El acto terminó horas después, realmente había sido fascinante la forma en que el canto de aquellas personas habían brindado vida a la historia que contaban, tenían más que merecidos todos los aplausos y aclamaciones que recibieron.
Al salir del teatro y ver que la noche aún era muy bella como para regresar a casa tan pronto, los primos decidieron ir a cenar. Así que después de avisar a Mark que aún no querían volver, se dirigieron hacia un pequeño restaurante recomendado por la gente de ahí. Estaba un poco lejos por lo que el jinete se ofreció a llevarlos pero los primos se negaron, querían disfrutar de la frescura del ambiente.
Al llegar, pudieron notar que al parecer era un lugar concurrido; había bastantes mesas ocupadas con elegantes caballeros y emperifolladas mujeres, todos bebiendo de sus copas finas y comiendo sus costosas y extensas comidas. En el aire solo podía escucharse el ruido de los cubiertos y las risas que los comensales dejaban escapar producto de sus pláticas.
Decidieron sentarse en un lugar apartado, lejos del bullicio que el lugar emanaba, simplemente querían poder cenar en tranquilidad. Así que después de un rato, ya sentados en una pequeña mesa en el fondo, se encontraban cenando una deliciosa sopa de crema y un pastel ligero. Platicaban de todo y de nada a la vez, siempre era así, platicas que trataban de cualquier cosa que viniera a su mente. Así después de tal vez tres cuartos de hora y de dividirse la cuenta, volvían a la fresca noche.
-¿Qué te pareció la función Sung?- preguntó Felix mientras caminaban con dirección a su carroza.
-Me gustó muchísimo. La primera mujer que salió tenía una voz demasiado poderosa y desde el inicio hizo que me emocionara demasiado.- Ambos sonrieron, estaba más que claro que había sido una noche agradable; después de pasar tanto tiempo sin verse estaban recompensando el tiempo perdido.
Sin embargo, toda su tranquilidad se vió interrumpida cuando un fuerte grito llegó a los oídos de Jisung
El pelinegro volteó un tanto asustado pero la demás gente no pareció haberlo escuchado puesto que seguían caminando tranquilamente. Justamente cuando Jisung iba a preguntarle a Felix sobre si había escuchado algo, un grito aún más desgarrador, más fuerte, más cercano, se escuchó.
Ahora la gente si lo había presenciado pues algunos comenzaban a correr hacia la última casa de la calle, aquella que colinda con el bosque.
-¿Qué habrá pasado?- preguntó Felix a su lado, podía escucharse el nerviosismo en su voz.
-No lo sé, tal vez intentaron robarle, ¿deberíamos ir a ver?
-No creo que sea buena idea Sung, que tal y nos pasa algo. - Y aunque su sentido común gritaba que hiciera caso a Felix, los constantes gritos y lamentos que retumbaban en el ambiente orillaron a Jisung a caminar hacia su dirección.- ¡hey no me dejes!- Escuchó las pisadas rápidas de Felix detrás de él y segundos después lo sintió llegar a su lado.
Caminaron algo inseguros, viendo la gente de alrededor cuchichear bajo, asustados y nerviosos. Cuando pudieron llegar hasta el círculo que rodeaba a la persona herida, había tanta gente que ni siquiera dejaban verla bien. Todos trataban de ayudar o sólo enterarse del suceso pero lo único que lograban era que el ambiente fuera tenso. Estorbaban y no ayudaban en nada.
En cierto momento, el señor que se encontraba delante de Jisung se retiró mientras gritaba que podía prestar ropa, acto que dejó paso libre a los ojos de Han hacia la imagen que no abandonaría sus pensamientos en mucho tiempo.
Una joven mujer estaba en el suelo, su ropa estaba desgarrada. Traía consigo lo que parecía ser una pequeña manta pues al parecer la parte superior de su vestimenta había sido arrancada, así que utilizaba aquella tela para cubrirse. En la parte inferior, en sus zapatos, podía notarse un poco de lodo y suciedad, por lo que al inicio podría parecer que se trataba de un caso donde la chica había sido atentada sexualmente, tal vez un intento de violación. Pero entonces un hombre le ofreció una botella de agua y todo el terror comenzó.
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𝐻𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 ~ 𝑀𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 🍁
Wilkołaki"Y ahí estaba de nuevo. Con su postura encorvada, sus grandes colmillos, sus orejas picudas, su respiración de bestia, su pelaje asqueroso, sus garras afiladas, sus ojos brillantes y su hambre insaciable. Su sed de sangre. Aquella noche, era luna l...