Capítulo 37 - Presentaciones

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Durante la estadía del británico, mientras Virginia trabajaba en su huerta, él se acercó a ella y le dió conversación. Vir estaba toda sucia, luchando con unas cebollas de verdeo, él le contó que tenía su propia huerta orgánica en su hogar y que podía ayudarla a mejorar la suya, dándole algunos consejos de su aprendizaje.

Vir lo escucho y le agradeció amablemente las recomendaciones, entonces, inesperadamente Charlie le pregunto:

- ¿Por qué no te agrado?

- No es así Sr. Hudson

- Charlie por favor

- Simplemente no sé quién es Ud. realmente

- Ohh bien, sos capaz de bajarle el ego a cualquiera

Vir sonrió divertida y le dijo:

- Ok, empecemos de nuevo, mi nombre es Virginia Evans mucho gusto

- Hola soy Charlie Hudson, dijo él con una amplia y perfecta sonrisa

- Podés decirme Vir

- Llamame Char

- No me malentiendas, se quién sos, desde que llegaste me lo han contado alrededor de 15 huéspedes, solo que eso es tu profesión, lo que quería decir sin mucha elocuencia, es que no te conozco realmente

- Entiendo, eso puede solucionarse

Conversaron amablemente, hasta que dos chicas lo buscaron para ir a una excursión por la zona, que habían pactado realizar. Él un tanto incomodo se despidió de Vir, pidiéndole que lo acompañara a cenar. Vir declinó amablemente la invitación.

- Oh bien ¿ puedo pedirte un favor al menos?

- Te escucho, respondió Vir

- ¿Puedo usar más tarde el caballo blanco y marrón, al menos eso?, le dijo poniendo cara de niño rogando por un dulce

- Si por supuesto, es mi yegua, se llama Mar, sé gentil con ella

- Así será, dijo pícaramente Charlie mientras le guiñaba un ojo, despertando una sonrisa en Virginia

Al atardecer, Vir se bañó, luego se puso un vestido tejido suelto de color claro, botas cortas negras y pantimedias oscuras, estaba hermosa. Bajó a su oficina, tras lo cual, llegó un huésped holandés a hablar con ella. Era un hombre de unos 57 años, bien vestido, visitante regular, normalmente educado, que manejaba perfectamente el español. Solía concurrir por negocios con varios colegas, Virginia creía recordar que era abogado. Inmediatamente se levantó para atenderlo antes de que ingresara y dejó la puerta abierta. El hombre la tomó por sorpresa diciendo:

- Buenas tardes, Virginia, quiero pedirle que me acompañe esta noche

- No gracias, Sr. Lewis, lamentablemente no puedo

- ¿Por qué no?

- Porque no puedo, lo siento, Virginia nunca fue una mujer de dar muchas explicaciones.

Inesperadamente, el hombre no se tomó muy bien la negativa y le dijo molesto:

- Ah, ya veo; ¿ Ud. es de las perras engreídas que solo se hacen desear y no se hacen responsables?

- ¿De qué está hablando? Voy a ignorar su ofensivo comentario, si se retira ya mismo de mi oficina, en nombre del olor a alcohol que tiene, pero por favor váyase ahora mismo

- No lo haré dijo y tomó con fuerza a Vir del brazo sin que ella pudiera zafarse fácilmente

Al estar la puerta abierta Charlie escuchó parte de la incómoda conversación e ingresó a la oficina. Cuando el Sr. Lewis lo vió soltó inmediatamente a Virginia de su agarre. Charlie tranquilamente tomó a Vir de la cintura y le dió un cariñoso beso en los labios para luego decir:

La distancia que nos separaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora