NARRADOR OMNSCIENTE
Daymán arrastró a Adrián a su universidad en plena mañana, tomados de la mano entraron después de mostrar su carnet. Adrián presento su identificación e ingreso como visitante. Los pasillos se hallaban repletos de alumnos enfocados en decorar su vestuario por un día especial. Entre risas se escabulleron, en medio de los alumnos corrieron, y hasta la pileta tras el club de teatro fueron. Una enorme piscina los esperaba sin que nadie los siguiera detrás o los retirara, el resto del alumnado se encontraba en clase y otros se preparaban para la festividad del día.
—¿Te gustaría entrar a la piscina conmigo? —preguntó tomando una toalla de su casillero.
—¿Se puede? —se mostró atento a todo movimiento, la curiosidad por saber que haría su pareja.
—Claro —sonríe en grande, pero decae al escucharlo.
—Solo hay un pequeñísimo problema —se aferró a sus brazos, tratando de protegerse en un abrazo propio.
—¿Cuál? —preguntó para descubrir de saber el motivo.
—No sé nadar —sus mejillas se sonrojan por la vergüenza. Contrario a Daymán que sonrió atrayéndolo en un abrazo cariñoso.
—Joder Nene, esa es la mejor escusa que has dado hasta el momento.
—Ahm... —el rostro nervioso de Adrián no expresaba mentira, sino temor.
—¡Oh, no! ¿hablas en serio? —se sorprende, no se esperaba algo así.
—Si...
—Aún más genial, así podré tenerte entre mis brazos —se entusiasmó—. Ven, te prestaré ropa.
Vestidos con un traje de baño y Adrián con una remera, Daymán fue el primero en tirarse al agua. Previo a ello, se enfocó en el comportamiento de Adrián, parecía no estar seguro de ingresar a la pileta. Se hallaba más concentrado en abrazarse y perdido en sus pensamientos que en su exterior. Por un momento pensó que sería mejor desistir de la idea, sin embargo, le llegó a la mente una mejor. Recordó que su hermano siempre recomendaba terapia de exposición para afrontar los miedos racionales e incluso lo irracionales, como las fobias.
Es una técnica que ayudaría a Adrián.
— Nene... ¿Estás bien?
Llamó al percibir su falta de atención, pudo ver que su mirada estaba fija en la piscina. Incluso se sorprendió por su sobresaltó, luego le sonrió como si nada pasará. Sus acciones dejaban mucho que decir.
—Estoy bien, pero... ¿Qué te parece probar en otro momento lo de nadar? No creo poder, mejor otro día —frotó su muñeca.
—Tranquilo Nene, te aseguro que perderás el temor con mi ayuda —alentó con una gentil sonrisa, tratando de brindarle tranquilidad y confianza—. Además, yo te sostendré en todo momento. ¿Vienes? —le tendió la mano.
Dudó, pero asintió—. Vale... —se sentó en la orilla, sus brazos se enredaron en el cuello y sus piernas en la cadera de Daymán con fuerza.
—Nene te tengo, pero está no es la mejor posición para nadar, debes estar sobre mi espalda, por favor suelta el agarre si... solo un poco —Adrián negó. Sonrió frente a esta faceta un poco inmadura del rubio.
—Vale, veo que... ¿Te gusta aferrarte a mi cuerpo? —le regaló una sonrisa picarona que hizo chillar al rubio por no haberse fijado en la posición, cuando estaba más centrado en la realidad, la de caer al agua. Se moría de miedo por ahogarse.
Buscó otro método para desenfocarlo del miedo. La distracción fue una alternativa eficiente a la que recurrió, lo distrajo con la cercanía de su torso expuesto. Pero no esperó que se alejase de golpe, cayendo y chapoteando en la pileta.
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Él O Él, No Hallo La Diferencia
RomanceAdrián está a punto de cumplir año y medio de noviazgo junto a su querido Damián, pero últimamente han sucedido varios hechos que le preocupan de su novio, cómo el cambio repentino de su comportamiento y aspecto físico. Como esa vez que lo besó con...