Capítulo 10

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Desperté y Murat no se encontraba a mi lado pero si escuchaba algunos ruidos en el primer piso. Decidí tomar una ducha y ponerme otro polo suyo con un bóxer, el cual me quedaba un poco grande.

«Imagínate»

A medida que bajaba las escaleras iba escuchando a Murat y Sarah.

— Oh, la dejaste abierta —comentó Sarah mientras se reía.

— Todo es tu maldita culpa, Sarah —fruncí el ceño y decidí entrar a la cocina.

— Disculpe señor nunca he tratado de hacer un desayuno —dijo Sarah sarcásticamente.

— ¿Qué rayos ha...—me quedé callada al verlos.

Traté de no reír al ver a Murat y a Sarah cubiertos de harina, licuado de fresa y la cocina hecha un desastre.

— Hola, Asya  —dijo Sarah y Murat no sabía que hacer.

— Asya —dijo Murat rascándose la nuca.

— Iré a quitarme todo esto —dijo Sarah.

— ¿Porque tienes licuado de fresa en la cara?—pregunté riéndome.

— Intentaba...hacerte un desayuno pero al parecer no soy bueno en eso —confesó mirando todo el desastre.

— Me doy cuenta pero...—me puse de puntillas para rodear su cuello con mis manos—. Voy a probar lo que tienes en los labios.

Lo besé lentamente quitando los residuos del licuado de fresa que intentaba hacerme y estaba buenísimo. Mordí su labio inferior.

— Deje la licuadora abierta —susurró y solté una carcajada.

— No importa pero podemos recoger todo esto y desayunar algo que no haga desastre —sugerí y el asintió.

— ¿Te gustaría ir a la playa?—me preguntó y me quedé mirándolo.

— Me encantaría pero tendría que ir a mi apartamento por ropa —dije recordando que ayer salí descalza.

— Podemos ir a comprar alguna y...—reí—. ¿Acaso hice un chiste?

— Se nota que nunca has ido con una mujer a comprar ropa —dije siendo obvia y se quedó mirándome—. Duraríamos la mañana completa por un solo bikini, mejor vamos a mi apartamento y listo.

— Esta bien pero tengo que quitarme este desastre de encima.

Murat decidió tomar una ducha para quitarse los restos de harina y licuado que tenía. Sarah me dijo que quería hablar conmigo luego y acepté.

Llegamos a mi apartamento para encontrarnos a Annie durmiendo encima de Edkin, muy abrazados.

— Creo que estos dos ya...—reí para interrumpirlo.

— Luego hablamos con ellos —le susurré.

Busque un bikini de color negro, algo de ropa para cuando regresemos a mi apartamento porque tenía que ir a presentarme mañana en la oficina de Kerem.

Llegamos a la playa, donde habían pocas personas para nuestra suerte.

Murat, solo tenía una bermuda ajustada y unas gafas de sol, dejándome ver lo sensual que se veía así.

— Vamos adentro —dije llevándole de las manos y de decidió tomarme en sus brazos.

Empezamos a jugar como niños pequeños con el agua y en un momento Murat no estaba.

— ¡Murat!—dije buscándolo y me acerqué a un niño.

El niño me entregó un papel envuelto y por curioso lo leí y decía:

"¿Quieres ser mi novia?"

Miré hacia la orilla donde Murat estaba parado esperándome y leí nuevamente el papel para correr literalmente hacia la orilla.

— ¿Quieres?—preguntó rascándose la nuca, estaba nervioso. Sonreí

— ¡Si! ¡Si! —le grité trepándome en su cintura para besarlo.

Murat me pidió que sea su novia. Siento una felicidad inexplicable. Nos fundimos en un beso apasionado y fuimos interrumpidos por una risa falsa.

— Oye, eran diez dólares y sólo me diste cinco —era el niño que me había pasado el papel. Miré a Murat

— Ponte a estudiar niño —dijo de mala gana y reí.

— Así que soy tu novia —dije divertida y sonrió—. Me encanta verte sonreír.

— Sonrisa provocada por ti —me besó nuevamente.

— Vamos a mi apartamento —me miró pícaro—. No seas pervertido, vamos.

Nos envolvimos en nuestras toallas para irnos al apartamento donde nos duchamos juntos y yo me puse una pijama corta. Murat se puso ropa de la que trajo.

— Muy linda para quitártela —me susurró besando mi cuello. Volteo para rodear su cuello con mis brazos.

— ¿Qué tal si preparo pasta para los dos en forma de celebración de nuestro noviazgo?—le propuse y el asintió con la cabeza.

— Esta bien, lo que quieras —dijo dándome un beso—. Te miraré el trasero sentado.

— Hablas como si tuviera el trasero de Kylie Jenner —dije entrando a la cocina.

— Eres mi Kylie Jenner sin importar el trasero que tengas —dijo y reí—. No te rías, me tienes diciendo cursilerías a cada rato.

Reí y me puse a cocinar la pasta. Acomodé la mesa para dos, saque un vino y serví todo para sentarnos a cenar, los dos.

— Si sigues cocinando así de bueno, me harás perder la figura —comentó con la boca llena.

— Aumenta tus horas de entrenamiento —le respondí.

— ¿Del entrenamiento que hago contigo?—preguntó y casi me atoro para escucharlo reír. Tome un poco de vino.

— Sabes a que me referí.

Terminamos de cenar y me hizo sentar en sus piernas como una niña pequeña. Acariciaba mi cabello con amor y lentitud. Era como tener a otro Murat completamente diferente al que conocí.

— Nunca me hablaste de tus padres —me comentó al cabo de unos minutos. Solté un suspiro.

— Fallecieron en un accidente de auto hace como cinco años —bajé la mirada al recordar—. Salí ilesa del accidente.

— Lo siento mucho, no quería ponerte triste —comentó y negué con la cabeza.

— Annie y tú, me han traído mucha alegría a mi vida —susurré mirándolo—. Lo nuestro fue muy improvisado pero lo que siento por ti es algo inexplicable.

— ¿Vas a volver al trabajo?—me preguntó y asentí.

— Tengo que volver al trabajo y hablar con Kerem sobre lo nuestro —le dije.

— Espero que le quede claro que no te puede ni mirar —dijo y reí.

— ¿Le vas a sacar los ojos?—pregunté riéndome.

— Quiero dormir contigo —me susurró dándome un beso y negué con la cabeza.

— Tienes que irte a casa —me miró serio—. Tengo que dormir y descansar. Si quieres, puedes venir a buscarme y llevarme al trabajo. ¿Que dices?

— Está bien —dijo levantándose y cargándome hasta la puerta—. Maldita sea no me quiero ir.

— Debes de irte —dije bajándome de sus brazos.

— Con algunos besos —dijo besándome y reí.

— Murat —lo regañé.

— Vengo por ti, mañana temprano —besó mi frente y luego mis labios.

— Cuídate —susurré para cerrar la puerta con una estúpida sonrisa en la cara.

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