Especial.

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— ¡No, ven aquí!.— Rugía un Tobirama exhausto y corriendo a gran velocidad se encontraba persiguiendo a uno de sus hijos, el más revoltoso.

Ese era Genji.

— No creí que viviría para ver esto.— Decía Hashirama mientras reía al observar cómo su hermano estaba claramente irritado por uno de sus hijos.

Genji era como yo, claramente se le notaba lo desafiante, curioso y atrevido que era. ¿Qué puedo hacer? Su madre no es el mejor ejemplo ya que ha heredado eso de mi, pero puedo intentar apaciguar esa manera o sino a su padre le dará un infarto y no vivirá para contarlo.

— ¡Que vengas aquí joder!.— Gritaba Tobirama enfurecido.

— Ña, Ña, Ña, Ña, Ña.— Decia Genji mientras le hacía muecas a su padre que ya no estaba para juegos.

— Genji, basta. Ven.— Le digo colocándome seria y veo como mi hijo se le borra su alta felicidad y camina cabizbajo hacia donde mi. Observo a Tobirama que lo observa incrédulo y yo sonrío.— Si tu padre te dice algo, debes obedecerlo. No puedes faltarle a tu padre ni hacer que recorra todo el bosque tras de ti de esta manera, ¿De acuerdo?.— Mi hijo asiente lentamente.— ¿Qué debes hacer?

— Pedirle disculpas a papi.— Dice haciendo mohín y yo asiento y le hago señas con la cabeza de que vaya.

Lentamente se aproxima hacia Tobirama cabizbajo, mi hijo es precioso, es tan tierno, es idéntico a su padre, pero tiene los ojos altamente como los míos y un sharingan el cual me alegra saber que lo ha heredado. Sin embargo, Eiji no ha heredado mi poder ocular porque es el que más se parece a Tobirama, son dos gotas de agua completamente.

— Lo siento, padre. Solo jugaba.— Dice mi niño mientras dirige su vista hacia otro lado y se sonroja un poco.

Ambos de mis hijos tienen ciertas similitudes, como por ejemplo, no les gusta sonrojarse pero evidentemente no pueden impedirlo, es natural.

— Podemos jugar, pero no hagas que me dé un infarto. Estoy viejo, hijo.— Tobirama lo toma en brazos y se lo coloca en su cuello cargándolo extrañamente así. Se aproxima hasta a mi y me toma de la mano.— Vamos, preciosa Uchiha.

Caminamos hacia la mansión y al llegar veo a Eiji sentado en la entrada mirándonos con el ceño fruncido.

— Me dejaron otra vez.— Dice mi hijo claramente molesto con su ceño fruncido tal cual su padre.

¿Acaso no tienen gestos míos?

— Es que siempre te quedas dormido, mi amor.— Le digo aproximándome a él y apretujándolo conmigo a lo que él gruñe, lo lleno de besos y su pequeño sonrojo sale a flote y ladea su cabeza para evitar más besos de mi parte y que vea su carita sonrojada.

Tobirama inunda mis oídos con su gruesa y ronca risa al observar a nuestro hijo y darse cuenta de mis pensamientos al ver que lo miro anonada.

— Se parece mucho a ti.— Le digo a Tobirama viendo a mi hijo con ternura y observando cómo Tobirama se sonroja a la par.

No les gusta mucho las muestras de cariño porque se sonrojan y odian sonrojarse, pero son las cositas más hermosas del mundo cuando lo hacen.

𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐚, 𝐔𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚. "𝑻𝒐𝒃𝒊𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑺𝒆𝒏𝒋𝒖" © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora