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Los días fueron pasando y junto a ellos, la amistad de ambos jóvenes se fue tornando más fuerte.

La mayor parte del día, Jisung se la pasaba en el taller de Minho, estaba seguro que su madre no permitiría su amistad con alguien de la clase obrera, y por ello es que aquella habitación era su cuarto seguro.
A veces platicaban cosas sin sentido; otras ocasiones hablaban de historias que habían escuchado; o había días en que simplemente se quedaban en silencio, cada uno sumergido en su propio mundo pero disfrutando de no hacerlo en soledad.

El olor a cereza de Jisung y la calidez que parecía desprender Minho creaban un ambiente confortable y hogareño que calmaba y envolvía a ambos jóvenes.

A Han le encantaba cuando el mayor tomaba la iniciativa de contar algo, porque eso significaba que se estaba abriendo ante él y no había nada más satisfactorio que sentirse amigo de alguien.
Claro que en su vida estaban Felix, Chan y Hyunjin pero muchas veces con ellos no podía abordar temas específicos por problemas de confianza; no lo malinterpreten, es solo que tenía miedo del qué dirán.

Y realmente le alegraba conocer un poco más del castaño, aunque sólo supiera que vivía solo desde muy temprana edad y que su único apoyo había sido su fiel amigo Changbin, no conocía a aquel hombre pero le agradecía secretamente por haber cuidado tan bien de Lee. Y es que éste se expresaba de una manera tan linda de su amigo que demostraba el impacto positivo que había dejado en su vida.

Jisung estaba fascinado con su nueva rutina, conocer a alguien tan joven como lo es Minho le encantaba. Estaba tan acostumbrado a convivir sólo con gente mayor que se estaba apagando sin saber, tenía platicas aburridas y de temas que a él no le gustaban pero que se habían hecho tan cotidianas que se volvieron rutinas sin saberlo; podía asegurar que no recordaba ni la mitad de aquellas conversaciones.

Pero con Minho no se sentía así, se sentía libre y en comodidad. Tal vez el castaño no era el más platicador pero notaba el esfuerzo que hacía por seguir sus conversaciones y no dudaba que en poco tiempo podrían bromear como buenos amigos o que lo acompañaría en todas sus hazañas cómo tanto había escuchado.

Minho por su lado, se sentía centrado por primera vez en su complicada vida. Estaba tan acostumbrado a estar solo que había olvidado lo sanador que resultaba compartir un poco del peso de las preocupaciones que lo martirizaban.

Jisung era alguien tan explosivo y alegre que parecía pintar todo de un color amarillo a su paso. Incluso a él. Siempre estaba sonriendo, haciendo bromas y hablando; no había nada que lo parara.

Y aunque en un inicio toda esa avalancha de brillo lo asustó, ahora no se veía solo en la oscuridad de nuevo.

Se estaba acostumbrando demasiado a la comodidad que el menor le proporcionaba y a la forma en que su sentimiento de vacío parecía desaparecer cuando estaba con él. Y por ello quería mejorar, ser más amigable y platicador para que el menor no se sintiera excluido. Quería cambiar para bien, por él, por Jisung.

Aquella tarde Jisung tenía una presentación en un nuevo cabaret llamado God's Menu, dónde solo iba lo mejor de lo mejor.
El lugar era atendido por los mejores chef's, preparando sus más exquisitos platillos y sirviendo sólo las mejores bebidas.

Su madre había insistido en llevarlo ya que era una grandísima oportunidad para Jisung y su carrera pues iría la gente más adinerada del país y tal vez habría alguno que se interesara en la voz de su hijo y quisiera impulsarlo hacia la fama. Hacerle abrir sus alas.

Pero aquel sueño era todo lo contrario para Han, sabía el tipo de ambiente que le esperaba. Señores alcohólizados votando grandes cantidades de humo en un lugar cerrado y con poca luz.

𝐻𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 ~ 𝑀𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora