Prologo

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Mikayla.
Overland Park, Kansas...
Verano del 2018

Dejó que el aroma cálido de mi ciudad me invada las fosas nasales con el profundo suspiro que tomo al estar de pie a la orilla del South lake park. He quedado con Chris; mi novio de hace más de dos años, casi todos los fines de semana nos vemos aquí para pasar el rato juntos antes de que se vaya a la universidad y me deje estancada en este lugar. Me llevo las manos a la cintura y con la mirada me pongo a buscar a mi perfecto novio alrededor de todo el parque, pero no lo veo por ningún lado. Tomo mi teléfono del bolsillo y marcó su número.... Primer timbre y... el sonido de su teléfono llega a mis oídos desde lejos, así que me pongo en su búsqueda, pero... antes de siquiera dar un paso logro verlo junto a un árbol.... Dejó caer el teléfono de golpe y siento como mis ojos comienzan a empaparse de lágrimas, mi pecho arde y lo único que quiero hacer es lanzarme contra él y contra la ramera rubia que lo está besando apasionadamente.

— ¡¿Que mierda te pasa?! — dejo que la ira me consuma y me acerco a ellos a paso firme provocando que Chris me mire con sorpresa

— Cariño, puedo explicarlo..... — tartamudea intentando arreglar lo imposible.

— ¡¿Explicar que?! — miro a la chica — ¡¿Que la confundiste conmigo?! — le lanzo una cachetada y un empujón que lo hace tambalear hacia atrás — ¡Dos años! — le recuerdo llena de rabia — ¡Mandaste a la mierda dos malditos años!

— Amor... no es lo que crees.... — intenta acercarse a mi pero me rehúso a que me toque.

— Si me pones una mano encima, llamaré a Carl y le diré lo que me hiciste — lo amenazo. Mi hermano mayor es la única persona a la que todos en la ciudad le temen, y no es para menos; Carl se ha encargado de engrandecerse como uno de los traficantes más respetados del condado de Kansas, él y su grupo de Bikers son los que cuidan la ciudad de los forasteros que quieren llegar para invadir sus territorios, pero también se han encargado de hacer un orden entre los habitantes de Overland. — No se lo pensará dos veces para llegar aquí con los escorpiones — sentencio, logrando que alce las manos en señal de rendición.

— Por favor, no le digas nada a tu hermano — suplica y lo miro de arriba a abajo haciendo una mueca

— No puedo creer que perdí tanto tiempo y desperdicié tantas oportunidades de salir de este maldito lugar solo para estar contigo — espeto.

— Mikayla...

— No quiero volver a verte — me doy media vuelta dispuesta a marcharme pero me regreso y miro a la chica que lo besaba hace unos segundos — Debes de estar tan desesperada por un poco de atención como para besar al chico de otra... pero pudiste haber elegido a alguien mejor que esto. — resoplo y esta vez si me marcho dejando atrás al hombre que alguna vez me hizo muy feliz. No me arrepiento del tiempo que pasamos juntos, pero si que me arrepiento de no haber seguido mis sueños cuando pude solo por hacerle caso a un inútil que termino siendo como todos los demás. <<Jamás volveré a enamorarme>> No dejare que otro idiota me arruine la vida como lo hizo el, no volveré a sobreponer los deseos de los demás antes que los míos y si debo alejarme de todos aquí, entonces lo haré. Ya me canse de ser la que complace a todos, desde ahora seré solo yo y nada ni nadie va a decirme que hacer.

Sigo mi camino sin mirar atrás y al llegar a mi calle me apresuro más para entrar y subir a mi habitación echa una furia, busco mi alcancía que en realidad solo es un frasco de vidrio que escondo bajo una tabla suelta del piso de mi habitación y saco todo el dinero qué hay en el sobre la cama. <<Esto debe bastar>> acomodo los billetes lo mejor que puedo y los meto en mi mochila café con flecos. Guardo también mi cargador, mi laptop, y algunas cosas más que en el momento creo que necesitaré y me apresuro para buscar la maleta roja que guardo en la cima de mi closet. La pongo sobre la cama y me doy a la tarea de guardar toda mi ropa lo más rápido que puedo.
Miro el realojo sobre la pared y caigo en cuenta de que debo darme más prisa, mamá llegará en una hora de su turno en el bar y Carl también no tarda en pasarse por la casa para ver qué no haya ningún problema. Muchas veces se me pasó por la cabeza esta locura que estoy a punto de hacer, pero nunca tuve el baño para hacerlo y parte de eso era Chris, y mamá quien se la pasa diciéndome que no sirvo para nada y que si me voy lejos, volveré arrastrándome de nuevo a casa. Carl es el único que nunca me ha juzgado y entiende el porqué de mis decisiones, ya que cuando tuvo edad suficiente se marchó de casa porque no soportaba a nuestra madre, intentó llevarme con él pero ambos sabíamos que no sería buena idea, por la vida que lleva. No quiero pasar todo el tiempo aquí, y seguir los pasos de mi mamá, trabajando en un bar, viviendo con lo poco que gana y los extras que consigue por los "favores" que le hace a los borrachos del bar. No quiero esa vida para mi, nunca la he querido, y si no salgo lo antes posible, me quedaré estancada para siempre.

Tentaciones Prohibidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora