XVII: De regreso a Nakano

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Los aeropuertos no son exactamente mi lugar preferido en el mundo, son ruidosos, tediosos y muy estresantes por toda la cantidad de gente ahí dentro, y más que nada, la cantidad de tiempo de espera para abordar un vuelo.

En cuestión de los últimos dos días que estaría en mi casa tuve todo preparado, mis maletas, con algo de recelo acordé dejar a Némesis en el cuidado de Obito, yo mismo me había encargado de hablar con Fugaku para avisarle de nuestra visita, todo para sostener ese número de teatro que Itachi me había convencido para ser participe.

Me convencí de que solo sería una estadía corta de no más de una semana, que podría soportarlo y volver como si nada, después no volvería a saber nada de esa familia definitivamente.

Si de verdad esto ayudaba a mi ex esposo a que recuperara la memoria yo... De verdad podría estar mentalizado para recibir la verdad de golpe.

Hasta ahora mis emociones han ido subidas en un carrito de montaña rusa, mis pensamientos son confusos, a veces me tiento a cosas que son incorrectas, el odio me engulle entero cuando viene a mi mente todo el juego que Itachi y Kisame hicieron a mis espaldas.

Sus intenciones les habrían salido de maravilla.

Pero entonces sepulté todos esos amargos ratos que pasé, y preparándome para hacerle creer a los demás que solo sabía que mi esposo había tenido un accidente y nada más, si esa noche antes de la catástrofe no hubiera descubierto esos mensajes en el teléfono de Itachi ese sería el caso.

Él bien y podría seguir conmigo, o el infierno solo se habría atrasado, Kisame no se iba a quedar con las ganas de hacer de las suyas, esta era una faceta que nunca esperé de su parte, solía creer que su cercanía y amabilidad con nosotros era porque era buen amigo de mi marido, no porque se lo quisiera coger.

Pero eso ya no debía acaparar mi mente al cien por ciento, solo me quedaba encontrar la manera de concentrarme en lo verdaderamente importante, y ponerle fin a lo que fue la mayor parte de mi vida, únicamente una fantasía, una ilusión de ensueño disfrazada de años acaramelados que estuve desperdiciando.

Pude haber tenido una vida mejor, ser más libre y haber hecho más cosas, o no, es incierto.

Finalmente cuando llegó el día de empezar nuestro viaje, yo y Sasuke acordamos que ellos pasarían por mí a las doce del medio día, cuatro horas antes de la que estaba programado el vuelo, para tener tiempo de todo y de sobra para pasarla aburridos e inquietos en la enorme sala de espera, era muy predecible que el silencio nos haría pasar un rato muy poco agradable, y qué decir de todo el vuelo, prácticamente nuestros asientos estaban juntos, y aunque quisiera tenerlo lejos de mí no podría permitírmelo, mi deber era cuidarlo.

Reconocí el sonido de la bocina del auto de Sasuke pitando fuera de mi casa, me asomé por la ventana para corroborar que era él, sí, ahí estaba, y por lo que pude notar no solo su hermano iba con él, también Karin y la bebé, maldición, eso sería más difícil de lo que imaginé.

Llevaba dos maletas conmigo y una mochila, cuando salí recibí la ayuda de mi ex cuñado para ponerlas en la cajuela junto con la de Itachi, quien solo llevaba una bastante grande, que compensaba la cantidad que yo llevaba, pues las mías eran algo más pequeñas, así que fue difícil acomodarlas de una manera que entraran bien.

La mochila se tuvo que ir sobre mis piernas, pues ya no encontró lugar allá atrás.

Mínimo el trayecto fue soportable y eso gracias a Karin y sus cantos para la bebé que se reía cuando entre su madre y su tío le daban cariños en conjunto, en cada eterno semáforo Sasuke se les unía tímido por no ser algo tan natural de su actitud, a mí solo me contagiaron la risa, en ningún momento me uní a sus juegos.

El ayer que olvidé ━━ 𝘚𝘩𝘪𝘴𝘶𝘐𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora