[Nando x Leo] Amor Entre Épocas

Abrazarte...

Leo miraba la ventana del cuarto, cómo los niños corrían por aquella zona, con flores en sus manos, globos o chocolates.

Secando sus ojos y sintiendo un inmenso vacío en el.

El día de las madres...

Salió de su casa ignorando a todos, en busca de sus amigos. Al estar a unos metros de la casona observó a Xochitl, quien se encontraba con el fantasma de su madre a punto de ingresar a la gran casa.

Hoy será esa fiesta...

Pensaba en el camino, cortando unas flores en el bosque deseando volverla a ver.
El camino hasta el cemento se hizo eterno, sus lágrimas recorrían sus mejillas, cantando en voz baja la canción de cuna, que solía cantarles a ambos.

Sentándose a un lado de su tumba y la de su padre, enredando las flores armando una corona para su madre y dejando una rosa carmesí en la tumba de su padre. Nando ya estuvo aquí, pensó ojeando un ramo de flores en ambas lápidas.

Su voz era temblorosa platicando de sus aventuras y la gente que logro salvar.

Se detuvo con un nudo en la garganta, ya no podía hablar.

Lentamente se reincorporo, saliendo de aquel lugar de regreso al pueblo. Con una leve sonrisa seguía su paso por las calles, todos estaban organizando las cosas para el evento, incluso la panadería ya tenía muchos encargos.

A varios pasos del local su hermano cargaba una bolsa de harina, en el suelo había algunas cajas y decidió ayudarle con eso.

Nando se acercó a él, tomando una caja y las dejaron a un lado, suspiro aliviado por terminar.

N:-le sonrió- gracias chisguete. -sacudiendo tiernamente su cabello.-

L:-le sonrió- de nada, Nando.

Siguieron trabajando en el negocio, sin poder ocultar su tristeza, disimulando ante los clientes. Doña Toñita y Dionisia salieron a Veracruz por unos días, a celebrar aquel día con sus familiares.

Las horas seguían pasando con lentitud, cada tanto miraban el reloj y los hijos con sus madres, los hacían sentirse extraños.

Faltando media hora, los hermanos San Juan se encontraban en la parte del fondo del local, sentados y el silencio se apoderó de todo.

Así pasaron unos segundos, hasta que la campana anunciado un cliente lo rompió.

Leo se dirigió al mostrador, aquella mujer de vestimenta lila y cabellera castaña.

L:¿Que vas a llevar?. -pregunto indiferente, ante la ex del mayor.-

A:-Adela lo miro confundida.- el pedido de esta mañana. -entregándole aquel paquete, la joven le sonrió levemente.- ¿Estás bien?

L:-asiente- gracias por preocuparte

A:-le sonrió- de nada

Siempre le daba propina al menor ya que la ayudaba con sus estudios, está vez le dió un poco más de dinero y se retiró del local con el pedido entre sus manos.

Leo cerro la panadería y guardo sus monedas, dirigiéndose a la sala donde el mayor se quedó enfrente de una foto de sus padres en una mesa de luz.

Lentamente se acercó, tomando su mano.

N:¿Quieres ir a la fiesta del pueblo?

Miro a su hermano, quien tenía la vista en aquella foto. Quedándose en silencio unos segundos.

L: está bien...

Salieron de la casa hasta la plaza del pueblo, Nando lo ojeaba cada tanto, el menor miraba a todos lados, los juegos, músicos y comida llamaban su atención.

Sintió como lo tomo de la mano llevándolo hacia los puestos de dulces, no puso ninguna resistencia y con el dinero que recibió, compro un algodón de azúcar para ambos.

N:-le sonrió- gracias chisguete

L:-le sonrió- de nada, barbòn

La campana sonó anunciado las 10 PM, la gente se reunió, los organizadores les entregaron una vela encendida, a algunos niños, en su mano y con la otra, sosteniendo la de su madre. El mayor sostuvo la de Leo, quien tenía una en su mano.
Los músicos comenzaron a tocar una balada especial, los niños colocaron aquella vela en un altar con flores a su alrededor.

Simbolizando a las madres que se encontraban presentes y las que no.

Federico Hernández se acercó al micrófono, dedicando unas palabras a los presentes.

F: agradezco mucho a todos los que están aquí y nos acompañan en este momento, nuestros músicos tocaran una canción especial, para un baile de madres e hijos

Unos niños chocaron contra el menor, dándose la vuelta con molestia.

Martin y Agustín molestaban a los hermanos San Juan, desde pequeños hasta el momento.

M:-molesto-¡Fíjate, que no eres invisible!

L:-molesto-¡Y tú no eres ciego!

A:-con voz burlona- vámonos, nos espera mamá

N:-molesto- vete con tu mami, COBARDE

Grito un poco por el ruido y salieron de ese lugar con una expresión de desánimo, las risas de burla desaparecían poco a poco con la música y los fuegos artificiales.

L: quiero irme a casa... -susurro por lo bajo, con lágrimas en sus ojos.-

N:-suspira- si, vámonos de aquí..

Comenzaron a caminar, las calles estaban vacías en aquella zona y los brillos de la luna llena junto con los fuegos artificiales, iluminaron todo a su paso. Leo se dirigió rápidamente a la habitación, el mayor se quedó en la sala sentandose en el sillón, quitándose su pañuelo entrelazó sus manos alrededor de sus cabellos.

El menor sollozaba en silencio abrazando fuertemente la almohada, hasta que el llanto de su hermano, lo paralizó.

Bajo rápido las escaleras observando como su hermano lloraba con rabia y dolor. Sus gritos desgarradores lo hicieron estremecerse.

¡Nando...!

Levantó la vista con pánico, su hermano iba hasta el con los brazos abiertos, dándole la señal que quería un abrazo.

Lo abrazo con fuerza, acariciando su cabello.

L: gracias, Nando...

N:¿Por qué?.. no puedo hacer nada bien

L: por estar aquí..

N: te quiero, Leo..

L: te quiero, hermano..

Aquellos gritos se desvanecían, estando en los brazos del otro, sabían que esos días eran una tortura para ambos.

Esa tortura se desvanece al abrazarlo

Pensaban los dos sin poder soltarse o decir algo, pasaron las horas y Leo se quedó dormido. Nando lo miro con una leve sonrisa, cargando lo en sus brazos.

Lo acomodo en su cama y lo abrazo, sintiendo la pesadez en los ojos, su hermano se empezó a acurrucar contra su pecho, dándole un beso en la frente, cayendo en un sueño profundo.

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Gracias por leer ✧｡*ﾟ+