Discreción.

245 24 0
                                    

Pov. Poché

Voy a decir que es injusto que ahora Misi se siente diferente, ¿Que si estoy esperando a que Calle llegue? Sí, llevo al menos 10 minutos en la ventana de la cafetería esperando ver estacionar su auto. Sé que bien podría parecer una adolescente en su primer romance y sí, es mi primer romance, solo que es mucho muy diferente a lo que esperaba.
Primero porque se trata de una mujer, eso ya lo he dicho.
Segundo, porque todo es un secreto.
Tercero, ¿Es normal que mi estómago duela? Leí en alguna parte que eso es porque esa persona no es que te cause mariposas en el estómago, de hecho solo estás experimentando una pequeña crisis de ansiedad, entonces ¿Eso es bueno o es malo?.

—¿A quién esperamos?— salto del susto al escuchar a Daniela detrás de mí.

—¿Qué? ¿En qué momento llegaste? Llevo un buen rato esperando a que estaciones— señaló la ventana.

—El mismo rato que yo llevo viéndote aquí nerviosa, vamos a tener que aprender a guardar secretos porque harás que se den cuenta— sonríe y toma de mis manos, pero las suelta de golpe mirando primero a su alrededor cuidando que nadie esté siendo espectador.

—Ven...— la vuelvo a tomar de las manos y la hago entrar a los sanitarios, reviso que todos los cubículos estén libres y luego coloco el seguro de la puerta. Vuelvo a tomar sus manos.

—Bésame— le pido ahora tomándola de la cintura y provocando en ella una sonrisa.

—¿Quieres que te bese en este lugar con olores peculiares?— comenta entre risitas. Mechones de su cabello caen sobre su rostro de una manera muy atractiva, me gusta, me gusta, me gusta.

—Quiero muchas cosas, pero en estos momentos quiero que seas mi novia— le susurro acercándome a sus labios

—Espera, ¿Me estás pidiendo que sea tu novia?— se aleja un poco y me mira confundida, luz roja ¿Ya se arrepintió?.

—Pues... Sí ¿No? ¿O no quieres eso?...

Ella ríe y besa con dulzura mis labios, sus dos manos toman de mi rostro con suavidad consiguiendo acercarse un poco más y que el beso se vuelva profundo. Ojalá nadie esté pensando en venir al baño porque no es buen momento, mientras que para mí lo es, no puedo ponerme cursi pero Daniela me gusta, me gusta sentirlo pero me preocupa decirlo.

—Lo quiero pero este no es un lugar muy... bueno... Si me lo vas a pedir que sea de una manera muy romántica. No puedes pedírmelo aquí porque sino el que debería ser uno de mis mejores recuerdos será en un sanitario que huele fatal— ríe mientras juega con mi cabello acomodándolo.

—Si dejas de lado que es un baño, este es un momento romántico si estás conmigo— me encojo de hombros —No le veo lo malo

—Y después si me pides que me case contigo ¿Será ahora en los baños de un avión?

—Aún ni somos novias y tú ya estás pensando en matrimonio...

Su sonrisa de un momento a otro se borró, le he dicho eso no de una manera amable, no ha sido mi intención pero ¿Cómo puede pensar en matrimonio? Apenas y estoy pensando en una propuesta para hacerla mi novia, me ha costado lidiar con mis dudas.
Quizás esto solo le confirma que no estoy tan lista para dar ese paso.

—Tienes razón... ¿Cómo pensar en eso si el futuro juntas es incierto?— carraspea y se aleja acomodando su blusa para mirarse al espejo dejándome de lado.

—Es solo que no sé si

—No te preocupes, es exagerado ya pensar en eso, solo estaba molestando— sonríe aún sin mirarme. Sé que se arrepintió, no de decirlo, sino por mi reacción.

El Arte de La Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora