Quiero arruinar nuestra hermandad

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Incluso entre tantas peleas, algún que otro griterío, no negaron aquel sentimiento que aumentaba con el tiempo. Desde aquel día al verse tras la reja. Sentirse celosos de ver al otro con otras personas y el corazón acelerado de tenerse cerca.

El verano llegó a Puebla, los San Juan disfrutaban de los últimos rayos del atardecer, observando el agua cristalina mezclarse entre tonos anaranjados y amarillentos, entre las rocas junto con el agua.

Ambos adolescentes, se encontraban en el suelo sobre una lona, sintiendo la brisa cálida, seguido de algunas gotas que recorrían sus cuerpos.
Mirándose a los ojos, un tanto sonrojados.

L:¿Quieres ir otra vez, antes de irnos?. -con una leve sonrisa-

N:-le sonrió- Claro.

Se reincorporaron, caminando a paso algo lento entre la corriente, estando a la altura de la cintura sintieron el agua helada a diferencia de su temperatura corporal. Sin esperar nada Leo se sumergió, mientras que Nando seguía acostumbrandose al agua. Pasaron unos segundos hasta que salió respirando algo agitado y acomodando sus cabellos.

Quedándose sin palabras de ver su rostro sonrojado, las gotas de agua que se deslizaban por sus labios, mechones de cabello seguido de su piel morena, volteó a ver a su hermano, quien se paralizó e inmediatamente se dió un chapuzón. Los movimientos del agua le dieron a entender que se encontraba cerca y rápidamente salió sujetando su cintura, atrayendo lo más cerca.

L:¿Que haces?.-le sonrió coqueto, sujetando los hombros del más alto.-

N: no lo sé, ¿Tu que crees?. -susurro, sonriendo pervertida mente, acercándose a su rostro.-

Bastaron unos segundos para que ambos unieran sus labios en un beso apasionado. Dejándose llevar, sumergiéndose en lo profundo juntando bastante sus cuerpos.
Los movimientos en las piernas de Leo formaron un bulto en su traje de baño, mientras sus manos se deslizaron lentamente de la cintura a sus caderas.

Separándose por falta de aire, las respiraciones de los morenos se mostraba agitada, el menor soltó un leve gemido sintiendo a Nando mover la pierna rozando su entrepierna. El agua les impedía moverse, acto que Nando lo cargo en sus brazos y salieron unidos en un beso. Dejándose caer sobre la lona. La luz de la luna se posaba en ambos, iluminando con sus hermosos brillos todo a su alrededor.

Bajando con una de sus manos, recorría su cuerpo e introduciendo la dentro de su traje frotó su miembro, Leo dejaba escapar gemidos y jadeos. Cerrando los ojos, disfrutando aquel momento.

L: aah~ Nando~.

Observando al menor con suma atención, sus mejillas coloradas, sentir su cuerpo caliente contra el suyo, sus piernas temblorosas y escucharlo gemir su nombre, lo exitaba.

N: podría escucharte así, toda la noche~. -susurro en su oído y bajo hasta la clavícula, repartiendo besos, chupones morados y rojizos y mordidas.-

Marcando su territorio. Lentamente retiró su traje de baño, tirando lo lejos y aumentando la velocidad.

L: aah~ m-me corro~ ¡Aahh!~. -acabando en su mano, entre abrió los ojos intentando moderar su respiración.-

Ojeaba a su hermano lamerse los dedos, provocando que se sonroje aún más.
Uniéndose en un beso lento y suave, Nando lo subió encima de el, arqueando la espalda para que pudiera retirar el suyo.

Ambas siluetas se volvieron una disfrutando de ese lugar, aquel encuentro íntimo para los dos.

Nuevamente coloco a Leo debajo de el posicionando los dedos en su boca, estando húmedos los retiró e introdujo en su entrada.
Lentamente los retiró, posicionando su miembro.

L: mgh~ N-Nando~ . -jadeo al sentir como su miembro lo rozaba.-

N:-se acercó a él quedándose a pocos milímetros de su rostro.- Eres mío~.

Tomando las caderas del menor, penetrando lo de manera suave, notaba sus piernas temblorosas moverse sobre el suelo y sus muslos en sus caderas. Araño su espalda.

N: mgh~ e-estas estrecho~ aah~.

L: aah~ so-solo cállate~ ¡Aa ah~!.

Gimió ante las primeras entoscadas, Leo arañaba la espalda de Nando, dejando marcas en su cuello.
El calor se apoderaba de ambos, los gemidos y jadeos de los adolescentes eran llevados por la brisa, en aquella oscuridad que envolvía sus cuerpos.

L: aaah~ q-quiero más~ aahhh~.

Grito entre gemidos, el castaño mayor aumento la velocidad embistiendo al contrario bruscamente, vapores de calor se mezclaron entre sus respiraciones agitadas.
Leo arqueaba la espalda, ante las mordidas y el cuerpo de su hermano chocando contra el suyo.

N: mgh~ Leo~ ¿Quieres más?~ aah~.

L:¡S-siii!~ aaah~.

Llevando la mano a su miembro, frotándolo de arriba a abajo algo rápido, sintiéndose completamente exitado al aumentar la velocidad. Embistiendo más rápido al menor, oyendo entre gemidos su nombre, sus paredes estrechas ajustarse a su pene, era hipnotizante.

Su climax se acercaba, unieron sus labios donde sus lenguas peleaban entre si y las entoscadas se tornaban más profundas. Sujeto con ambas manos la cadera de Leo, mientras esté enredo las piernas y brazos a su alrededor, para acabar. Llenando lo con su escencia mientras el menor se corrió en sus estómagos.

Dejándose caer en el suelo agotados y agitados, Nando se separó un poco observándolo cómo lo abrazaba suavemente aún con el cuerpo tembloroso, salió de el repitiendo besos en sus mejillas seguido de sus labios.

El mayor lo acostó contra su pecho, mientras cubría sus cuerpos con unas toallas, acomodando la cabeza en su brazo cómo almohada y el otro abrazando al menor por la cintura. Leo entre abrió los ojos, acomodándose a su lado mirando al más alto con sus ojos iluminados por los brillos de la luna.

N: descansa Leo.

L: buenas noches, Nando.

Dándose un pequeño beso, se acurrucó contra su pecho, abrazándolo por la espalda. Pasaron unos segundos y los San Juan se quedaron dormidos, felices por los sentimientos encontrados.

[Nando x Leo] Amor Entre Épocas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora