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Ya han pasado dos meses desde aquella cena, en donde Madara casi deja viudo a Izuna por haberle quitado su "inocencia" a su pobre hermano menor.

Recordar aquello le resultaba divertido, pero también le hacía recordar que ya llevaba 6 meses viviendo en Los Angeles, valla que el tiempo pasaba volando.

Ha su pequeño Obito ya le comenzaban a salir sus dientes de leche. Y estaba realmente feliz por ello, aunque también triste por no poder pasar tanto tiempo con su hijo, no es que no quiera estar con él, es solo que su trabajo no se lo permitía.
Desde que hizo unos arreglos con su jefe para que pueda administrar una de las cadenas de hoteles Japonés en Los Angeles, todo fue muy pesado para él.
Tomó esa decisión para poder apartarse del dolor que le hacía estando en Japón, aunque eso no podría pasar porque cuanto más quieras olvidar el dolor más se intensifica.

Por ello, finge ser feliz cuando no lo está, finge no estar cansado para estar con su hijo, cuando realmente se cuestiona si vale la pena seguir en esta tierra.

Yue negó lentamente y su mirada se volvió sería y terminada.
No tiene caso seguir pensando en el "suicidio" tiene un hijo, al cuál debe proteger. Sabrá sobrellevar mejor las situaciones y hará a su hijo feliz, porque eso fue lo que le prometió en silencio a su difunta esposa.

-Tengo que ser fuerte por él- se dijo a si mismo.

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Mientras tanto en la residencia Uchiha Senju

-Parece que se te agotaron las ideas- dijo un hombre con ropa China muy anticuada, mientras atacaba con su espada a la mujer frente a él.

La mujer esquivó el ataque y uso como "escudo" un abanico, haciendo que la espada lo atraviese y de un ágil movimiento ella le quitó la espada.

-No del todo- dijo aquella mujer apuntando le. -¿Listo Mushu?- le preguntó a su fiel amigo.

-Vaya, esa mujer si tiene ovarios para enfrentarse le- dijo el azabache con una pizca de orgullo.

-No creí que la película fuera tan increíble- mencionó un moreno el cuál cargaba un bebé que aplaude feliz por la explosión proyectada en dicha película.

-Hashirama aún no acaba- le miró con obviedad y se asombró por la explosión. -¿Ves? Ya no me dejaste ver cómo explotaba el pendejo ese- dijo enojado y cruzando los brazos.

-Pero ni siquiera te tapé los ojos Maddy-

-¡Cállate!- y en un abrir y cerrar de ojos el castaño tenía un aura depresiva a su alrededor. Ah Obito, aunque no entendiera lo que pasaba, le parecía divertido las expresiones que daba el moreno.

Ahora la escena se encontraba en donde el emperador de China le reverencia a aquella joven muchachita, seguido de los demás pueblerinos.

-Si esa mujer realmente existiera y si yo no fuera doncel y fuera hetero, claro que sí me casaría con ella- dijo Madara con seriedad, dejando mudo a Hashirama.

-Maddy, ¿Enserio me dejarías en otro universo?- preguntó temeroso el castaño.

-Supongo que si existieran más "universos" además del nuestro, te apostaría a que en más de uno, tú y yo no estamos juntos Hashi- terminó de hablar señalando se entre los dos.

-Pero Maddy, yo no sabría vivir sin ti- su voz se quebró un poco y una pequeña lágrima resbaló por su mejilla. El azabache relajó su expresión y sonrió un poco.

-Apuesto a qué si podrías hacerlo- le limpió aquella lágrima traicionera. -Pero de ser así, me alegro mucho que por lo menos estamos juntos aquí y ahora- aquellas palabras venían acompañadas de una sonrisa, una sonrisa que solo podía compartir con su esposo.

Mi vida nueva junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora