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El sol se filtró por aquellas cobijas desgastadas y delgadas. Jisung se removió molesto por ser despertado. Al mover sus extremidades buscando refugiarse de la luz, se dio cuenta que seguían entrelazadas. Sus piernas atrapadas entre las de Minho mientras sus brazos rodeaban la espalda contraria. Su respiración le agitaba suavemente el cabello debido a que estaba levemente más abajo que el mayor.

Sus mañanas siempre eran fastidiosas. Odiaba cuando era despertado porque no quería iniciar otro día. Sin embargo, esta vez amó experimentar su mañana, despertar y ver dormir al chico a su lado, luciendo tan tranquilo y en paz, sin ese gesto de tristeza que solía rodearlo.

Lo sintió removerse, quedando fascinado cuando observó en primer plano como sus ojos se abrían y acoplaban lentamente a la luz del lugar. Su corazón se agitó cuando lo miró fijamente y ese brillo peculiar apareció en sus orbes, dándole una mirada cargada de amor.

-Hola.-Saludo el mayor en un susurro, apretando sus brazos con fuerza alrededor de la fina cintura contraria mientras volvía a cerrar sus ojos levemente.

-Buenos días.- Respondió el menor, cerrando los ojos de igual modo y acurrucandose en el pecho contrario, dejándose embriagar por esa tranquilidad que amaba sentir junto al mayor.

Sin embargo, su felicidad se vio interrumpida cuando escuchó a lo lejos el suave menear de la carroza de Mark y luego un relincho de Crow. No debía presionarse porque sabía que su jinete podría esperarlo el tiempo que quisiera, incluso si el menor no salia del lugar hasta el anochecer, pero el problema es que Irene podría entrar a su habitación y descubrir que no estaba ahí.

Sabía que su madre nunca lo visitaba en las mañanas, ni siquiera para desayunar, siempre era algún empleado el que iba por él, no obstante, sabía que debía marcharse lo más antes posible, aún cuando no quería hacerlo. No podía bajar la guardia, Irene aún lo controlaba, aún lo vigilaba.

El destino era incierto así que se dedicó a saborear y amar su presente. Con Minho a su lado todo estaba bien así que separando su mano libre tomó el rostro contrario y lo jalo para besarlo suavemente, siendo correspondido al instante y con la misma pasión.

Se separaron después de un par de minutos, ambos con los labios rojizos y sus mejillas calientes, pero sobre todo con una sonrisa enorme en el rostro. Jisung no quería romper la atmósfera pero sabía que debía hacerlo, antes de irse tenía que dejar una cosa en claro.

-Min... cuando la próxima luna llena llegue ¿qué haremos? Falta poco y el tiempo pasa rápido, además de que las cosas parecen ir en nuestra contra y cada vez más obstáculos se interponen en nuestro camino.

-Tu no haras nada Sung, yo me encargaré de mi situación como siempre, me encerraré en la cueva. Prometo ser muy cuidadoso y notar si alguien me sigue, además de buscar algo con lo que trabar la reja para no romperla. No quiero que salgas esa noche, estaré tranquilo sabiendo que estás bien y a salvo.

-Eso es demasiado peligroso y lo sabes Minho. La gente ya sabe donde suele merodear aquello y no dudarán de buscar en el bosque como primera opción. Yo también necesito saber que estás bien para poder estar tranquilo.- Vio a Minho querer protestar así que se adelantó, abrazando con fuerza al mayor.- Ya te he dicho que no estás solo, yo puedo ayudarte y lo haré. Buscaré lugares en los que puedas quedarte y no logres lastimar a otros o lastimarte a ti mismo.

Minho dudó pero terminó asintiendo con una sonrisa sincera.

-Solo si me prometes que esa noche no saldrás. Me diras la direccion dias antes y yo iré solo, necesito saber que tu estas bien dentro de tu casa.

-Bien.- Terminó aceptando a regañadientes, no era el trato más justo pero era algo.

Recostado sobre su pecho se dedicó a escuchar el palpitar contrario, grabandolo en su memoria como su melodía favorita, mientras que con su dedo delineaba el pecho del mayor, amando la electricidad casi imperceptible que surgía con su tacto.

𝐻𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 ~ 𝑀𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora