Cuando sueño, mis pensamientos son vacíos. Cuando intento ir un momento hacia atrás, todo se transforma en un abismo oscuro y sin fin. Y cada que veo su rostro afligido... No hay registro de él, ni de todas las cosas que él aseguró como verdaderas...
Un día. Era el tiempo que faltaba para que Itachi volviera a casa conmigo, al final todos lo habíamos aceptado así, hasta el mismo Itachi lo había hecho a duras penas, pues para él eso todavía no lo terminaba de convencer, y eso que ya habíamos estado hablando durante unos cuantos días, él conociéndome a mí y a sí mismo.
Me había esmerado mucho en dejar todo impecable, la mayor parte del tiempo era Mikoto la que se hacía el aseo, incluso a veces también Fugaku le ayudaba, pero yo no lo hacía, pues era yo quien se la pasaba casi todo el tiempo metido en el hospital, y más cuando Itachi se había animado a hablar un poco más conmigo, eso me subía bastante el ánimo, que él se viera tan interesado en su propia vida, a veces por igual también me ponía triste cuando al final del día le hacía la pregunta de si había recordado algo, pero siempre decía que no.
No quiero admitirlo, pero hay ocasiones en las que eso me desespera y frustra un poco, pero siempre trató de contenerme y no llegar a dejar salir lo que en verdad eso me hace sentir, son sentimientos un tanto complicados.
Los padres de Itachi ya se habían ido hace unos días de mi casa, todavía no regresarían a Japón por esta cuestión, por lo pronto se quedarían a dormir unos días en un hotel no muy lejos de mi casa, podrían visitarnos cuando quisieran, luego tendrían que volver, porque tampoco podían quedarse mucho tiempo en Estados Unidos, ellos tenían una vida al otro lado del mundo, y ya habían estado demasiados días aquí por el accidente del mayor de sus hijos, por supuesto, eso también les había costado un buen de dinero, yo y Sasuke les llegamos a ayudar con eso, pero llegaría el punto en el que lamentablemente ya no podría ser así.
Estaba muy emocionado, y al mismo tiempo tan temeroso, dejé todo completamente limpio, en especial la habitación que solía compartir con Itachi, por lo pronto sería solo él en aquel lugar, obviamente no podíamos dormir juntos a menos que en algún momento, con el pasar de los días él llegara a acceder, pero la verdad no creo que eso suceda pronto, por eso arreglé aquel cuarto de manera que solo quedaran sus cosas ahí dentro, como su ropa y demás pertenencias, lo mío lo saqué y lo coloqué en uno de los sillones de la sala, pues no había algún otro lugar donde los pudiera tener por una temporada, luego iría a comprar algún mueble para poder tenerla ahí.
También dejé todo demasiado accesible, para que Itachi pudiera ir descubriendo por su cuenta cuando él lo quisiera, al menos esas fueron las indicaciones que me dio su doctor, y sobre todo, evidencias de que él alguna vez estuvo conmigo o con las personas que recientemente había visto sin reconocer sus rostros, como alguna que otra fotografía, tenía varias puestas en marcos, era imposible que no las viera aunque fuera una vez.
Todo estaba preparado, y finalmente ese día llegó.
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Decir que se sentía nervioso era poco, sus manos temblaban, sus brazos, en general todo su cuerpo lo hacía, y no podía dejar de hacerlo porque resultaba algo involuntario, su cuerpo actuaba por su propia cuenta, le tenía muy estresado que eso fuera algo visible, que todos lo llegaran a notar, no quería que fuera así, ya debía de tenerlos muy preocupados, lo veía en sus rostros.
