XXI: Huir

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Me quedé un buen rato tirado en el suelo fresco, con los brazos y las piernas extendidas cual estrella de mar, mi respiración corría con frenesí, y los cabellos se me pegaron al rostro atraídos por mi sudor, aquel repentino chispazo de adrenalina que representó traer mis recuerdos de regreso de una manera tan violenta me dejó en agonía y suplicio.

Me incorporé cuando pude dejar de respirar por la boca, y mi corazón se ralentizó un momento.

Fue extraño, supongo.

Demasiado que digerir en cuestión de segundos, no fue un proceso largo, en donde fragmentos de memoria venían en momentos cualquiera del día, imaginé que sería algo así, creo que... Mi yo de hace semanas se pudo haber topado con una sorpresa aterradora y desagradable de lo que fue su vida, pero ahora esa persona temporal había muerto para traerme de regreso.

El dolor en mis sienes era intenso, igual que en la nuca, rasgué las sábanas con mis manos, pues eso fue lo más cercano que pude encontrar a mí para drenar los estragos que había dejado mi mente.

Maldije más de una vez entre murmullos, porque ahora que estoy aquí, después de todo lo que pasó hubiera preferido que mi memoria se hubiera mantenido sepultada, allá en el abismo de donde nunca tuvo que haber salido. Fue gracias a ese Itachi amnésico que Kisame no había actuado en contra de Shisui, o eso quiero pensar.

Esta situación había ocasionado más daño del que imaginé, Shisui había terminado por creerse que le había sido infiel, sabía que eso pasaría tarde o temprano, un secreto que no era del todo cierto siempre terminaba por salir a la luz, aunque la verdad haya sido alterada muy significativamente, creando otra realidad y otro yo, dejándome muy mal parado solo para el beneficio de otro.

Lo hice todo por el miedo a que las amenazas de mi supuesto amante se cumplieran, ¿habría sido distinto si me hubiera atrevido a decir la verdad desde el principio? Tal vez no, quizás ni siquiera estaría aquí en casa de mis padres, intacto, sino en alguna cárcel tirado en charcos de mi propia sangre, es bien sabido que a los tipos como yo no les va muy bien en esa clase de ambientes tan hostiles, puede que... Ya estaría muerto antes de que mi primer año de condena haya culminado.

━Itachi, ¿qué haces ahí? ━su voz perturbó el silencio, con ese toque de preocupación, se acercó hasta donde estaba para ofrecerme su mano y ayudarme a levantar, pero antes me apresuré en arreglarmelas yo solo y no recibir su gesto.

━Me caí mientras dormía.

Y eso debía ser todo.

Imaginaba lo mucho que a él le gustaría que le diera la noticia que mi memoria estaba recuperada, solo debía retroceder y ver lo mucho que se esforzó por hacer esto posible, es decir, me acompañó al otro lado del mundo por ello, pero no estaría bien, yo no hacía un bien.

Estaba agitado, nervioso porque notara en mí algo distinto, porque lo había, ahora todo había dado un vuelco de trecientos sesenta grados, pero él no tenía porqué saberlo.

Me senté en el borde de la cama, evitando su mirada con la que en estos momentos no quería encontrarme por nada del mundo, pero de todas maneras lo tendría que hacer quisiera o no, ¿por qué demonios tuvo que haberse dado este viaje? Es lo peor que pudimos haber hecho, pero al parecer la vida nos había dado tan pocas lecciones que no pudimos aprender a dejar de ser esos niños de dieciséis tan inmaduros y tontos.

Sus acciones y las mías eran todo lo incorrecto que había en este mundo, y nos habían traído al punto de no retorno. Shisui no podía vivir sin mí, y yo tampoco pero... Era mejor estar lejos, tan lejos en un lugar remoto donde nunca volviera a saber de mí, regresar a vivir con mi hermano no sería la solución, en sí quedarme con mi familia y cubrirme con el velo de la actuación toda mi vida que seguía sin poder recuperar la memoria no lo era, prácticamente sería vivir fingiendo que soy otra persona, y esa idea tampoco me gustaba.

El ayer que olvidé ━━ 𝘚𝘩𝘪𝘴𝘶𝘐𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora