Por fin todo estaba tomando su curso, la guerra había terminado y reconstruyeron sus vidas tan bien como pudieron dejando atrás las heridas provocadas por las inmensas perdidas de los diferentes integrantes de la alianza ninja.
Pero debían continuar, avanzar pero sin olvidarlos.
Naruto también decidió avanzar, madurar, aunque su instinto imperativo seguía ahí. Pero quizá ahora a sus 20 Años siendo un hombre casado sentía que aun faltaba algo. Mientras paseaba por la aldea se quedaba mirando a las diversas familias que había en pleno distrito comercial, el podía verlos con detenimiento y el sentimiento de vacío que sintió en su juventud regreso a su corazón.
Estaba casado desde hace dos años, su vida marital fue la experiencia más hermosa de todas pero aún faltaba algo para que su familia estuviera compuesta... y era claro lo que faltaba.
Un bebé.
Un hijo de ambos al que llenaran de amor y afecto, un pequeño que siempre corriera hacia ellos llamándolos papá y mamá, pero había un pequeño detalle, el era hombre y la persona con quien se casó igual.
Su esposo cinco años casi seis años mayor que él era un hombre y vaya hombre, un espécimen único entre sus allegados, atractivo, inteligente, una personalidad pasiva pero seria. De cabello negro largo y lacio atado a una coleta baja, ojos ónix... de nombre Uchiha Itachi, así que biológicamente no podrían tener hijos.
Al llegar a casa, su esposo asomó la cabeza por la puerta que daba a la cosina con un boul en manos parecía estaba haciendo algo para la hora de la comida por que en definitiva Naruto no podía poner ni a hervir agua por que se le quemaba.
—Hola, cariño. ¿Como te fue?
—Quiero un hijo— atajo determinado.
Itachi casi se ahoga con su propia saliva al comentario tan inesperado para él y había dejado caer el recipiente al suelo por la impresión, ya llevaban dos años casados pero no imaginaba que su esposo quisiera un hijo.
—Podríamos adoptar... — respondió el mayor ante el pedido del chico de cabellos dorados, tomo el recipiente del suelo antes de ir por un trapo y limpiar lo que había derramado.
Si bien era lindo darle una segunda oportunidad a cualquiera de esos niños ciertamente su corazón egoísta pedía a gritos un vástago con las características de ambos. Quizá un azabache de ojos azules o un rubio, talvez un clon de su esposo o uno de si mismo, o una mezcla extraña de tonalidades en el cabello con ojos de diferente color. No importaba su apariencia ni su género quería un hijo junto a su esposo.
— Quisiera que fuera idéntico a nosotros— expreso su anhelo al mayor, este se quedó pensativo por unos instantes intentando buscar una alternativa para cumplir el deseo de su pareja.
Sabia que Naruto anhelaba una familia y el igual ese siempre fue su deseo, vivir tranquilamente con una familia llena de risas eliminar el vacío que sentía incluso con su propia familia de joven.
—¿Rentamos un vientre? Se puede modificar el ADN para que tenga rasgos de nosotros.
A Naruto no le gustó la idea, pensar en que una mujer diese a luz al hijo de su esposo o el propio no era de su total agrado.
>>hablaremos de eso después, preparé la cena ¿vamos?— Itachi le sonrió cálidamente como siempre hacia.
Su esposo podía ser uno de los shinobi más temidos de las naciones ninja, un hombre sanguinario con una personalidad y moral cuestionable pero en todo el mundo ni había otra persona con el sentido de la justicia como lo era Itachi, sus pensamientos eran diferentes al sentido colectivo de la masa y aún así nunca pensó en usar sus habilidades para provocar caos, sino para conseguir por fin la anhelada paz, Itachi amaba a Naruto siempre lo expresaba con sus acciones por que con las palabras era carente, sus besos, abrazos e incluso las noches de pacion demostraban su muy grande devoción hacia la persona que amaba. Itachi podría ser indiferente con los demás pero con su esposo.. era totalmente diferente y Naruto estaba contento de ser el único que conociera las diferentes facetas de ese chico.