Tentaciones Prohibidas

Capitulo 13

Mikayla.
Al día siguiente me levanto tarde, es domingo y Lilah también se ha pedido el día libre para estar juntas, le entristece que me vaya de viaje, y por eso quiere pasar este día juntas viendo alguna serie o película mientras comemos pizza y nos atiborramos de dulces. Cosa que rara vez hacemos porque nuestros horarios no se acomodan a nuestro beneficio. Me recuesto en el sofá con el plato de palomitas recién hecho y tomo el control del televisor para poner una película pero mi teléfono vuelve a sonar interrumpiéndome, verifico el nombre en la pantalla y cuando veo el nombre de mi hermano lo ignoro y vuelvo a lo mío.

— ¿Dean de nuevo? — pregunta Lilah mientras se sienta junto a mi con las sodas y el resto de dulces que fuimos a comprar. Sacudo la cabeza y mastico unas palomitas que me meto a la boca.

— Carl — espeto

— ¿No crees que ya lo haz ignorado lo suficiente? — pregunta con suavidad, sabe que me pongo de malas si insiste con ese tema, mi hermano hizo mal en dejar que nuestra madre me contactara para atormentarme, sabe que nuestra relación no está bien y que no tengo intenciones de arreglarla y aún así le permitió que me hablara.

— No y ya va a empezar la película — dijo con frialdad y cambio de tema.

— Solo digo que...

— No conoces a Carl — la corto — ni a mi madre, solo yo se mi relación con ambos y solo yo se como manejarlos — espeto — no quieras meterte en eso porque no es tu problema, es mío ¿de acuerdo?

— Vale — asiente sin intenciones de continuar presionando. El es mi hermano y me puede tener un conflicto con el, pero hizo algo que claramente sabía que no quería que hiciera pero le dio igual.

Después de un rato se me pasa el mal sabor de boca que me dejó tocar tema de Carl, juntas vemos dos películas consecutivas hasta que la noche cae y ella se queda dormida en el sofá. Me pongo de pie con cuidado y la abrigo con la cobija gris que usaba para abrigarme los pies, recojo un poco el desorden y apago el televisor antes de ir a mi habitación y tomar un abrigo para salir del edificio. La noche es fría, pero aún así la ciudad parece estar más viva que de día, tomo mi teléfono del bolsillo y marco el número de Jack.

— Hola Kay — me saluda al responder

— Hola Jackie — suspiro mientras camino en dirección a la pequeña cafetería que está a un par de calles de aquí, nunca he podido venir, solo la veo al pasar pero me llama la atención porque luce como las que salen en las películas en donde puedes pasar el rato y probablemente contarle toda tu vida a la mujer que atiende.

— Ese suspiro solo me indica una cosa — dice — cuéntame — pide

— Carl no deja de llamar — respondo

— Creí que hablarías del actor guapísimo — bromea — ¿No le has respondido?

— No — sacudo la cabeza — me frustra estar así con el, es mi único hermano y bien o mal, siempre me apoyó en todo, pero esto que hizo... — suspiro — cruzó los límites.

— Carl es un costal gigante de músculos y mal carácter, pero ambos sabemos que te quiere mucho — dice — eres su hermana pequeña, y aún desconozco que cuento le dió tu madre para volver a recuperar su cariño, pero sabes la debilidad que tiene por ti y por ella, claramente iba a intentar que ambas se reconcilien.

— Si, pero eso no depende de él — resoplo — Ella me ha jodido más a mi que a él, pero eso no lo sabe porque nunca estuvo presente para verlo.

— Entonces dile

— No servirá de nada — espeto — Carl es igual o peor que yo de necio, y será como hablar con una puta pared. — suelto y abro la puerta de vidrio de la cafetería que suena en cuanto se abre y entro al lugar. — Mamá no tiene el derecho de juzgarme teniendo en cuenta la vida que lleva.