Problemas. Se supone que tener problemas, disgustos y peleas con tu pareja es considerado como algo normal en las relaciones, especialmente si se trata de un matrimonio, y si éste a durado más de diez años era comprensible diferir en opiniones y demás, pues está en el instinto de cada ser humano crear un conflicto enorme si alguien no está de acuerdo con lo que dices, es por simple naturaleza, pero en mi matrimonio, nunca creí que eso contara. En un inicio ninguno de los dos lo entendíamos, para nosotros todo lo que había era nuestro amor, éramos como pan y mantequilla, queriéndonos como el primer día, envueltos en una nube rosa de ensueños, no nos importaba el mundo, eso era aparte y ajeno, estuviera ardiendo o derrumbándose frente a nuestros ojos, el elixir de nuestros besos y caricias eran suficientes para hacernos cómplices del otro, perdiendo así, toda noción de la realidad cruel en la que vivimos, quién mejor que Itachi para saberlo, ambos habíamos sido víctimas de esa mencionada crueldad, pero la olvidamos, como si esa palabra jamás hubiera existido en el diccionario o en nuestras mentes, todo era con tal de ya no recordar más.
Todavía tengo bien presente el día que nos conocimos, se quedó grabado en mi cuerpo como una daga caliente al rojo vivo manchándose en mi carne por ese "para siempre". Éramos apenas unos niños en ese entonces, ninguno de los dos sabía, en ese momento, que luego de unos años terminaríamos casados, él, Itachi Uchiha, mi futuro esposo, provenía de una familia muy unida y hermosa, una que siempre deseé tener, porque, mientras tanto yo, vivía con una familia adoptiva a la que realmente no llegué a interesarles mucho, pasaba muchas tardes en la casa de mi mejor amigo, y se podría decir que sus padres me adoraban, era casi como un tercer hijo para ellos, me sentí parte de esa familia desde un principio, me querían y yo a ellos, adoraba sentirme amado.
Solo eran los celos del pequeño Sasuke los que me mantuvieron siempre un poco intranquilo, se trataba del hermano menor de Itachi después de todo, era normal que se pusiera a la defensiva, pensaba que quería quitarle el puesto de hermano, pero pude vivir con ello.
Itachi siempre me gustó, para mí no podía existir nadie más hermoso que él, me ha tenido desde siempre a sus pies, son todas esas cosas que conforman su ser lo que me hace enloquecer, hasta los diecisiete años que se me ocurrió confesarlo, fue ese uno de los días más felices de mi vida el verme correspondido, Itachi sentía lo mismo que yo, me lo confirmó con un beso suave en los labios, nuestro primer beso debajo del manto de una noche repleta de nervios, felicidad, y unas cuantas mariposas colándose en mi estómago.
Su familia lo aceptó, la mía no, entonces no volví a saber más de ellos.
No quise volver al infierno que recuerdo de una infancia esperando a que alguna pareja me adoptara, ellos no fueron tan cariñosos, viví con esa familia por un largo tiempo hasta que pasó lo inevitable, eran muy devotos, la homosexualidad era algo que no se podía tolerar en sus creencias, así que optaron por desechar al pecador, creo que no los culpo, no compartía nada con ellos, ni la sangre, ni el apellido, más que las experiencias y ya.
En mi afán por no querer separarme de él decidí empezar a vivir por mi cuenta, sus padres me ayudaron bastante con algo de dinero que me daban de vez en cuando, me costaba aceptarlo, pero juré que en algún futuro se los devolvería, fue así que podía estudiar y trabajar al mismo tiempo, cuando tuve un buen empleo y nadie podía catalogarme como un "don nadie" le propuse a Itachi vivir conmigo, mientras él terminaba su carrera en la universidad, un año después le hice la gran pregunta.
Desde que lo conozco sé que ha sido una persona muy cerrada con las emociones que lo azotan, peor que a cualquier otra persona más, durante varias etapas lo vi consumiendo anti-depresivos, pues me decía que, aunque no lo quisiera no podía evitar sentirte así, y me dolía a mí también, yo hacía todo lo posible por mantener esa sonrisa que tanto me gustaba, una que le pertenecía a él, y yo me empeñaba en ser el motivo por el cual era feliz, pero ese día, sé que no fue fingida su reacción, su emoción fue tal que me habría encantado capturar ese momento e inmortalizado para vivirlo una y otra vez en la eternidad con una cámara fotográfica; sin pensarlo se abalanzó sobre mí, llorando de alegría, abrazándome, y dándome las gracias por darle ese instante de felicidad, uno que duraría toda nuestra vida.
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El ayer que olvidé ━━ 𝘚𝘩𝘪𝘴𝘶𝘐𝘵𝘢
FanfictionCuando sueño, mis pensamientos son vacíos. Cuando intento ir un momento hacia atrás, todo se transforma en un abismo oscuro y sin fin. Y cada que veo su rostro afligido... No hay registro de él, ni de todas las cosas que él aseguró como verdaderas...