XIX: Desde aquel día

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Recuerdo la impotencia que me corroía aquel día.

La tristeza en carne propia más intensa de lo normal.

No me molestó que me haya dado el no, un poco tal vez que lo haya hecho sin nada de tacto, o por todo el tiempo que lo esperé tumbado en la cama aguardando por una disculpa suya que no llegó en ningún momento de la noche, era un enojo más grande hacia mí mismo.

¿Por qué se lo pregunté si ya sabía lo que pensaba respecto a la adopción?

Lo hablamos en un punto de nuestro matrimonio y aún así me aferré a la idea de que podría cambiar de parecer.

En aquel entonces dije que aceptaba ser solo nosotros dos por el resto de nuestras vidas, y estaba bien porque nos amábamos demasiado que parecíamos no necesitar nada más, que nunca existiría un vacío más el que estaba dentro de mí, y sin más rompí mi promesa, volví a proponerlo como todo un descarado.

Cuando el sonido de la televisión se detuvo y escuché sus pasos viniendo hacia la habitación, me sentí al borde del llanto, esa vez no quise que Shisui viera una de mis escenas, ya había tenido suficiente de ellas, así que mostré la cara que se supone debería tener. La de un esposo enojado.

━Vete, ni pienses que dormirás conmigo esta noche ━no sé si fue la seriedad con la que lo dije, o que ni siquiera me haya molestando en mirarlo a la cara, pero no hizo nada por convencerme.

Como normalmente ocurriría.

Él también tenía sus límites, era una persona a la que también podían herir con palabras, quizás no quise aceptarlo porque era mucho más fuerte que yo emocionalmente, fue una costumbre que estuviera para mí cuando lo necesitaba, pero creo que yo... No estuve tantas veces para él siendo que sus momentos malos no han sido tan amplios, por eso no supe cómo manejar la situación.

Solo tomó sus cosas, no me dirigió la palabra, tampoco se sentó a un lado de la cama, no me tomó del hombro ni me dijo, "hey, te parece si lo hablamos con más tranquilidad".

Por algún motivo tampoco esperé que lo hiciera cuando ya se había comportado lo suficientemente frío desde que le hice la propuesta.

Y me lo tenía muy bien merecido.

Mi soledad en aquella cama matrimonial se sintió inmensa, pero me sirvió exclusivamente para sobre pensar y sabotearme a mí mismo con ideas negativas, también para llorar, y replantearme si de verdad merecía tener a un hombre como Shisui en mi vida.

Él me había amado hasta el momento sin ninguna condición, con todo y mis demonios internos que él ya había visto cara a cara, y a los cuales ya se había enfrentado, en cambio yo...

Al día siguiente no me sentí de humor para tratar de solucionar las cosas, y deduje que Shisui tampoco, fue el desayuno más silencioso de todo nuestro matrimonio, de verdad nadie dijo nada, y fue lo más incómodo que había vívido a su lado desde que lo conozco.

Los cubiertos haciendo batallas con la comida era el único sonido, de vez en cuando lo oía suspirar pesado, recargaba su cabeza sobre sus manos y volteaba la vista hacia afuera, como si en el mismo paisaje de todos los días pudiera encontrar algo interesante, nunca me volteó a ver, pero yo sí lo hice, con un rostro molesto, creo que también una parte de mí pensaba que era un idiota.

Los días después de ese fueron sumamente difíciles, pues nos seguimos tratando con la misma indiferencia, y ninguno de los dos hacía nada por ponerle un alto.

Dejamos de charlar después del trabajo, o de tener una conversación normal, éramos peor que extraños, nos convertimos en aquello a lo que siempre temimos.

El ayer que olvidé ━━ 𝘚𝘩𝘪𝘴𝘶𝘐𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora