24.INVÍTAME

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 Franz se vistió tras darse una ducha, tratando de imponer la lógica sobre sus sentimientos. Sin embargo, con Minho en la ecuación, esta tarea resultaba casi imposible para su raciocinio. Debería haber defendido su posición con firmeza desde el principio, pero ahora era demasiado tarde; quedaría marcado como alguien incapaz de controlar sus emociones.

"Tú puedes hacerlo, esto no es más que sexo", se repetía mentalmente. "Sus besos no significan absolutamente nada."

Tocó la puerta del baño, esperando que Minho lo escuchara. "Toc... toc... toc..."

—¿Estás listo, Sargento?

—Sí, ya salgo — respondió Minho.

La puerta se abrió y a Franz se le cayó la quijada al ver cómo lucía Minho con un conjunto deportivo que encontró en su vasto clóset. Le quedó perfecto. 

—Me ajustó bien. ¿Estás seguro de que no es de uno de tus amigos idiotas?  —preguntó.

—No, Sargento, aunque no lo creas, jamás he traído a nadie con quien me esté acostando. Esta es la casa de descanso de mi madre.

—¡WOW! ¿Entonces debo agradecer la deferencia?  —exclamó Minho.

—Las chupadas no cuentan como tal. No te hagas ilusiones.

—Jajajaja, sí tú lo dices.

—Trottel. (Imbécil).

 La tensión en el rostro de Minho era evidente. El desayuno se le había atragantado más de una vez. Tener a los padres de Franz frente a él, compartiendo alimentos que se suponía eran sagrados, lo atormentaba. Y lo peor era que los padres de Franz seguían siendo amables con él. ¿Cómo había llegado a aceptar estar en esa situación? Volteó a ver a Franz, quien tenía una sonrisa socarrona.

"Estúpido chico malo, sé que te estás regodeando al verme sudar. Más tarde arreglaremos cuentas" –  pensó Minho.

—¿Y cuándo regresas a Alemania?  —preguntó Armin a Minho.

—No voy a volver. Tuve algunos contratiempos y ahora soy un desertor del ejército. Planeo ir a Busan con un tío lejano. Él tiene una zapatería, tal vez pueda darme trabajo —  respondió Minho.

Minho esperaba escandalizar a la familia con su confesión. Estaba preparado para levantarse y marcharse en cuanto recibiera la primera indirecta o insinuación. Sin embargo, la reacción de Armin lo tomó por sorpresa.

—Sí nos tienes confianza, podrías contarnos lo que sucedió. Tal vez podamos ayudar —  dijo Armin consternado.

Franz cerró los ojos unos instantes, reflexionando sobre las implicaciones de esa conversación. Creyó que el "incidente" era la razón por la que Minho había desertado. Puso su mano derecha sobre la de Minho y la apretó.

—Sargento, no creo que...  —comenzó Franz, pero Minho le devolvió el gesto y asintió con la cabeza, indicándole que todo estaba bien y que no tenía que seguir hablando.

—Pertenezco a una comunidad sumamente religiosa, donde la homosexualidad es considerada como una enfermedad incurable y altamente contagiosa... —comenzó Minho, confiando en Franz y su familia. Les contó sobre su experiencia en la granja de reconversión y su tiempo en la Marina. Explicó cómo el final de su compromiso lo llevaría de vuelta a ese infierno.

Franz, volteó a ver a su mamá, no necesitaba decir nada para que ella entendiera.

—¿Tú quieres regresar a tu trabajo?   —Preguntó Ji-Hu.

 —Por supuesto, y también me gustaría quedarme en Alemania, aunque los deseos no siempre se cumplen.

Ji-Hu se levantó y se dirigió hacia su oficina. Estuvo allí aproximadamente media hora, y cuando salió, llevaba una amplia sonrisa.

DJ VÖN  (2 MIN)🔞⚠️⚠️ 🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora