DAYMÁN
La serenidad me invadió, normalmente sucede por estar en mi lugar seguro. El mar, la playa y todo lugar que relacionado con el agua son mi motor de vivir. Por unos minutos me quedé así, flotando, sintiendo, disfrutando de las olas chocar contra mi cuerpo, del sonido y las sensaciones cálidas. Luego estaba boca abajo, estirando mis brazos, hundiendo el izquierdo, para después quitarlo y sumergir el derecho. Mi fuerte al nadar era el lado izquierdo, porque aumentaba el ritmo, es mi lado más recurrido, en sí, soy zurdo. Nadar es mi pasión, por eso continúo nadando una y otra vez sin parar hacia mi destino. La cuestión era, cuándo se acortaría el camino, cuándo llegaría a un final. Por eso me detuve en medio del mar y me fijé que había en la lejanía, allí pude observar una pequeña isla y a Adrián en ella. Parecía esperar por mí, porque me hacía señales con las manos para apurarme.
Entonces continúe, está vez iba a por él. Así me tardara todo el tiempo del mundo, no podía detenerme. Fue como si hubiese ingerido un montón de azúcar y se me subiera la presión por la manera en que mi corazón se hallaba latiendo. Si rompía el límite me daría taquicardia. De igual modo, sentía una gran necesidad de llegar junto a Adrián que parece esperar por mí o está pidiendo ayuda. Cualquiera de las dos opciones me generaba angustia. Se oían rayos en el cielo, fije mi vista en Adrián y me frustre al ver como la isla se encontraba más lejos. Eso no era posible, cuando hace momentos estaba más cerca. Con molestia nade más rápido, pero no era posible alcanzar a mi ángel. Los rayos aparecieron otra vez, y junto a ellos una voz que me llamaba desde el cielo.
Daymán
Daymán
¡Daymán, despierta!
NARRADOR OMNISCIENTE
—¿Qué? ¿Qué pasó? —se levantó aturdido, quitando el cubrecama hasta sus pies. Los sueños de Daymán fueron perturbados por su querido hermano.
—Por mi puedes dormir todo el tiempo del mundo, pero —enfatizó—. Debes comer algo, ya son las 3 punto 15 de la tarde.
—¿Qué haces aquí, Riso? ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué me duele mucho la cabeza? —dijo al sentirla pesada, junto a una sensación de mareo.
—Marcus te dio una pastilla al medio día, pero no creo que lo recuerdes. Estabas soñoliento —dijo camino a la puerta—. Ya va siendo hora de que te levantes como dije son las 3 punto 15.
—Deja de dar la hora así —se quejó y se dejó caer de espaldas en la cama—. Ya sabemos que eres el genio de los cálculos, por favor no me atormentes más.
—¡Ja! —exclama indignado, ingresa nuevamente a la habitación—. Sin mi hubieses reprobado la preparatoria.
—Si hermano, te agradezco todo, pero no me atormentes más con eso —tomó asiento y se descubrió por completo las sábanas—. Detesto los números.
—Pues ten cuidado, puedes tener problemas por eso.
—Claro. ¿Tan tarde es? —pregunta viendo el reloj a su lado—. Tuve un sueño extraño y me interrumpiste Riso.
—Si te pasaste la hora del almuerzo, pero dime ¿Qué soñaste? —tomó asiento en la cama.
—Estaba en el mar, nadando.
—Como un pez en el agua —bromeó, pero se sorprendió al ver su seriedad.
—Si —afirmó—. Y luego estaba Adrián.
—¿Quién es Adrián? —nunca escuchó el nombre de ese jovencito en su vida. Nunca salió el tema de un novio en la boca su hermano, por eso fue extraño oírlo.
—¡Oh mierda, Adrián! —se levantó deprisa para desvestirse, primero la remera, luego los pantalones quedando en bóxer.
—¿Qué haces? —se vio sorprendido por el comportamiento de su hermano, su acción fue tan espontánea que no se lo vio llegar.
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Él O Él, No Hallo La Diferencia
RomanceAdrián está a punto de cumplir año y medio de noviazgo junto a su querido Damián, pero últimamente han sucedido varios hechos que le preocupan de su novio, cómo el cambio repentino de su comportamiento y aspecto físico. Como esa vez que lo besó con...