A la mañana siguiente, Steve le preparó el desayuno al menor, a quien había costado despertar. Comieron en silencio, ambos inmersos en sus propios pensamientos.
Harrington estaba nervioso. ¿Qué era aquello de la noche anterior? Que él supiera, no habían animales capaces de poseer unos ojos rojos tan brillantes. Esa criatura no había hecho ningún ruido en cuanto le vió, ni siquiera se escucharon las hojas de los arbustos cuando esta me marchó en un parpadeo.
Estaba preocupando. ¿Y si era algún bicho del otro lado? Descartó inmediatamente la idea. Los portales estaban cerrados y en su casa no había hecho ningún ruido fuerte como para llamar a una de esas cosas.Dustin se levantó llamando su atención. Fue a dejar el plato ya vacío y los cubiertos al lavaplatos.
Steve hizo lo mismo para después subir a su habitación para cambiarse el pijama a ropa de calle.
Salieron de la gran casa hacia el coche del castaño, donde fueron rumbo a la casa del de gorra.—Si necesitas más apoyo, sabes que puedes contar conmigo cuando quieras, ¿verdad?— el menor asintió sin despegar la vista de la venta a su lado viendo pasar los árboles y casas hasta que el auto se detuvo y bajó del vehículo —Cuídate, Henderson— dijo a través de la ventana del conductor con el cristal bajado —¡Y empieza a relacionarte con los demás!— gritó por último mientras el de pocos dientes entraba a su casa siendo recibido por su amorosa madre quien cargaba en brazos a su felino.
Steve arrancó el auto nuevamente y fue hacia la Family Video Store, donde Robin le saludó alegre al verle entrar al local.
Después de todo lo que habían vivido no podían permitirse dejar el trabajo. Buckley necesitaba el dinero y Harrington no quería pasarse el día entero encerrado en su solitaria casa. Además de que si dejaba de trabajar su padre se enfadaría muchísimo, se quedaría sin herencia y si le pillaba de buenas tal vez le obligaría a trabajar en la empresa familiar. También se quedaban allí para poder tener a alguien con quien hablar y abrirse ante los fuertes sucesos que vivieron juntos. Al principio ambos requirieron de apoyo emocional y esas horas de trabajo les otorgaron el tiempo necesario para animarse mutuamente. Sin embargo, Robin no tenía idea de que Steve todavía no se perdonaba por la muerte del metalero.
Fue hacia la trastienda para colocarse el chaleco verde para empleados y salió viendo cómo su amiga atendía a un cliente tras el mostrador. Cuando este se fue, la chica volteó a verlo.
—¿Que tal esta mañana? ¿Has podido dormir?— preguntó algo preocupada.
—Más o menos. Henderson llegó anoche a mi casa buscando apoyo emocional y se quedó a dormir.
Omitió lo de la misteriosa criatura. Quizás no era nada o quizás su paranoia. No quería preocupar a su amiga sin antes estar cien por ciento seguro de que aquello podría ser una amenaza.
—¿Salió de su casa?— preguntó asombrada y el castaño asintió —¿Él durmió bien?
—Como un bebé— respondió haciendo reír a la chica.
Un nuevo cliente entró y tuvieron que dejar su charla a un lado para atenderlo a él y a los siguientes que llegaron el resto del día.
Cuando su turno finalizó, se despidió de Robin y volvió a su casa.
Esa tarde, cuando ya comenzaba a anochecer, Steve estaba disfrutando de un programa de televisión mientras comía patatas fritas en su gran sofá. Estaba de lo más cómodo que podía en la abrumadora soledad de su hogar hasta que dejó de estarlo.
Tenía la sensación de que lo observaban. Como si una mirada se le estuviera clavando cual estaca.Tragó en seco, y bajó el volumen de la televisión esperando poder distinguir algún sonido que no fuera normal.
Silencio absoluto. Solo lograba escuchar su propia respiración. Giró su cabeza hacia los ventanales a su lado esperando algo, y lo volvió a ver. Estaba ahí, mirándolo atentamente entre los árboles.
Steve mantenía la mirada en esa cosa, aguantando las ganas de parpadear. Tenía miedo de que si llegaba a cerrar los ojos aunque fuera una milésima de segundo, se fuese a ir. Era una batalla de miradas, la cual Harrington perdió al sentir sus ojos resecos y lágrimas asomándose por el esfuerzo. Se frotó los ojos con los puños y cuando volvió a mirar hacia el el bosque, ya no estaba.
Resopló fastidiado mientras echaba la cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá, mirando al techo.Debía sacar alguna evidencia de aquel ser si quería hablar de ello con los demás. Quizás su capacidad cerebral no le permitirá relacionar aquello con algo natural y necesitaba ayuda de los niños para calmarse y averiguar si eso era algo por lo que preocuparse.
Una idea se le vino a la mente.
Al día siguiente, el castaño fue a casa de los Wheeler.
Karen saludó alegre al joven dejándolo pasar. Preguntó si venía por su hija y este asintió. La mujer llamó a la chica y esta bajó las escaleras enseguida, sorprendiéndose al ver al contrario. La señora Wheeler los dejó solos en la entrada de la casa.—¿Qué haces aquí? No me malinterpretes, me alegro de verte, pero se me hace raro. Más aún a estas horas— dijo algo confusa.
Y era comprensible. No hablaban desde lo que había sucedido. Ni siquiera se pusieron en contacto por teléfono como lo habían hecho con los demás. Y eran las siete y media de la tarde.
—Necesito un favor.
—¿Que necesitas? ¿Ha pasado algo?— preguntó un poco preocupada y el chico negó rápidamente.
—¿Tienes... alguna cámara de fotos que me puedas prestar? De esas de foto instantánea. Seguro que tienes alguna, ¿no?
—¿Para qué necesitas una cámara instantánea, Steve?— preguntó divertida la chica mientras se cruzaba de brazos.
—No preguntes, ¿pero tienes alguna?
—Si, en mi habitación. Espera aquí— le indicó antes de girarse y subir las escaleras.
Volvió en poco rato y le extendió el objeto, tomándolo en sus manos. Le agradeció —No me la rompas— dijo por último como despedida.Harrington llegó a su casa, colocó la cámara en una pequeña mesa a un lado del sofá en dirección hacia el ventanal y se sentó entre los cómodos cojines mientras se hacía el dormido. Su plan iba bien y reprimió una sonrisa triunfante en cuanto logró sentir aquella pesada mirada.
Extendió lentamente el brazo hacia la cámara e hizo la foto.Steve pudo jurar haber oído un leve "mierda" venir del bosque.
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SWEET BLOOD [Steddie]
FanfictionHabían perdido a Eddie Munson. O eso pensaban todos hasta que Steve comenzó a tener la constante sensación de que alguien le observaba en la oscuridad de las noches. ! El dibujo de la portada no es mío !