Estaba mal, lo sabían pero dejar de amarse nunca fue una opción. Ese pequeño rayo de sol era todo para él, su más grande amor, uno que llegó con aquel hombre que se convirtió en su padre.
Al principio se odiaron, demasiado, Naruto era quien lo odiaba y le molestaba incluso su presencia pues ellos eran la razón de que su madre se quitara la vida después de enterarse de la otra familia de su padre, Minato Y Mikoto después de ese amor clandestino por fin estaban juntos, por suerte para los enamorados ellos no eran hermanos que compartieran sangre de ningún progenitor solo Sasuke era medio hermano de Naruto.
Debían repudiarse con toda el alma pero no, ya no más.
Pero entonces, Naruto aún queriendo odiar a esos niños mimados, se terminó enamorando de uno, de su pedacito de noche como solía llamar a Itachi que a comparación de Sasuke este no era del todo un amargado, solo era tímido para las relaciones sociales, reservado y cuando por fin pudo atravesar las defensas de su corazón comenzaron a hacer pareja. A escondidas de sus padres... ¿cómo lo tomarían?, no había nada que se los impidiera, ni lazos sanguíneos, nada. No estaría ese amor puro vetado por la sociedad, su único parentesco era que sus padres fueran esposos.
—¡Itachi-nii!— ahogó el grito en la almohada al sentir como era embestido por su hermano mayor. Su querido hermano mayor.
Itachi tomó de la barbilla a su pequeño para besarlo, ahogando los gemidos de su doncel. Era su pedacito de sol, un hermoso doncel que era suyo desde que el menor comenzó a celarlo por salir con Deidara, era suyo.
Así mismo reafirmaba su idea haciéndolo suyo sin importar que sus progenitores estuvieran en otra habitación.
Arremetió de nuevo contra la entrada de su doncel, tomando más fuerza, cambiando de posición para tenerlo de frente. Era suyo, sin importar lo que dijeran ese hermoso doncel era suyo, y ni matándolo harían que su amor desapareciera, ya una vez intentaron quitárselo pero esta vez no. Era el amor de su vida.
—Mi naru-chan— beso cada parte del cuerpo del doncel, dejando su marca demostrando que le pertenecía.
No hubo rincón que no fuera besado, todo ese lienzo color canela fue marcado por sus besos, no podía dejar muchas marcas como quisiera pero algo era algo, ver la cara de satisfacción de Naruto era algo digno por los dioses y que solo el podía ver, las sonrisas picaras, las miradas cómplices... las tomadas de manos debajo de la mesa durante la cena. ¿Que diría la sociedad al saber que dos hermanastros se amaban?, deben pensar que es una locura y es que es así pero ya no había marcha atrás, cuando vio a Naruto con ese chico castaño Hyuga supo que no podía ser capaz de verlo feliz con alguien más que no fuera el.
Embestida a su dulce ototo con fuerza pero sin dejar de ser amoroso y cariñoso con el doncel. Naruto lo sabía, que sus padres no lo aceptarían y debían de encontrar la forma de vivir su romance en paz.
—¡aah..!— Itachi beso de nuevo a Naruto para evitar el gemido de placer cuando toco su punto dulce en su última embestida antes de correrse dentro y que el pequeño doncel lo hiciera entre sus vientres.
Sin más fuerza,Itachi se dejo caer en el pecho de ese hermoso doncel, tenían las respiraciones agitadas, sus cuerpos estaban apretados por el sudor. Susurraeon un "te amo", tan puro e inocente, uno tan sincero.
—¿Que vamos a hacer?— pregunto el doncel preocupado una vez el calor de la excitación disminuyó. Itachi no se levantó a verlo a la cara el tampoco tenía una respuesta, se acorruco más ocultando el rostro. Naruto acarició su cabellera negra.
—¿Quieres abortar?— pregunta temeroso de la respuesta y colocando su mano en el vientre del doncel donde crecía el fruto del amor prohibido, el amor a ciegas que tenían.