31.LOCURAS

125 32 64
                                    

 Minho tuvo una maravillosa forma de despertar. Su pene había cobrado vida, lo tenía erecto e hinchado. Tanto que casi le dolía. Pero una lengua sedosa lo acarició suavemente, logrando que la sensación fuera más placentera. El músculo travieso recorrió toda la longitud, jugueteó con la punta lamiendo la humedad viscosa que emanaba la corona de la cabeza. 

Sus testículos fueron acunados por una mano pequeña y llena de anillos, los cuales le proporcionaban sensaciones deliciosas. Tenía los ojos cerrados y la sábana ocultaba el hecho, pero su mente formó la imagen y era tremendamente impresionante. Tanto que gimió. – ¡Ahhh, Bebé, eres increíble!.

"Mmjajammjaaja".  —Franz pasó las vibraciones de su risa al pene de Minho.

—¡Carajo, Franz!, eso se sintió... tan bueno. Cada cosa que haces me sorprende y me gusta.

Las nalgas se le despegaron del colchón, todo su cuerpo entró en tensión, apretó los labios y su respiración se volvió densa. Sintió cómo su clímax se acercaba, su mirada se volvió borrosa y con un fuerte gemido anunció su llegada a la cima. "¡AHHHHHHH!".

Franz salió de debajo de la sábana, tenía una sonrisa de autosuficiencia. Se sentía feliz de que Minho apreciara cómo lo tocaba, cómo lo saboreaba. Sabía que ya estaba dentro de su mente y que difícilmente podría ser olvidado por el Marine.

—Bebé, eres tan hermoso y caliente.

A Franz se le endurecieron los pezones y su entrada se contrajo. Se mordió el labio inferior. Esas palabras dichas en boca de Minho lo ponían a mil.

—Fóllame, Sargento, estoy cachondo.

Minho no lo pensó ni un minuto, lo tomó por la cintura y de una le dio la vuelta quedando encima de Franz. Le separó las piernas y notó cómo el pene ya estaba goteando, lo acarició y vio que la entrada ya estaba húmeda.

—No mentías, estás mojado. ¿Quieres que te la chupe?

—No, Sargento, estoy tan caliente que no tardaré mucho.

Minho estiró la mano y alcanzó un condón, lo abrió y se lo colocó rápidamente, no necesitó prepararlo todavía se encontraba dilatado. La noche había sido muy activa. Se alineó a la entrada y su miembro se deslizó sin mayor problema. Franz sintió cómo su corazón latía diferente, arrítmico y cálido a la vez.

Las embestidas comenzaron lentas, pero cuando las nalgas de Minho fueron aprisionadas por las manos suaves de Franz, estas dirigieron el ritmo deseado. Fuerte, contundente. Ambas caderas parecían chocar entre sí. El ruido de la carne era morboso. Franz jadeaba buscando aire con cada empuje. Sus sentidos se encontraban impregnados del aroma que desbordaban sus cuerpos al estar teniendo sexo. A Minho le excitaba cómo las manos de ese chiquillo le masajeaban y rasguñaban las nalgas. 

Su pene era aprisionado por esas paredes húmedas, ardientes. Y a pesar de que no hubo impedimento alguno al entrar en esa cavidad, esta era apretada y esa sensación hacía que se volviera loco de placer. Jamás pensó que follar a un hombre se sintiera tan delirante

—¡Mierda, Franzzzz! Me gustas, me encantas. Me tienes loco. Sí, esto es pecado y me voy a ir al infierno, te juro que no me importa, bebé. Aceptaré la penitencia con gusto.

Franz se revolvió entre los brazos de Minho; este lo sujetó con fuerza y dio una última estocada tocando el borde del placer; sus orgasmos se desbocaron al mismo tiempo, gritando de éxtasis total.  "¡AHHHHHHHH! ¡AGHHHHH!"

Sus respiraciones estaban agitadas. Franz quedó muy sensible; sus sentidos estaban agudizados. Podía escuchar, oler, percibir, ver y saborear como nunca, era parecido a cuando se drogaba. En pocas palabras, estaba perdido en el embeleso de su orgasmo.

DJ VÖN  (2 MIN)🔞⚠️⚠️ 🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora