Capítulo 13

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— ¿Qué sucede Asya?—preguntó Edkin al contestarme la llamada.

— ¿Cómo está Annie? Antes de contarte lo que ocurrió —pregunté.

Ella está mejor pero, ¿qué pasó?—me cuestionó—. Te noto desesperada.

— Kerem volvió a meterse conmigo pero Murat no hizo nada esta vez porque cree que lo besé y se marchó. Lo estoy llamando como una loca y no contesta pero tampoco se dónde está —le explico y escucho a Edkin suspirar.

— ¿Acaso no ibas hablar con Kerem hoy?—me preguntó.

— Se aprovechó de la situación.

Búscalo en el salón de prácticas.

— ¿Crees que seria lo correcto?—le pregunté.

Si y habla con él, trata de arreglar las cosas y verás que todo funcionará —me aconsejó—. Murat puede mostrarse muy rudo pero a la vez te has convertido en su debilidad.

— Gracias, Edkin.

Colgué la llamada para mirar mi apartamento, literalmente vacío. Mis ojos se llenaron de lagrimas nuevamente por la culpa que siento. Debo de alejarme de Kerem por el bien de mi relación con Murat, y hablando de esta nueva etapa, es algo nuevo para los dos pero creo que si hay amor de por medio, todo se va a solucionar.

Tomé un taxi hasta la casa de Murat y respiré profundo antes de entrar, y encontrarme con Sarah.

— Hola —saludé.

— Supongo que están peleados —dijo poniendo los puños en su cintura y asentí—. Desde que llegó no ha salido del salón de práctica.

— ¿Arreglaron todo?—pregunté y ella negó.

— Estábamos esperándote para reorganizar esta casa pero primero trata de hablar con él, Murat sabe que lo quieres pero recuerda que tienes que hablar con calma —asentí.

Entré al salón de práctica para encontrar a Murat sentado en el suelo, tomándose una botella de vodka. Solté un suspiro.

Me senté en frente suyo para notar sus ojos rojos y perdidos, su pelo despeinado. Frunció sus labios al verme.

— Sino quieres hablar, devolveré mis cosas a mi apartamento y respetaré tu decisión pero...—tomó mi mano.

— No es necesario que te vayas —me miró y sentí tristeza en sus ojos—. Pero no estoy para juegos menos cuando intento ser "feliz" en este momento de mi vida. Si no me quieres, dímelo.

— Claro que te quiero —susurré acariciando su mejilla—. Pero no te has dado cuenta de que Kerem quiere arruinar nuestra relación porque siente algo por mi y no lo puedo permitir mas, por eso, voy a renunciar mañana mismo.

Se quedó mirándome por unos segundos.

— ¿Estas segura de hacer eso?—me preguntó y asentí. Aunque no lo había pensado bien.

— Debemos de aprender a soltar a las personas que tóxicas para nosotros, aunque nos cueste un sacrificio —dije y me abrazó para besar mi cabeza—. Puedo empezar desde cero...

— No te va a faltar nada, Asy —fruncí el ceño para sonreír y mirarle.

— ¿Acaso me has puesto un apodo?—pregunté divertida y asintió.

— ¿No te gusta?—preguntó para tomar un trago y le quite la botella—. ¡Oye!

— Me encanta ese apodo y más si fuiste tú que lo inventaste —dije besando su mejilla—. ¿Me perdonas?

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