—Ya Minato, no eres el primer padre que tiene una hija o un hijo doncel que se le casa— Kushina ya estaba cansada del dramatismo de su esposo.
—Pero si es el primer hijo doncel que se le casa a este padre— volvió a sollozar, estaba sentado sobre la cama hecho bolita. —Mi niño...
La pelirroja rodó los ojos ignorando a su pareja, suspiró derrotada llendo a consolar a su esposo.
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Por otro lado Itachi apenas asimilaba la noticia que su pareja había soltado en plena comida. Había durado escondido en el cuarto de su novio hasta que Kushina encerró a Minato en la habitación de ambos y lo había amenazado.
Padre.
Después de tanto seria padre... no es que la idea no le agradase sino que ahora no sabia como sentirse realmente... ¿asustado? Por que a su cargo estaría una pequeña vida y no sabía como debía actuar, después de todo su padre no era un buen ejemplo de la relación paternal hacia un hijo, Fugaku era demasiado seco con sus hijos y no hablaba con ellos más que de ser necesario.
¿Emocionado? Su sueño de formar su propia familia y darle a alguien lo que no tuvo, lo tenía entusiasmado.
Su rubio le cumplía ese sueño, su pareja y futuro esposo. Le miro de reojo mientras esté dormía, la baba le escurría por el labio y estaba bien abrazado a una almohada. ¿Como eso le pareció encantador?
Luego posó su vista en su aún vientre plano, su primogénito crecía en su interior. El fruto de su amor...
— asegúrate que sea igual a ti— susurro antes de acomodar a su novio correctamente bien en la cama, antes de el mismo acostarse a su lado.
Por suerte el doncel ya tenía su propio departamento, por lo que ambos podrían estar juntos. Huyeron juntos después de que Minato corrió lejos de su esposa y su peligroso sartén.
Naruto en medio de su ensoñación busco inconscientemente a su pareja, Itachi se encontraba preso entre los brazos de su doncel y una de sus piernas lo rodeaba por la cintura.
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Minato suspira, no puede dormir después de tener el corazón latiendo por las diferentes emociones.
Hace 25 años había tenido el privilegio de tener la oportunidad de ser padre, su esposa Kushina había llegado con la alegre noticia.
‐¡Seré madre-ttebane!
El tardo un poco en procesar la noticia pero no dudo en correr hacia su esposa y levantarla en brazos, besando su rostro y labios.
—¡Estoy embarazada!
—¡Sere padre!
Sus gritos y lágrimas de felicidad duraron un rato. Y luego llegó el momento de ser pensativos saber cómo criar a su hijo sobre todo Kushina con sus paranoicos escenarios.
—¿Y si se vuelve un malandro?
La veía caminar de un lado a otro intranquila por la simple idea. Pero el no estaba mejor, pensaba en los posibles escenarios de llegar a ser una niña o doncel.
—¿o si tiene por novio a un malandro?
Minato pontro se planteó a su posible hija o hijo doncel vestido con pronunciadas prendas presentando a un hombre con tatuajes, perforaciones y siendo un patán. Se puso pálido de inmediato, el oponiéndose y siendo abandonado por seguir a aquel chico egoísta y machista.
Corriendo fue al baño, el tenia los síntomas del embarazo de su mujer primero vomito su desayuno y luego lloro creyendo lo peor.
Cuando nació su hijo, un lindo doncel se propuso cuidarlo tanto como pudiera para que el fuera feliz. Era de esperarse que su carisma y su personalidad atrajera la atención de quienes lo rodearán. Era un niño muy atrevido y rebelde para su suerte.
Cuando Naruto cumplió doce conoció a Itachi. El hermano de su mejor amigo, un chico tranquilo con personalidad relajada y un tanto indiferente con cualquier ser vivo, de joven solía estar enamorado de Sasuke pero al ver a Itachi ese enamoramiento se esfumó más rápido de lo que pudo pensar, solo podía imaginarse a ese hermoso Varón a su lado.
Talvez iba a la casa de Sasuke solo para verlo y hablaban horas. Pronto Sasuke se dio cuenta y le ayudó a conquistar al muro de hielo que era su hermano mayor para ver si con un tantito de afecto quitaba la cara de amargado.
El resultado fue el esperado. Pero fue un caos presentarlo a sus padres como su novio.
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Minato despertó al escuchar su celular sonar, miro la pantalla. El nombre de "Ladron" aparecía.
—¿Que quieres?— contesto con desgano.
—Serán dos... niñas.
Minato escucho atento, ya habían pasado meses de la boda y apenas escucho la afirmación de su yerno comenzó a reír.