Capítulo 12

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Despierto porque me siento observada y efectivamente, Murat se encontraba mirándome con su cara apoyada de su puño izquierdo. Se ve tan sensual con su pelo despeinado, sus ojos achinados y no pude evitar en pensar que hubiese pasado si Murat no hubiese llegado a tiempo.

— Buenos días —saludo y el acaricia mi mejilla con su mano libre. Cierro los ojos por unos segundos para disfrutar de sus pequeños toques en mi piel.

— ¿Cómo te sientes?—me preguntó haciendo que lo mirara y siguiera acariciando mi mejilla.

— Gracias a ti, estoy bien —digo para acercarme y darle un beso en los labios.

— No quiero ni pensar en lo que podría haberles hecho ese hijo de perra —comentó comenzándose a enojar y tome su mano.

— No pensemos en eso, ¿si? Ya todo paso y tenemos que hablar sobre lo que le dijiste a Kerem, ayer —hable y me miró por unos segundos.

— Claro, te vas a mudar conmigo y más después de lo que podía ocurrir. No quiero pensar que te pueda pasar algo más, quizás ese tipo te vio conmigo y quiso hacerte daño por dinero, por obsesión, no lo sé.

— ¿Quieres que me mude contigo?—pregunté.

— Si. Me haría más feliz de lo que me haces —me susurró—. Descuida, para mi, es algo nuevo también.

— Está bien —dije bostezando—. Tengo que ir a trabajar.

— ¿Vas a dejarme así?—señaló su miembro, el cual estaba erecto. Posó sobre mi para besar mi cuello.

— Sabes que tengo que trabajar y sobre todo hablar con Kerem —dije y automáticamente se detuvo para mirarme con sus ojos marrones, que tanto me gustan.

— Espero que le quede claro que tenemos una relación y que no se atreva a ponerte la mano porque ni el médico chino le va arreglar la bonita cara que tiene —me advirtió y asentí para reírme—. ¿Hice un chiste?

— Te ves muy tierno, celoso —dije dándole un beso en los labios.

— Y tú ropa me molesta — me salí rápidamente de la cama para escuchar su risa—. Esta noche no te salvas, Asya.

— ¿Harás la mudanza hoy?—pregunté.
— Son pocas cosas, ademas de que mi casa la puedes acomodar a tu gusto —levanté mis cejas y reí.

— Está bien.

Tome una ducha para salir envuelta en una toalla y Murat entró a ducharse mientras yo me vestía. Me puse ropa interior, unos jeans, un suéter de color mostaza y unos tenis de color blanco. Me hice una coleta y un poco de maquillaje básico.

— Estás muy bonita —me susurró Murat abrazándome por detrás con su cuerpo mojado. Le di una sonrisa para mirarle en el espejo.

— Gracias —le susurré para voltearme—. ¿Cómo sigue Annie?

— Quizás sigue dormida por la pastilla que se tomó anoche —asentí—. Por suerte, solo fue un golpe.

— Bueno, tengo que irme y tomar un...—me interrumpió.

— De ninguna manera, yo te llevaré —dijo y asentí —. Solo tengo que cambiarme.

Murat, se cambió y decidió llevarme al trabajo donde rápidamente me metí a la oficina para ponerme a trabajar antes de Kerem se pudiese aparecer por ahí.

Suspiré y empecé con todo lo que tenía pendiente.

——

— ¿Puedo pasar?—preguntó Kerem desde la puerta, haciéndome sobresaltar en mi asiento por lo concentrada que estaba.

— Supongo que el jefe no tiene que pedir permiso para entrar —dije cerrando todas las pestañas para levantarme de mi asiento.

— ¿Podemos comer juntos?—propuso y asentí.

Bajamos al estacionamiento donde nos montamos en su auto y condujo hasta un restaurante cerca de la playa. Solíamos venir aquí con los demás empleados, luego sólo veníamos nosotros dos.

Ordenamos y comimos en completo silencio. Tomé un poco de vino para hacer digestión.

— ¿Cómo te sientes? Siento mucho llegar en un momento incómodo y...—lo interrumpí.

— Descuida, no sabías lo que sucedió y estoy bien, gracias a Murat —susurré.

— Entonces, ¿ustedes son novios?—preguntó y asentí.

— Decidió que me fuera a vivir con el porque en su casa hay más seguridad y no quiere que se repita un episodio como ayer —dije y él asintió.

— Cualquiera en su lugar haría lo mismo —tragué fuerte y me levanté.

— Voy al baño —dije dejando mis cosas sobre la mesa.

Fui al baño y regresé para notar que Kerem estaba de pie junto a la mesa.

— ¿Podemos ir a la playa unos minutos? —propuso y asentí.

Tomé mis cosas y bajamos a la playa para empezar a caminar en silencio. En un momento nos detuvimos.

— Siempre pensé que serías la mujer ideal para mi —lo miré rápidamente y se acercó—. Lo eres y siempre lo serás. Pensé que teníamos un futuro juntos pero ya ves que la vida no es como la planeas.

— Kerem, yo no busqué enamorarme de Murat y...—me tomó de la cintura, Murat lo va a matar si le cuento que me está tocando.

— ¿Realmente el te mira como yo lo hago?—me preguntó y juntó nuestros labios.

Lo despegue bruscamente. Esto está mal y el lo sabe.

Se escucharon aplausos y miramos para encontrarnos a Murat.
Mierda, no otra vez.

— ¿Para esto me mandaste el mensaje de que te viniera a buscar? Para verte besándote con este —dijo y apretó sus puños.

Espera, ¿de qué mensaje está hablando?

— ¿De que mensaje estás...—escuché la risa de Kerem—. ¿Que hiciste Kerem?

— Nos vemos —dijo Murat subiéndose a su auto y acelerando rápidamente e irse del lugar.

Mis ojos se llenaron de lagrimas a ver a Kerem riéndose en mi propia cara. Las limpié bruscamente y lo tomé por la camisa.

— ¡Llévame a la empresa!—le grité enojada.

— ¿Porque debería de hacerlo?—apreté los dientes y lo miré.

— Si no te quieres quedar estéril y calvo, o que te partan tu linda nariz nuevamente, lo mejor qué haces es llevarme a la empresa y después te puedes ir al diablo —le grité histérica.

Kerem me miró cómo si estuviese loca.

— ¡Maldita sea ahora!—le grité asustándolo

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