching fue incapaz de concentrarse durante las primeras dos clases del día, seguía teniendo atrapado en la punta de la lengua todo lo que le quería decir a Abyo "mejor se lo diré en el almuerzo" pensó.

Creciendo En Sooga (Pucca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora