Capítulo 04

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Fruncí el ceño para llevar mis manos directamente a mi cabeza porque me estaba latiendo fuerte y...abrí los ojos de repente para darme cuenta de que no estaba ni en el bar y mucho menos en un hospital. ¿Dónde diablos estoy?

¿Y mi ropa? Gire hacia el otro para encontrar un vaso de agua y dos aspirinas con una nota.

"Para la borracha que traje a casa" —Murat.

Reí aunque me doliera la cabeza. ¿Estaba en casa de Murat? Me tome las pastillas y me bebí toda el agua para darme cuenta de que estaba en ropa interior.

¿Acaso él y yo tuvimos...?

Respiré profundo con los ojos cerrados. ¿Qué hice anoche?, ¿cómo Murat me encontró y me trajo hasta su casa? Decidí tomar una toalla y darme una ducha para notar algunas bolsas en la cama. ¿Quien diablos entró y en que momento?

Revise las bolsas y había ropa interior, una ropa sport. Decidí ponerme todo para quedarme sorprendida de cómo me había quedado.

Me miré en el espejo e hice varias poses y puedo decir que el Murat tiene buen gusto. Necesito hablar con él para saber qué pasó.

Salí de la habitación para bajar las escaleras silenciosamente de esta gran casa, la cual es hermosa y elegante. Todo estaba en silencio. Miraba a todos los lados.

— Buenos días —dijo una voz femenina provocando que me sobresalte en mi lugar. Fruncí el ceño al ver a esta chica.

— ¿Quién eres?—pregunté mirándola.

Era de baja estatura, castaña de pelo largo pero amarrado en una coleta, ojos mieles, nariz perfilada y labios promedio. Era bastante linda. ¿Acaso Murat tiene novia y no me ha...

« Es un mujeriego »

— Soy Sarah, la ama de llaves de Murat —dijo dándome la mano y brindándome una sonrisa—. ¿Debes de ser Asya, no?

« Retirar de mi mente lo que he pensado hace unos segundos »

— Si, soy Asya —aclaré mi garganta para corresponderle–. ¿Dónde está Murat?

— Me ordenó que te dijera que está en su salón de práctica —estoy en el aire—. Al fondo, a la derecha.

— Gracias y un gusto conocerte, Sarah —me sonrió nuevamente.

— El gusto es mío y estoy a tus órdenes.

Caminé en la dirección que Sarah me había dado para entrar a una salon donde encontré a Murat golpeando un saco con tan sólo una bermuda negra, sus manos vendadas y un poco sudado.

Al sentirme, detuvo sus golpes para tomar agua y acercarse a mi rápidamente. No sabía que decir ni que preguntarle primero pero allá vamos.

— Buenos días —saludé

— Buenos días, Asya —saludó—. ¿Te tomaste la pastilla?

— Si, gracias por eso y por la ropa, y por...traerme a tu casa —fruncí el ceño y el asintió—. ¿Qué hice anoche?

— Me llamaste borracha, te fui a buscar al club donde estabas con Annie, Edkin se encargó de ella y yo de ti —comentó sin despegar sus ojos de los míos—. Y simplemente querías tener sexo conmigo, nuevamente.

— Por eso...

— No hicimos nada —solté un poco de aire—. No iba aprovechar tu estado y solo dormimos.

Sonreí extrañada.

— Gracias, Murat —le susurré acercándome y el asintió serio.

— De nada —comentó y me acerque para ponerme de puntillas tomando su rostro entre mis manos.

— ¿Porqué no sonríes?, ¿Porque siento que eres tan cerrado contigo y con los sentimientos? —me tomó por las muñecas fuertemente, gemí—. ¿Qué te hicieron en el pasado?

— No tengo motivos para sonreír —me gritó asustándome y apretando mis muñecas—. Mi historia es un asco no se para que te metes en eso.

— Murat...me estás lastimando —me miraba furioso y mis ojos se aguaron por la presión que le hacían sus manos en mis muñecas—. Murat

— ¡No me llames así!, ¡odio ese nombre!—me gritó

— ¡Suéltala Murat!—gritó alguien para sacarme de su agarre.

Me abrazaron para darme cuenta de que era Edkin, su manager. ¿Qué diablos le hicieron a Murat para que se pusiera así?, ¿Qué pasó en su pasado que le afecta tanto? Su rostro estaba rojo y estaba furioso.

— ¿Estas bien?—me preguntó Edkin y asentí nerviosa—. Debes de irte, le diré a Sarah que te pida un taxi.

— Por favor —le susurré sacándome de su brazos para limpiar las lágrimas y salir de ahí.

Antes de salir del salon, escuché lo siguiente:

— ¿Qué diablos te sucede con Asya?—le gritó Edkin—. ¿Acaso no me dijiste que era diferente?

— Quería saber mi pasado, no, no quiero maldita sea y no estoy preparado —le gritó Murat—. No sé que me pasa con ella pero no sé qué hacer.

— Asya, el taxi está afuera —me dijo Sarah y corrí literalmente hacia la puerta.

Algunas lágrimas corrían por mis mejillas al sentir dolor en mis muñecas. Llegué a casa y me tiré a la cama para dormir e olvidarme de lo qué pasó con Murat y tratar de olvidarme de él.

Abrí los ojos de golpe al saber que tenía una reunión con Kerem.

— ¡Diablos!—grité para pararme corriendo de la cama, tomar mi cartera.

Tome otro taxi hasta la empresa e ir corriendo a la oficina de Kerem, el cual estaba bastante guapo con un traje negro con camisa blanca sin corbata y su pelo, su sonrisa, sus hoyuelos.

« Asya, llegaste tarde y estás horrible »

— Realmente lo siento, yo no...—me abrazó rápidamente provocando que casi me derritiera con su perfume caro.

— Pensé que te había pasado algo —comentó mirándome—. Al parecer no has dormido bien y ni te has peinado.

« ¿qué más? »

— Tengo hambre —pensé en voz alta y me pegue en la cabeza.

— ¿Quieres ir a comer algo? —preguntó mirando su reloj.

— Si, si —sonreí.

— Así me cuentas que hiciste en el fin de semana —mi sonrisa se borró.

« Creo que no quisieras saber que tuve sexo con un boxeador »

— ¡No!

— ¿No quieres?—preguntó y quiero ahorcarme.

— ¡Si! Vamos antes de que me ahorque a mi misma —dije llevándole de las manos.

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