𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐚, 𝐔𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚. "𝑻𝒐𝒃𝒊𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑺𝒆𝒏𝒋𝒖" © [EDITANDO]

Stay.

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— No, no me voy a quedar aquí.— Dije levantándome y saliendo del refugio para entrar en la mansión e ir hacia el arsenal.

— Kyomi, no tienes opción. Si te dejamos ir Tobirama nos matará, no tanto a mi porque Hashirama se entrometería, pero lo mataría a él por mi.— Seguí buscando las armas y colocándomelas en mi ropa en cada lado que puedan estar.

— No y no hablaré más del asunto. Yo voy a luchar sea como sea.— Escuché el gruñido de frustración de Mito.

— No puedes dejar a Tobirama solo.

— Lo haré, así lo protegeré.

— Estás siendo egoísta, Kyomi.

— Puede que Tobirama sea un poco más fuerte que yo, pero puedo hacerlo.

— No piensas y ni siquiera has mencionado a tus hijos. ¿Dónde dejas el hecho de que no puedes arriesgarte en fuerza, chakra y tú físico?.— Me detengo en seco.

— Los protegeré también...

— Crees que eres inmortal, Kyomi. Eres una Uchiha, una terca, orgullosa y fastidiosa Uchiha.

Me giro molesta.

— ¿Y tú?, ¿Por qué no mencionas el hecho de que si estuvieras en mi lugar harías lo mismo, ah?, ¿Acaso no tenías a esa bestia que posees cuando estabas embarazada?, estoy bastante segura de que si.

— Mi bestia amaba mi embarazo y por eso me compartía más de su fuerza en esos momentos, no la podía domar en ese entonces como ahora, pero se doblegó ante mi embarazo, no tienes quien te comparta más fuerza de la que ya posees, solo lograrías consumir del chakra sincrónico de tus hijos y eso los debilitaría a ti y a tus hijos y pueden hasta morir en tu vientre, ¿ya me entiendes?

Palidezco ante lo que me dice y recuerdo las palabras de aquella estupida Mashiba. "Mamá oso no puede pelear ni excederse o se mueren las fuentes de energía".

— De todos modos yo...

— De todos modos tú no vas.— Esa voz gruesa y varonil hace que un escalofrío me recorra dorsalmente y me haga voltear por inercia. No sé cómo un hombre puede verse tan sexy aún cuando le sucede lo que sea.

— Tobi..

— Los dejaré solos.— Tobirama le asiente a Mito y ella se va cerrando la puerta tras ella y dejando un silencio sepulcral en esta habitación.

— Y-yo pensé que..., me tenías muy...— Agacho la cabeza siento mis ojos acumularse con ese gran líquido que detesto querer derramar y me pican logrando que sean libres de mis ojos.

Tobirama avanza hacia mi y se me acerca, desciende despacio hasta quedar a nivel de mi vientre y me abraza haciendo que yo acaricie su suave y hermoso cabello albino y llore sin parar.

Estupidas hormonas.

— Jamás, escúchame bien, jamás los abandonare ni a ti ni a mis hijos, no les voy a faltar.— Levanta mi franela despacio hacia arriba y besa con delicadeza mi vientre colocando su palma y sintiendo la pequeña energía interna de mis hijos.— Estoy seguro que serán bastante fuertes.— Sonríe orgulloso.