[Nando x Leo] Amor Entre Épocas

El reencuentro

La lluvia había acabado, el sol se distinguía entre las colinas iluminando las rocas con sus tonos anaranjados y amarillentos.

Leo seguía observando a la familia del chupacabras perderse a lo lejos, mientras los soldados realistas se encargan de los heridos y buscando los cuerpos de los fallecidos en el monasterio.

Teodora mirándose en el espejo del celular, al distinguir a Nando en la multitud. Sacando de sus pensamientos al menor, de tanto perfume que se rocío encima.

Sin hacer caso, se alejo de ella. Aún dolido por la confesión de su hermano, temblando del frío y aliviado por seguir vivo.

La pelirroja se quedó atónita, al notar que el mayor la esquivo y corrió hasta él. Un conjunto de emociones cruzaron su cabeza, generando un sentimiento inexplicable.

N: Leo. -fue lo único que salió de la boca de Nando, quien abrazo a Leo, sin importar que los soldados lo vieran.- Creí que te perdería. -sentía los brazos de su hermano enredados en su espalda.-

L: Me alegra mucho verte... -hundió la cabeza en su hombro.- Pero aún estoy enojado contigo. -con seriedad lo miro. Nando solo pudo sonreír.-

N: Lo se y tienes todo el derecho de estarlo. -admitió derrotado.- ¿Te duele mucho?. -preocupado, por su ojo hinchado y el golpe en la mejilla.-

L: No, ¿A ti te sigue doliendo la cabeza?. -Nando negó, envolviendo los brazos alrededor de su hermano, quien correspondió avergonzado.-

Teodora grababa aquella escena, sabiendo que los molestaría en algún futuro...

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Fernando logro salir del portal, visualizando a Leo levantarse del suelo y correr a el nuevamente.

N:¡Ya déjalo, déjalo!. -lo sujeto con fuerza, poniendo nervioso al contrario.-

L:¡Suéltame, Fernando!. -exclamo enojado.- ¡Mis amigos me necesitan... -sus ojos se dilataron y el portal se cerró.-

N:¡Ellos estarán bien!, Tenemos que irnos. -se separó un poco.- ¿Estás llorando?. -su agarre perdió fuerza y Leo se soltó bruscamente.-

L: No perderé el tiempo contigo. -cortante, caminando en dirección a la casa de Beatriz.-

Nando miro atrás de reojo. Nunca había experimentado la sensación de morir o perder a alguien importante... Cosa que Leo lo vivió varios años.

Sus cambios de actitud...

Las decisiones rápidas en momentos desesperados...

Arriesgando su vida, por salvar a otros...

Era un lado de él, que nunca se imagino que llegaría a tener.. ni que podría gustarle.

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Llegó dónde estaba su hermano, junto con dos monjas, mientras Rupertino abrazo a su hija y su futura esposa.

N: Chisguete... -susurro, colocando la mano en su hombro.-

L: No me llames así... -apoyando la cabeza en su pecho, sintiendo como entrelazó los brazos alrededor de su cuello.-

N: Lo siento, hermano. -se centro en observarlo, a comparación de Leo, quien miraba el suelo desanimado.-

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Siempre tuve está idea en mente, la reacción de ambos luego de finalizar la batalla contra el chupacabras y el Charro Negro.