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La luna llena se alzaba majestuosa en el firmamento, su luz plateada derramándose sobre el claro del bosque. En la penumbra, la figura de Minho temblaba, luchando contra una fuerza desconocida que lo envolvía. Sus huesos crujían, distorsionados mientras su cuerpo cedía a una metamorfosis incontrolable.

Su desnudez revelaba el contorno de músculos que se expandian y contraían, adoptando una nueva forma salvaje. Garras afiladas emergían de las manos, y su rostro se transformaba en una mezcla de humanidad y bestialidad. Sus colmillos saltaron de aquel hocico alargado y goteante por la fuerza empleada. El aullido que escapó de sus labios era un lamento desgarrador, un eco de la lucha interna entre lo humano y lo salvaje.

El pelaje oscuro brotaba de su piel, cubriéndolo como una armadura primitiva. La transformación alcanzaba su punto álgido, con el hombre cediendo ante la bestia que emergía con ferocidad. Los ojos, ahora amarillentos y llenos de una intensidad sobrenatural, se posaron en Jisung transmitiendo una amalgama de desesperación y anhelo de libertad.

La escena se volvía hipnótica y aterradora a partes iguales. Cada músculo del hombre lobo se tensaba antes de liberar una furia desatada. La naturaleza se retorcía y se adaptaba, encapsulando la dualidad de la humanidad y la bestia en una única entidad en la danza siniestra de la transformación lunar.

Una extraña combinación de asombro y horror se apoderó de Jisung al observar, con ojos atónitos, la transformación de Minho. La incredulidad inicial se disolvió en la realidad impactante de lo que estaba presenciando. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al darse cuenta de que su amor, con quien compartió risas, secretos y hasta besos, guardaba un oscuro secreto.

Minho era la bestia que observo aquella noche a la lejanía.

Minho era la bestia que tanto le aterraba.

Las piezas del rompecabezas encajaron en su mente, recordando las noches en las que Minho parecía retraído, las excusas evasivas para evitar salidas bajo la luna llena. Una mezcla de asombro, miedo y una pizca de traición se reflejaron en sus ojos mientras observaba cómo la humanidad de su amante se desvanecía ante la bestia que emergía.

La dualidad de emociones lo embargó: por un lado, la revelación desafiaba las leyes naturales y la lógica, y por el otro, el temor hacia lo desconocido se apoderaba de su corazón. Las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta, incapaz de expresar la complejidad de lo que estaba experimentando.

El rostro de Minho, ahora transformado en una fiera expresión, buscaba comprensión en la mirada de quien lo descubría. En ese instante, la amistad y la monstruosidad se entrelazan, creando un vínculo tenso y frágil entre la confianza compartida y la revelación aterradora de una verdad oculta.

Jisung retrocedió de aquella reja que encerraba a su amor dirigiendo su mano hacía su corazón desbocado. Un grito amenazaba con salir de su garganta pero era más su impresión que temía incluso haber perdido la voz al no poder presentar siquiera un quejido de asombro.

Cuando observó al lobo completamente transformado soltar un aullido ensordecedor supo a qué se refería Minho con encerrarlo. Así que con las manos temblorosas corrió hasta la puerta de metal encontrando a sus pies una cadena gruesa que en un inicio pasó desapercibida para sus ojos. Con temor comenzó a pasarla entre las rendijas, buscando transmitir la fuerza necesaria para cerrar la locación de manera correcta. Mientras sus ojos no se despegaba del lobo en el fondo de aquel oscuro y frío lugar.

Tenía miedo, de verdad estaba aterrado. Pero algo dentro de esos ojos amarillos brillaban de tal manera que solo había visto una vez. Incluso en esa forma bestial podía reconocer la humanidad, el temor y la tristeza de Minho.

𝐻𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 ~ 𝑀𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora