El Gran Kim - Parte 2

78 9 9
                                    

Ahora los tres se encontraban en una de las casas más costosas de todo Sooga, era enorme, y muy elegante, hasta incluía un mayordomo que ahora les daba un pequeño tour por la mansión. Sin duda estos Kim tenían mucho dinero, aunque no tanto como los Seong o los Bamford.

-Ellos son Cynt, Sarah, Eun-Ji, Evan...- decía el mayordomo apuntando a una foto ellos suponían, familiar mientras Abyo estaba en una "reunión".

La pequeña "platica" con el supuesto Kim rico resultó completamente inútil para Abyo: Vago, inútil, imbécil, inepto. Eran solo algunas de las palabras que le dijeron además de un diccionario entero de adjetivos peyorativos, nada que no le hubieran dicho ya en todos sus años como estudiante.

-¿Cómo fue su pequeña junta?- preguntó el mayordomo.

-¡Genial! El tipo me dijo que me podía llevar cualquier alfombra del lugar- dijo Abyo ajustándose las gafas de sol.

Los otros dos lo miraron, no muy seguros, pero aun así le ayudaron con la alfombra.

Salieron de la casa por la parte de atrás, cargando la alfombra mientras alguien cerca del jardín escuchaba a todo volumen la canción Hotel California de los Gypsy Kings recostado en una silla. 

Era una misteriosa figura de largos cabellos negros que a simple vista no parecía ser hombre, o mujer. Los tres se acercaron curiosos.

-Sopla en ellos- dijo estirando su pierna hacia el rubio, que había atrapado desprevenido con su voz aguda.

-¿Qué?-.

-Adelante, sopla- dijo dejando ver los dedos de sus pies, cubiertos de esmalte rojo.

-¿Quieres que te sople en los dedos?- pregunto Dada algo extrañado.

La misteriosa persona asintió con la cabeza -no puedo soplar tan lejos-.

-¿Seguro que a él no le importara?- pregunto mirando hacia el hueco vacío de la piscina donde había un tipo aparentemente dormido o inconsciente al lado de una botella de whisky vacía.

-A Uli no le importa nada, es un nihilista-.

-Debe ser agotador- agregó Abyo.

-No estás soplando- dijo alargando la última o-.

-Me temo que nuestros invitados ya tienen que irse, señorita Kim- interrumpió el mayordomo.

-Ah...-dijo el rubio -tú eres Cynthia- dijo el rubio. 

-Te la chupo por mil libras- dijo haciendo al lado su cabello.

Entonces el mayordomo soltó la risa mas falsa y ensayada que habían escuchado en sus vidas, y eso que uno de ellos trabaja en servicio al cliente -Increíble compañía,  todos admiramos mucho su espíritu libre-.

-Ellos no pueden mirar, o tienen que pagar cien- interrumpió.

"Esta bien, tenemos que irnos ya" pensó Abyo.

Le hizo la señal a Garu y entre los dos tomaron al rubio de los brazos -Iré a buscar un cajero- dijo despidiéndose  mientras los otros dos lo arrastraban junto con la alfombra.

[...] 

A la mañana siguiente, por suerte para Abyo, su padre no pareció darse cuenta de la ausencia de la alfombra. De igual manera tenía que recuperarla rápido antes de que se diera cuenta.

Estaba lloviendo a cántaros, pero aún así la isla estaba tan llena y ocupada como siempre.

A la una de la tarde acordó reunirse con Garu en el Goh-Rong para poder organizar bien el plan, y de paso pedirle ayuda a la única persona que conocían que (hasta cierto punto) sabía conducir, por qué tener licencia ya es codicia.

Creciendo En Sooga (Pucca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora