Capítulo 32 - Nueva vida

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Cam, Johanna, Javier, Mel y Fede estaban emocionados, la niña era el vivo retrato de su padre. Se notaba la semejanza aún cuando la pequeña tenía unas horas de vida y a todos los conmovió. Era innegable que la presencia de Gabriel flotaba en el aire, el amor tan grande que había compartido con Virginia había creado otra vida, una vida que prolongaría su existencia misma, que a la vez, le daba consuelo a todos los que aún lo amaban y extrañaban.

Johanna y Javier lloraron mucho esa madrugada, abrazaron a Vir, le agradecieron por el hermoso milagro que había traído al mundo y luego se retiraron a descansar. Vir le pidió a Cam que sus amigos vinieran al día siguiente porque estaba muy cansada aparte, no los iban a dejar pasar al área de maternidad fuera del horario de visitas. Cam le dio un beso, avisó a todos y se fue a descansar con sus padres. Mel cuidaba a su hija que no podía moverse las primeras horas y seguiría con un suero que contenía medicación hasta el primer control de la mañana. Fede tenía a la beba en brazos, se acercó, le dio un suave beso en la frente a Vir y le dijo:

- Siempre te he querido como a una hija, te he visto sufrir un dolor terrible y renacer poco a poco de las cenizas, no podría estar más orgulloso de vos, decime que me vas a regalar el honor de que ésta dulce belleza me diga abuelito

Vir lo miró con ternura y le dijo:

- Por supuesto que sí, no podría ser de otra manera, "sos su abuelito", por lo que veo, va a ser una malcriada

- ¡¡Eso no lo dudes!!

Más tarde esa noche, Vir estaba tranquila y con una sensación de paz que la embargaba, envuelta en amor, mirando a su niña en la pequeña cunita al lado de su cama, mientras su mamá estaba sentada en el sillón al lado de ella viendo televisión. Fede había ido a buscar comida para ambas con Ger, quien había decidido quedarse en el hospital junto a su sobrina, por el tiempo que estuviera ingresada. Vir estaba en calma hasta que vió asomar a Gimena en la puerta y comenzó a gritar:

- Ya mismo te vas de acá, no quiero verte

- No Vir, esperá, yo simplemente quiero disculparme no imaginé que algo así fuera a suceder... ehh

- ¡TE VAS!

Mel quien ya sabía todo lo ocurrido intervino:

- tranquila hija, yo me encargo, por favor, señora, váyase de acá, no generemos una situación desagradable en el hospital.

En ese momento Federico apareció en la habitación, apoyó las bolsas con comida en una mesa frente al sillón y se interpuso entre las chicas y Gime, en tanto le pedía que no insistiera y se marchara. Mel tomó el teléfono de la habitación para llamar a seguridad, pero German ingresó y se la llevó.

Mel no contenta con la situación, pero muy segura de sí misma, buscó al policía de la entrada a maternidad y le contó del ataque y ahora acoso por parte de la mujer, quién valiéndose de ser médica del hospital había logrado llegar a la habitación de Vir, por lo cual procedieron a buscarla para llevarla a la comisaría a prestar declaración.

German y Gime en tanto, discutían:

- ¿Vos vas a elegir a esa mocosa antes que a nosotros?

- No es ella o nosotros, podemos tenerla en nuestra vida, ¿qué te ocurre? Por dios no te reconozco

- Odio a la malcriada de Vir, le sale todo bien, ¡debió morirse!

- ¿Te parece? Perdió a su marido, criará una niña sola, yo la veo admirable y la adoro

- ¿Qué crees que harían ella y Gabriel si fuera al revés? ¡Me dejarían sola!

- Jamás mi hermano te abandonaría ni a mi hijo, que es exactamente lo que voy a hacer con Roma

La distancia que nos separaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora