Para toda la eternidad.

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Mira su reflejo en el espejo por quinta vez buscando minuciosamente alguna imperfección, estaba nervioso que el cuerpo le temblaba. Sentia las típicas mariposas en el estómago y una sensación asfixiante en el pecho, su corazón latía con tanta fuerza que podría pensar se le saldría del pecho.

Hay momentos que cambian por completo el curso de tu vida, momentos tanto buenos como malos, un juego sin reglas ni objetivo definido, no sabes que esperar pero puedes soñar y el amaba soñar con el día de su boda. Una celebración importante en la vida de quien fuera, una que de planea desde hace años, un día donde se promete amor, lealtad, fidelidad, amor, cariño, comprensión, amistad y una infinidad de valores por que significa entregarte por completo a otra persona, a la persona que amas y el junto a su prometido Itachi habían planeado esta boda esperándola con ansias.

Faltaban unos minutos para comenzar la boda y el ya quería salir corriendo de ahí pero no para escapar, si no para llegar al altar y dar el "si". Ya estaba listo, llevaba un vestido sencillo pero elegante, su cabello estaba recogido en un peinado que le hacía ver juvenil.

Sonrio como un bobo emocionado, soltando un largo suspiro. Tenia miedo de que todo fuera un sueño, que todos esos meses fueran solo parte de su imaginación de ser así no soportaría el dolor después de todo Itachi ya se había casado con una mujer mucho antes que él después de todo el varón era 5 años mayor que él, era bien sabido que su futuro esposo era un hombre recatado, educado, inteligente, frío, introvertido, antipático, serio, don cubo de hielo, sin sentimientos, con cara de amargado, sin amigos, calculador, indiferente, egocéntrico, arrogante. ¿Como diablos se enamoró de él? Es que cuando lo vio se preguntó "¿es acaso ese mi ser amado?". Un hombre tan misterioso como atractivo que parecía miel para abeja.

Se conocían desde niños, sus madres eran y seguirán siendo las mejores amigas. Pero Fugaku y Mikoto se habían divorciado siendo que el hombre se había llevado consigo a su hijo mayor.

Muy por el contrario Naruto era un niño risueño, extrovertido, atrayente, solecito, carismático, simpático, un amor, consentido e hiperactivo, todo un caos.

¿Como era que terminaron juntos?.

Por qué el sol y la luna por fin habían hecho un hermoso eclipse. Eran dos piezas de rompecabezas que juntas encajaban perfectamente.

—Hijo llegó el momento— su madre ingresó al lugar con una hermosa sonrisa en el rostro. Vestía un hermoso vestido verde largo que llevaba una abertura que comenzaba en el muslo derecho, dejando ver su cintura pequeña y buen cuerpo, la maternidad ñe había sentado de maravilla. Su cabello rojo estaba recogido, con algunos mechones salidos, su cuello era adornado por un hermoso collar.

—Te vez... hermoso. — su padre ingresó a la habitación atrás de su esposa, vestía un traje azul oscuro.

Este miraba con orgullo a su hijo, con tanto amor y devoción que solo un padre tan amoroso como lo era el sentiría.

Naruto sonrió al ver los rostros de sus progenitores ambos se acercaron para abrazarlo.

— Vamos Naruto, aún puedes cambiar de opinión. ¿Que tal si mejor salimos corriendo y nos vamos a timboctu?— pregunto el rubio mayor sonriendole esperanzado. — se que estas emocionado, pero si quieres irte ahora mismo, cancelaremos todo.

—¡Namikaze Minato!— su madre regaña cruzando los brazos. — No le metas ideas a mi hijo-ttebane.

— ¡es precisamente de mi criatura de quien estamos hablando!.

—Papá he esperado este momento toda mi vida. ¿Quieres que salga corriendo así por que si?— río divertido mirando las muecas que hizo su padre.

— Bien bien, pero no tardes en darme nietos. Ya que Itachi me quitó a mi bebé es justo que me de un nieto para darle el amor que aún tengo para dar. Y vámonos que se nos hace tarde

Lunatari ☆Drabbles Itanaru☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora